Terror y fantas¨ªa
El tercer aniversario del 11-M ha discurrido con menos sosiego que el precedente: ah¨ª est¨¢n las noticias de que las soflamas de Al-Zawahiri apuntan a Espa?a y los rigurosos informes policiales. Hasta hace pocos meses, los medios de comunicaci¨®n fieles al discurso oficial repicaban una y otra vez en honor de la Alianza de Civilizaciones y deso¨ªan las reflexiones que avisaban acerca del riesgo. Lo pol¨ªticamente correcto, y de inserci¨®n obligada, era la denuncia de una "islamofobia" aireada en unos informes europeos cuyo contenido ven¨ªa precisamente a poner en tela de juicio, por lo menos en cuanto a Espa?a, la hip¨®tesis pesimista.
Ahora las alarmas han saltado, descorriendo una vez m¨¢s la cortina que trata de impedir la visi¨®n del terrorismo isl¨¢mico, acudiendo al recurso intelectualmente fraudulento a la opresi¨®n econ¨®mica o a la guerra de Irak. Para muchos ambas ser¨ªan, con la cuesti¨®n palestina, las verdaderas motivaciones de una agresividad convertida en causa justa, al apuntar como blancos de los atentados a los pa¨ªses de Bush, Aznar y Blair, los ¨²nicos malos con Israel de esta pel¨ªcula. Muy pronto, sin embargo, el episodio de Legan¨¦s vino a probar a tales progresistas a la violeta que el terror manten¨ªa sus planes de destrucci¨®n con Zapatero vencedor y la inminente salida de las tropas espa?olas de Irak. Hubiera sido l¨®gico detenerse entonces a leer los comunicados, informarse acerca de las ra¨ªces y de los planteamientos doctrinales de Al Qaeda, y a continuaci¨®n, preguntarse por los mecanismos y las solidaridades que favorecieron la gestaci¨®n del acto terrorista. En una palabra, de cara al futuro, m¨¢s all¨¢ de la imprescindible labor policial especializada, dar con los medios para segar la hierba bajo los pies de aquellos islamistas radicales que intentan, no s¨®lo preparar atentados o enviar voluntarios a Irak, sino crear una mentalidad de incomprensi¨®n y odio entre los creyentes, respecto de los valores de nuestra sociedad. Habida cuenta adem¨¢s que en estos ¨²ltimos a?os la invasi¨®n de Irak les proporciona una base inmejorable para difundir, sirvi¨¦ndose de una lectura parcial del Cor¨¢n, una imagen de insuperable dualismo entre su comunidad y Occidente.
Recapitulemos. El terrorismo islamista surge como consecuencia de un rechazo cada vez m¨¢s agudo por parte de sectores influyentes de la sociedad musulmana, frente a un proceso de cambio -opresi¨®n colonial o neocolonial en el caso de Egipto, enriquecimiento por el petr¨®leo en la tradicional Arabia Saud¨ª-, que a juicio de los mismos lleva consigo el riesgo de occidentalizaci¨®n, con el conflicto palestino a modo de factor de legitimaci¨®n. Se trata de un rechazo basado en la diferencia insalvable entre el creyente y el infiel, entre la religiosidad verdadera de la umma y la yahiliyya, la ignorancia asociada a la depravaci¨®n de nuestras sociedades, comparable a la de los paganos mequ¨ªes en tiempos del Profeta, y que como entonces ha de resolverse por medio de la yihad, el esfuerzo b¨¦lico individual y colectivo por la causa de Al¨¢. Los medios no importan con tal de alcanzar el fin, y dada la inferioridad de los recursos militares, el terrorismo se convierte en instrumento indispensable, sin que importen el n¨²mero ni la condici¨®n de las v¨ªctimas. "Son de ellos", explica el hadiz. El mundo se divide en dos partes, la tierra del islam, que deber¨ªa comprender los pa¨ªses perdidos en el pasado (caso de Al-Andalus) y el territorio de guerra, de los nuevos Cruzados. No hay matices ni sirve de nada la Alianza de Civilizaciones. Quien colabore en la ocupaci¨®n de Afganist¨¢n es tan digno de ser atacado como los invasores de Irak. Ceuta y Melilla son dar al-islam lo mismo que Chechenia. No entenderlo y/o negarse a explicarlo a los ciudadanos espa?oles, cae de lleno en una grave responsabilidad por ignorancia voluntaria.
De ah¨ª el componente de amnesia en la reciente conmemoraci¨®n del 11-M. Silencio total en la informaci¨®n sobre Al Qaeda, salvo en el plano policial. En el monumento a las v¨ªctimas, hermoso a mi juicio, una frase dice algo parecido a que "la fantas¨ªa permite superar la realidad", como si se tratara de un anuncio de Disneylandia y no existiera la necesidad de que los ciudadanos, incluidos los dirigentes del PP, tomasen serenamente conciencia del significado del terror.
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