?Por qu¨¦ el le¨®n es el rey de la selva?
Muchas trampas acechan al que dirija la mirada ochocientos o mil a?os atr¨¢s. Quien hoy contemple una vidriera, un capitel de esa ¨¦poca, ?extraer¨¢ las mismas informaciones y ense?anzas que el campesino o el cl¨¦rigo medievales? Toda la fecunda obra de Michel Pastoureau, catedr¨¢tico de Historia de la simb¨®lica occidental, parece encaminada a que el lector (incluso especialista) se formule esta pregunta. Para luego contestarla: no s¨®lo el hombre medieval miraba de otra manera, sino que las formas, los colores, los seres representados significaban con toda seguridad algo diferente de lo que hoy significan, y no siempre sabremos qu¨¦.
Una historia simb¨®lica de la Edad Media occidental recorre los grandes n¨²cleos de significaci¨®n del periodo: el animal, el color, el nombre
... Para mostrar c¨®mo se trenzan los temas glosar¨¦ el caso del le¨®n. Compiten en ¨¦l tres tradiciones: la b¨ªblica, la cl¨¢sica grecolatina y la germ¨¢nica. Para la primera, el le¨®n era el animal de los reyes, el que los h¨¦roes ten¨ªan que vencer en combate individual (David, Sans¨®n), y acaba erigi¨¦ndose en s¨ªmbolo de Cristo. Por eso es el rey de los animales (aunque tambi¨¦n los Salmos hablan del "le¨®n malvado", que el Nuevo Testamento compara con el Diablo).
Pero en los bosques paganos de Europa, ya desde Roma, el animal temible con el que medirse es el jabal¨ª. Y el oso, el animal antropomorfo por excelencia (por su forma de andar y legendariamente de copular) es claramente el rey.
Para ensalzar al le¨®n, la Iglesia por una parte identifica al jabal¨ª con el demonio (hediondo, oscuro). Por otra, destrona y ridiculiza al oso (condenado a errar, domesticado, por los pueblos). Pero, ?qu¨¦ hacer con el "le¨®n malvado"? Sus rasgos pasan al leopardo, no el animal real, sino el legendario hijo de la leona y del macho de la pantera, pardus.
El ascenso ideol¨®gico del le¨®n viene acompa?ado de su fortuna iconogr¨¢fica: aparece frecuentemente representado en el Arca de No¨¦ y empieza a formar parte del atuendo de los caballeros. Es el animal m¨¢s habitual en los blasones que desde el siglo XII identifican a familias e individuos. Pastoureau, especialista en her¨¢ldica (su libro divulgativo Figures de l'h¨¦raldique, Gallimard, Par¨ªs, 1996, es una peque?a joya), se?ala que de los blasones diferentes que conocemos -que alcanzan la cifra pasmosa de un mill¨®n-, el le¨®n est¨¢ presente en el 15%.
Tanto en blasones como en policrom¨ªas o adornos, el color es otro elemento simb¨®lico. Breve historia de los colores es un librito de divulgaci¨®n que recalca su car¨¢cter cultural y mudable, contra la percepci¨®n de que cada color tiene un simbolismo "natural". El verde, por ejemplo, era un tinte inestable, para el que hab¨ªa que utilizar procedimientos de fijaci¨®n con frecuencia venenosos. Eso lo convirti¨® en s¨ªmbolo de la variabilidad, del azar, del juego. Los cazadores vest¨ªan de verde, y a partir del XVI en los casinos de Venecia se usaba un tapete verde para las cartas.
Por cierto, la discutida naturaleza del color tuvo consecuencias teol¨®gicas: si era luz, era algo divino, que deb¨ªa manifestarse en las iglesias; pero si era materia, era un artificio agregado. El eco de esta disputa llega hasta los desnudos templos protestantes y los dorados barrocos.
Una historia simb¨®lica...
sedetiene en un aspecto curioso de la coloraci¨®n humana: el pelirrojo. A partir del siglo IX, a Judas se le representa as¨ª, y luego ese rasgo se extiende a otros traidores, desde Ca¨ªn al Mordred art¨²rico. De nuevo, hay una triple ra¨ªz: en la Biblia, Esa¨² o Caif¨¢s son pelirrojos. Lo es Tif¨®n, el enemigo de Zeus; y entre los germanos, el demonio Loki. Pero adem¨¢s una caprichosa etimolog¨ªa alemana llega a interpretar el sobrenombre de Judas, Iskariot (hombre de Cairoth), como ist gar rot: "es todo rojo"...
Los signos de infamia nos llevan a la ¨²ltima de las obras rese?adas. Las vestiduras del diablo. Breve historia de las rayas en la indumentaria es la historia no de un animal, ni de un color, sino de un esquema: el de las rayas. Para la mirada medieval (acostumbrada a leer las im¨¢genes "como un hojaldre", empezando desde el plano del fondo y ascendiendo), la superficie compuesta por franjas de diferente color representa una transgresi¨®n, que se usa para marcar comportamientos desviados: prostitutas, locos, o inferiores: siervos.
Las rayas de la representaci¨®n estereotipada de presos y mayordomos, ?tienen que ver con las de los sirvientes medievales? Las de los pijamas y otra ropa interior, ?conservan alg¨²n eco de usos remotos? ?Y las de los globos y casetas de playa? Las vestiduras
... intenta trazar las rutas que han podido seguir estas marcas de transgresi¨®n, pero con tiento, porque, como concluye el autor: "Demasiadas rayas terminan por hacernos enloquecer".
Es dif¨ªcil transmitir la riqueza de sugerencias de la obra de Pastoureau, y su sano relativismo (lo que es cierto para un siglo y un lugar puede no serlo para otros). Al enlazar los s¨ªmbolos medievales con pr¨¢cticas que se extienden hasta nuestros d¨ªas, proporciona un doble servicio a la inteligencia del lector: hacerle ver las ra¨ªces lejanas de elementos familiares, y alertarle contra la tentaci¨®n de interpretarlas seg¨²n su mirada actual.
Michel Pastoureau. Una historia simb¨®lica de la Edad Media occidental. Traducci¨®n de Julia Bucci. Katz Editores. Buenos Aires, 2006. 396 p¨¢ginas. 29 euros. Breve historia de los colores. Michel Pastoureau y Dominique Simonnet. Traducci¨®n de Mar¨ªa Jos¨¦ Furi¨®. Paid¨®s. Barcelona, 2006. 128 p¨¢ginas. 14 euros. Las vestiduras del diablo. Breve historia de las rayas en la indumentaria. Traducci¨®n de Mar¨ªa Oliver Marcuello. Oc¨¦ano. Barcelona, 2005. 120 p¨¢ginas. 12 euros.
Del bosque simb¨®lico
LOS ANIMALES ben¨¦ficos, como el le¨®n, son presentados de perfil, mientras que los mal¨¦ficos (el leopardo) vuelven el rostro al espectador.
El ser zurdo se consider¨® signo de infamia: adem¨¢s de pelirrojos y rayados, Ca¨ªn y Judas se representan con frecuencia tambi¨¦n zurdos.
La madera (en lat¨ªn, materia) es la materia noble por excelencia. Se la puede trabajar con el hacha, pero la sierra, conocida desde antiguo, se considera diab¨®lica y hasta el siglo XII s¨®lo aparece en im¨¢genes serrando m¨¢rtires.
Las 8¡Á8 casillas del ajedrez ten¨ªan sentido en Oriente (ocho vientos, ocho pilares de la Tierra
...). Hubo intentos de adaptarlos a nuestro sistema simb¨®lico (como 7¡Á7), hasta que se observ¨® que entre Ad¨¢n y Jes¨²s, san Lucas enumera precisamente 64 generaciones
...
La asociaci¨®n del verde con la naturaleza es tard¨ªa: no aparece hasta el Romanticismo.
El 80% de las banderas actuales respeta el c¨®digo her¨¢ldico de combinaci¨®n de colores (nacido en el siglo XII).
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