Echevarr¨ªa abre la puerta en Espa?a a la programaci¨®n legal de la propia muerte
La mujer, enferma sin posible cura, se benefici¨® de la ley que permite renunciar al tratamiento
La decisi¨®n de Inmaculada Echevarr¨ªa ha sentado un precedente: es posible, en algunas circunstancias, programar legalmente la propia muerte. La clave est¨¢, seg¨²n la mayor¨ªa de los expertos consultados, en una aplicaci¨®n -extrema, si se quiere- de la Ley de Autonom¨ªa del Paciente de 2002. Esta norma indica que "toda actuaci¨®n en el ¨¢mbito de la salud de un paciente necesita el consentimiento libre y voluntario del afectado", y que ¨¦ste podr¨¢ revocar cualquier permiso anterior. Con estos argumentos, Echevarr¨ªa s¨®lo tuvo que superar barreras burocr¨¢ticas para que le retiraran el respirador.
Aunque el caso de Echevarr¨ªa es excepcional -estaba consciente y sufr¨ªa una enfermedad irreversible y sin cura a la que s¨®lo sobreviv¨ªa con la ayuda de una m¨¢quina- muestra que la ley bien aplicada puede ayudar a una persona a decidir cu¨¢ndo y c¨®mo morir. Pero, seg¨²n coincidieron ayer la ministra de Sanidad, Elena Salgado, portavoces de la Sociedad Espa?ola de Cuidados Paliativos, del Instituto Borja de Bio¨¦tica y otros expertos independientes, lo que ha hecho ha sido, simplemente, pedir que se le aplique la ley, pero en ning¨²n caso una eutanasia.
"Una vez que Inmaculada cambi¨® su petici¨®n inicial [que le inyectaran algo que le hiciera morir] por la de la retirada del respirador, el caso estaba ganado", ha dicho un miembro de la asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente, que la asesor¨®.
La presidenta de la Fundaci¨®n Bio¨¦tica, Dolores Espejo, discrepa: "En este caso no se trata de un tratamiento m¨¦dico sino de una medida de soporte vital. Es evidente que la eliminaci¨®n de una vida es un modo desproporcionado para tratar el dolor, cualquier otra dolencia, o una minusval¨ªa. Tampoco el sufrimiento de una persona justifica su eliminaci¨®n". Es el mismo argumento de otros grupos conservadores, como el Foro Espa?ol de la Familia. "Privar voluntariamente a una persona de alimentaci¨®n o respiraci¨®n que la mantienen en vida es abrir una puerta a la eutanasia", afirmaba en un comunicado.
Pero estas voces discrepantes son minor¨ªa. La mayor¨ªa insisti¨® en que la ley ya preve¨ªa que un enfermo pudiera decidir sobre su vida. "No es eutanasia liberar a la persona del aparato que la mantiene artificialmente, si lo desea, para que la naturaleza siga su curso y act¨²e por s¨ª misma, cuando el proceso de muerte ya es irreversible. Al desconectar a Inmaculada no se abre ninguna puerta a la eutanasia pues todo depende del uso que se haga y del alcance que se le otorgue", dijo la titular de la c¨¢tedra de bio¨¦tica de la Unesco, Mar¨ªa Dolores Vila-Coro.
Una encuesta del CIS elaborada en 2002 indica que un 57,6% de los m¨¦dicos ha recibido peticiones para retirar tratamientos; el 19,5%, para acelerar la muerte, y el 7,8% ha recibido peticiones del enfermo de una dosis letal que le permitiera acabar con la vida. El 59,9% estaba de acuerdo con que se regulara la eutanasia.
Pero Sanidad no va a entrar en ese debate. De momento, su objetivo es desarrollar del plan de cuidados paliativos, que se acord¨® con las comunidades el mi¨¦rcoles. La promesa electoral del PSOE de discutir la eutanasia ha quedado aparcada.
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