Argelia pone gas a su diplomacia
El Gobierno norteafricano presiona para que el suministrador a Espa?a entre en el negocio de la comercializaci¨®n
El conflicto del S¨¢hara Occidental estaba llamado a ser el asunto estelar en la primera visita de los Reyes de Espa?a a Argelia en 24 a?os. Lo que no estaba previsto en la agenda de la delegaci¨®n espa?ola es que compartiera escenario y protagonismo con los nuevos conflictos por el suministro del gas. En las ¨²ltimas semanas, el Gobierno norteafricano hab¨ªa elevado la temperatura de su diplomacia del gas. Y alcanz¨® su punto de ebullici¨®n el pasado lunes, cuando anunci¨® una subida del precio de una buena parte del combustible que vende a Espa?a apenas 24 horas antes de la llegada de los Reyes a Argel; una decisi¨®n de limitada magnitud econ¨®mica pero de gran impacto diplom¨¢tico. Desde entonces, las autoridades de ambos pa¨ªses y las grandes compa?¨ªas se han conjurado para apaciguar las aguas. Pero los interrogantes sobre la posici¨®n del suministrador clave para Espa?a persisten bajo la superficie de las buenas palabras.
Espa?a es el tercer pa¨ªs del mundo en plantas de gas licuado, lo que alivia su dependencia
La duda primordial es si la creciente presi¨®n argelina podr¨ªa llevar al escenario l¨ªmite para Espa?a de una interrupci¨®n del suministro, a imagen del fantasma que sobrevol¨® Europa central en 2006 por los problemas de Rusia con Bielorrusia y Ucrania, territorios de paso de sus gasoductos. Una incertidumbre que los expertos despejan con rotundidad. "Dudo mucho de que haya riesgo alguno", mantiene Paul Isbell, investigador principal de econom¨ªa internacional del Instituto Elcano. "Ni en los tiempos m¨¢s duros Argelia interrumpi¨® el abastecimiento, no corre ning¨²n peligro, ellos dependen m¨¢s de nosotros que nosotros de ellos", abunda Aur¨¨lia Ma?¨¦, profesora de la Universidad de Barcelona y especialista en econom¨ªa argelina.
Como record¨® esta semana Antonio Llard¨¦n, presidente de Enag¨¢s (el gestor de la red nacional de transporte de gas), la capacidad de presi¨®n de Argelia, con ser mucha, no es la misma que hace una d¨¦cada. Espa?a, que ha duplicado su consumo de gas natural desde 2000, depende totalmente del mercado exterior (es el sexto importador mundial), pero su dependencia est¨¢ m¨¢s repartida que la de Europa central. Mientras casi el 50% del abastecimiento de Alemania corresponde a Rusia, la cuota de Argelia como primer suministrador de Espa?a se ha reducido al 32%. Y a diferencia de Alemania, donde todo el gas llega del exterior en gigantescas tuber¨ªas, el sistema espa?ol est¨¢ entre los m¨¢s flexibles del mundo. Casi un 70% del combustible que se inyecta en la red espa?ola es gas licuado que transportan grandes buques metaneros desde una decena de pa¨ªses (incluido un 5% de origen argelino) y se regasifican en cinco terminales -hay otras dos en marcha-, una capacidad que s¨®lo es superada por Jap¨®n y Corea. Es decir, Espa?a tiene la posibilidad de mitigar en el corto plazo con nuevos contratos de gas licuado la hipot¨¦tica p¨¦rdida de su principal suministrador, una posibilidad al alcance de muy pocos pa¨ªses.
A¨²n as¨ª, el endurecimiento de la posici¨®n argelina ha llenado de preocupaci¨®n a las autoridades y empresas espa?olas. Los 9.000 millones de metros c¨²bicos de gas que llegan por el gasoducto que enlaza con Argelia a trav¨¦s de Marruecos tienen un valor estrat¨¦gico. No s¨®lo por constituir el 27% del abastecimiento, sino sobre todo por basarse en contratos a largo plazo, con precios m¨¢s estables y ventajosos que los del gas licuado, cada vez m¨¢s influidos por el mercado internacional de contratos al contado. La ganancia adicional de 115 millones de euros que pretende el ministro de Energ¨ªa argelino, Chakib Khelil, no es mucha (apenas supone un 0,3% de los ingresos de la empresa estatatal Sonatrach), pero la presi¨®n p¨²blica es un mal precedente.
La delegaci¨®n espa?ola recibi¨® el anuncio con "sorpresa e irritaci¨®n", se?ala una fuente diplom¨¢tica presente en Argel. La delegaci¨®n se quej¨® informalmente ante el Ministerio de Exteriores argelino y por eso, creen, el ministro recogi¨® un poco velas en una segunda declaraci¨®n, el martes, a la prensa internacional. Pero lo de Khelil no es un gesto aislado. La tensi¨®n comenz¨® a subir en febrero tras su entrevista en Madrid con el ministro espa?ol de Industria, Joan Clos. Khelil revel¨® ante los asombrados periodistas espa?oles los temas tratados con Clos: un rosario de situaciones conflictivas entre Sonatrach y las empresas espa?olas que estaban agazapadas bajo el grueso manto de la confidencialidad (ver gr¨¢fico).
La declaraci¨®n de Khelil "responde a una doble l¨®gica, por un lado maximizar los beneficios y, por otro, dar un toque pol¨ªtico", a juicio de otro experto en econom¨ªa argelina, Ivan Mart¨ªn, quien puntualiza que pese al protagonismo del ministro, "la diplomacia energ¨¦tica la lleva el presidente [Abdelaziz] Buteflika, es probable que la idea de lanzar ese mensaje parta de ¨¦l". Para Aur¨¨lia Ma?¨¦, una de las razones del endurecimiento argelino, m¨¢s all¨¢ del deseo de lograr m¨¢s ingresos, est¨¢ en su intenci¨®n de entrar en la comercializaci¨®n del gas en Espa?a, uno de los mercados m¨¢s pujantes del mundo. "Se puede resumir en ¨¢breme el mercado, si no quieres que el precio suba mucho", a?ade.
El Ministerio de Industria ya ha atendido s¨®lo en parte la petici¨®n inicial de Sonatrach, al autorizar la comercializaci¨®n de un mill¨®n de metros c¨²bicos, la mitad de lo que ped¨ªa, lo que abundar¨ªa en el malestar argelino. Pero el Ministerio ha tenido que lidiar tambi¨¦n con las presiones de las empresas espa?olas, atemorizadas ante los efectos de la entrada de un suministrador internacional en el mercado espa?ol. "Como pasa con Rusia, hay que estar atentos a las preocupaciones de Argelia", opina Isbell, "hay que evitar la tendencia a una autodefensa nacional". Para el investigador del Instituto Elcano, la apertura a los suministradores es un "camino que hay que recorrer, pero con cautela".
Cautela es ahora la clave. Tras el estallido diplom¨¢tico con el que arranc¨® la visita de los Reyes, las autoridades argelinas -Buteflika evit¨® incluso mencionar el tema del S¨¢hara en su reuni¨®n con Don Juan Carlos- han evitado echar m¨¢s le?a al fuego. El Ministerio de Industria (su secretario general de Energ¨ªa, Ignasi Nieto, rehus¨® contestar un cuestionario sobre el tema) y las empresas espa?olas contestan otra vez con silencio. Ambos pa¨ªses han vuelto a la discreci¨®n para recomponer una relaci¨®n "estrat¨¦gica", en palabras del Rey. Al menos, por unos d¨ªas.
La 'Gazprom africana'
La evoluci¨®n de Sonatrach, la firma con la que tienen que tratar las multinacionales extranjeras que quieran los hidrocarburos argelinos, recuerda al crecimiento desatado de la rusa Gazprom, la gran suministradora de gas a Europa. La empresa estatal se ha consolidad como la primera compa?¨ªa de ?frica por facturaci¨®n y est¨¢ entre las 12 primeras firmas del mundo en el sector de los hidrocarburos. Su principal fuente de ingresos son las exportaciones, que en 2005 reportaron a sus arcas m¨¢s de 45.700 millones de d¨®lares (34.350 millones de euros), tras un crecimiento de m¨¢s del 45% respecto al a?o anterior.
Su enorme aportaci¨®n de recursos econ¨®micos al presupuesto argelino le convierte en uno de los poderes m¨¢s importantes del pa¨ªs norteafricano. No en vano, los ingresos anuales de Sonatrach equivalen a m¨¢s del 40% del PIB argelino, que ha crecido a una notable tasa del 5% en los ¨²ltimos cuatro a?os.
Los recursos de Sonatrach son la base sobre la que se sustenta el plan de infraestructuras con el que el Gobierno de Abdelaziz Buteflika quiere reconstruir el pa¨ªs tras a?os de conflicto armado con el terrorismo islamista. Este plan Marshall argelino, presupuestado en unos 55.000 millones de d¨®lares, incluye la construcci¨®n de una autopista que cruza de este a oeste el pa¨ªs, la puesta en marcha de una decena de desaladoras, la ampliaci¨®n de la red ferroviaria o la edificaci¨®n de un mill¨®n de viviendas. Es tambi¨¦n una puerta a una mayor presencia de las empresas espa?olas en Argelia, m¨¢s all¨¢ del sector energ¨¦tico en el que Repsol es uno de sus principales actores.
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