Habitaci¨®n
"DESDE QUE los viajes se han hecho c¨®modos", escribi¨® Ernst Bloch en su monumental tratado El principio esperanza, "no llevan ya tan lejos". A continuaci¨®n, el fil¨®sofo alem¨¢n hac¨ªa acopio de noticias hist¨®ricas sobre el desarrollo del turismo ya en los albores de nuestra ¨¦poca para justificar la paradoja citada, pero, nacido en 1885, la primera edici¨®n de El principio esperanza data de 1954, con lo que, de haber actualizado la publicaci¨®n al hilo de su propia experiencia posterior o, no digamos, de haber vivido hasta hoy, con toda probabilidad su afirmaci¨®n habr¨ªa sido que los viajes ya no llevan a ninguna parte.
Menos de un siglo antes de que Ernst Bloch naciese, un joven militar saboyano Xavier de Maistre (Chamb¨¦ry, 1763-San Petersburgo, 1852), cuya fama ha sido siempre oscurecida por la de su hermano mayor, el fil¨®sofo Joseph de Maistre, escribi¨® para s¨ª, en 1794, un delicioso y c¨¢ustico relato titulado Viaje alrededor de mi habitaci¨®n, que ahora ha sido cuidadosamente traducido al castellano por la editorial Funambulista, a?adiendo la semblanza que hiciera de su autor Sainte-Beuve y un posfacio de J. M. Lacruz Bassols. Aunque Bloch sentenci¨® con evidente l¨®gica que el requisito hedonista imprescindible para un viaje es que fuera voluntario, la experiencia del de Xavier de Maistre lo contradice, porque el de ¨¦ste, bien que imaginativo, se fragu¨® durante el mes y medio en el que estuvo confinado, bajo arresto domiciliario, en su propia habitaci¨®n, a causa de su participaci¨®n en un duelo de armas.
"He emprendido y ejecutado un viaje a cuarenta y dos d¨ªas alrededor de mi habitaci¨®n", declar¨® De Maistre al comienzo de su libro dedicado a describir prolijamente todos los detalles de su alcoba, mientras dejaba volar su imaginaci¨®n. Con ello, no s¨®lo cre¨® un nuevo g¨¦nero muy peculiar dentro de la ampl¨ªsima y variada literatura de viajes, en el que luego incidir¨ªan otros ilustres autores, como Georges du Maurier, Jack London y, si se me apura, el mismo Kafka, sino que tambi¨¦n su exacto opuesto: La vuelta al mundo en ochenta d¨ªas, de Julio Verne, publicado en 1872, pero, en realidad, mucho menos moderno, porque el primero era una exploraci¨®n ¨ªntima donde resulta m¨¢s f¨ªsicamente veros¨ªmil: el espacio de un diminuto interior.
Habr¨ªa que a?adir muchas m¨¢s cosas sobre la modernidad del libro de Xavier de Maistre, al final de cuyo recorrido por la inmensidad ¨ªntima, confesaba no haberse sentido nunca m¨¢s claramente como un ser "doble", anunciando con ello los posteriores desdoblamientos de Robert Louis Stevenson, asimismo gran viajero y autor de El extra?o caso del Doctor Jekyll y de Mr. Hyde (1886) y de El Se?or de Ballantrae (1889); pero aqu¨ª ya no nos queda m¨¢s sitio que el de reproducir la frase que escribi¨® Walter Benjamin, casi seguro teniendo en mente a De Maistre entre otros, para describir la querencia interiorista del hombre contempor¨¢neo: "Para el hombre privado el interior representa el universo. Re¨²ne en ¨¦l la lejan¨ªa y el pasado. Su sal¨®n es una platea en el teatro del mundo".
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