Solidaridad en cadena
Un parapl¨¦jico y su familia ayudan a otros con el dinero recaudado para su operaci¨®n
Los peque?os milagros existen. O por lo menos, hay gente que consigue que otros crean en ellos. Es el caso de Pedro Rold¨¢n y su familia. Hace tres a?os, Pedro qued¨® parapl¨¦jico en un accidente de tr¨¢fico. Su pueblo, Mairena del Alcor, recaud¨® 52.800 euros para que pudiese hacer frente a una operaci¨®n que cuesta casi el doble. Hace poco recibieron el dinero de una indemnizaci¨®n que no esperaban y no se lo pensaron dos veces: destinaron el dinero que el pueblo les hab¨ªa dado en ayudar a otros.
Pedro y su familia dieron 30.000 euros a Manuel Carre?o, un hombre que desde hace un a?o tambi¨¦n sufre paraplejia por un accidente laboral. Manuel no encuentra las palabras para explicar el gesto de compa?erismo y generosidad, pero tiene claro que ¨¦l har¨¢ lo mismo cuando pueda. Pedro y Manuel han quedado hoy para conocerse.
El resto del dinero ha sido donado a C¨¢ritas "para que ayuden a quien pueda necesitarlo", dice la madre de Pedro, Manoli. Los cinco miembros de la familia aseguran que no dudaron un instante. ?Una decisi¨®n dif¨ªcil? "?Por qu¨¦ iba a serlo?, Manuel lo necesita para adaptar su casa y nosotros tenemos suficiente para la operaci¨®n, no necesitamos m¨¢s", dice Manoli.
Puede que lo ¨²nico que Pedro lamente es que ahora los medios no paran de pedirle entrevistas. Y asegura con una amplia sonrisa que no le gusta. Bueno, es que delante de un micr¨®fono le dan ataques de risa. Pedro relata el d¨ªa que sufri¨® el atropello con naturalidad, claro que tiene bajones, "uno o dos d¨ªas cada tres meses", explica. Pero es m¨¢s f¨¢cil creer a su madre cuando recuerda que tuvo a todo el hospital revolucionado los nueve meses que pas¨® all¨ª.
Pedro vive s¨®lo y hasta conduce su propio coche. Su casa, una sala di¨¢fana bajo el piso donde vive el resto de su familia est¨¢ adaptado a su movilidad. Ah¨ª mismo tiene los aparatos de ejercicio con los que se entrena cada d¨ªa. Muchos de ellos, han sido fabricados por su padre. ?Qu¨¦ quiere hacer en el futuro? "Jugar al f¨²tbol", contesta r¨¢pidamente. Aunque su hermana Roc¨ªo asegura que ya lo hace, juega de portero y s¨®lo echa de menos poder tocar la corneta con su banda.
Pedro se pone m¨¢s serio al explicar en qu¨¦ consiste la operaci¨®n. "No me aseguran nada, podr¨ªa salir peor del quir¨®fano". La esperanza lleg¨® el d¨ªa que encontraron un hospital, el Egas Mouis en Lisboa, Portugal. All¨ª tratar¨¢n de mejorar su lesionada m¨¦dula espinal con c¨¦lulas de su propia mucosidad. Pero antes, a¨²n le espera un largo periplo. Primero tienen que quitarle las placas de titanio que le ayudan a mantenerse erguido en su "carro" -como ¨¦l llama a la silla de ruedas- para poder pasar las pruebas m¨¦dicas necesarias. Y luego hay que volver a colocarlas. Demasiadas operaciones. "Y dentro de lo malo, ahora no estoy tan mal", dice con resignaci¨®n.
La familia entera insiste en que todo es posible gracias a Mairena, a cuantos les han ayudado. "Y ahora todos a dar ca?a con las c¨¦lulas madre", se despide Pedro.
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