La coalici¨®n con Merkel pasa factura al SPD
La gran coalici¨®n, la alianza de Gobierno con la democracia cristiana (CDU / CSU), no le sienta bien al Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD). Sin liderazgo, sin una respuesta adecuada a los desaf¨ªos pol¨ªticos que se presentan en la Alemania actual, con un organigrama disfuncional, el SPD contempla c¨®mo se agranda cada d¨ªa m¨¢s la figura de la canciller democristiana Angela Merkel (CDU), mientras la socialdemocracia no levanta cabeza en los sondeos y sufre una peligrosa sangr¨ªa de afiliados.
El SPD no puede hacer sombra a Merkel, que emerge como la l¨ªder m¨¢s s¨®lida de Europa
Sin liderazgo y sin respuestas, el partido no logra imprimir su sello en la coalici¨®n gubernamental
Los socialdem¨®cratas se hunden en las encuestas y sufren una sangr¨ªa de militantes La canciller democristiana Angela Merkel tiene el respaldo del 75% de los alemanes
Desde que, en febrero de 2004, el entonces canciller Gerhard Schr?der tuvo que tirar la toalla por la resistencia de las bases del partido a su programa de recortes sociales, el SPD ha tenido casi tantos presidentes como entrenadores el Real Madrid de Florentino P¨¦rez. A Schr?der le sucedi¨® Franz M¨¹ntefering, que dimiti¨® un a?o y medio despu¨¦s, cuando la presidencia del SPD no acept¨® al candidato que propon¨ªa para secretario general. M¨¹ntefering acept¨® seguir en el Gobierno de gran coalici¨®n como vicecanciller y ministro de Trabajo, y ejerce sus funciones como quien cumple con un penoso deber, sin que se advierta por ninguna parte entusiasmo y liderazgo. El sucesor de M¨¹ntefering, el primer ministro de Brandeburgo, Matthias Platzeck, elegido por el 99,4% de los delegados al congreso del SPD, dur¨® s¨®lo medio a?o. No resisti¨® Platzeck el estr¨¦s del cargo y tuvo que dimitir. Le sucedi¨® el primer ministro de Renania-Palatinado, Kut Beck, que en las elecciones regionales en 2006 hab¨ªa ganado la mayor¨ªa absoluta.
Beck vive y gobierna en Maguncia, a varios centenares de kil¨®metros de Berl¨ªn, donde pr¨¢cticamente no existe. El SPD se mueve en la gran coalici¨®n con una carencia importante de un l¨ªder que marque las directrices del partido e imprima un sello socialdem¨®crata a la pol¨ªtica gubernamental. Mientras Merkel se pasea con los grandes de la tierra, se besuquea con el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, y se deja masajear en el cuello por el presidente de EE UU, George W. Bush, Beck consagra reinas del vino en alg¨²n pueblo perdido del Palatinado. Su ¨²nica aparici¨®n masiva en los medios se produjo cuando un melenudo y barbudo borracho lo atac¨® en una fiesta popular navide?a y se quej¨® de no encontrar trabajo. Beck respondi¨®: "Si te afeitaras y te lavaras no tendr¨ªas problema para encontrar trabajo". La frase mereci¨® el honor de saltar a las primeras planas. Como aportaci¨®n ideol¨®gica a los desaf¨ªos de la sociedad de la globalizaci¨®n, resulta m¨¢s bien escasa.
En los m¨¢s recientes logros del Gobierno (la subida de la edad de jubilaci¨®n, la reforma del impuesto de sociedades, el alza del 16% al 19% del IVA o los planes de reforma de la pol¨ªtica de prestaciones familiares) no se ve por ninguna parte la mano del SPD. Peor a¨²n, varias de las reformas suponen una carga para los m¨¢s d¨¦biles, la clientela pol¨ªtica tradicional de la socialdemocracia. El ministro del SPD con m¨¢s ¨¦xito en la coalici¨®n es Peer Steinbr¨¹ck, el de Hacienda, quien s¨ª podr¨ªa asumir el liderazgo en el partido. Pero Steinbr¨¹ck adelanta por la derecha a la democracia cristiana con su pol¨ªtica fiscal. La izquierda del SPD le echa en cara que en la rebaja del impuesto de sociedades ha regalado unos 8.000 millones de euros a las grandes empresas, que en los ¨²ltimos a?os han llenado los bolsillos de accionistas y directivos, al mismo tiempo que desped¨ªan a miles de trabajadores a pesar de los ingentes beneficios.El SPD estuvo a punto de darse el gran batacazo en las elecciones generales de septiembre de 2005, cuando los sondeos demosc¨®picos lo situaban en la lona. Una extraordinaria campa?a del canciller medi¨¢tico Schr?der y el desastre de una Merkel ?o?a e inexperta hicieron el milagro de levantar al SPD del 25% en los sondeos hasta un 34% en las urnas, s¨®lo un punto por debajo de la CDU / CSU. Schr?der se fue para ponerse a las ¨®rdenes de su amigo el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, en la empresa del gas Gazprom.
Desde entonces, Merkel se ha convertido en una disc¨ªpula aventajada y ha conquistado a los alemanes. Seg¨²n los m¨¢s recientes sondeos de esta semana, un 75% de los alemanes apoya a Merkel y cada mes crece su aceptaci¨®n popular. Al presidente socialdem¨®crata Beck le resultar¨ªa casi imposible ahora quitarse el tufo de la provincia y hacer sombra a la canciller que se pasea por el mundo y se ha consagrado como la l¨ªder m¨¢s s¨®lida de Europa en estos momentos. Su tradicional enemigo en las filas democristianas, el primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber, ha tirado la toalla, apu?alado de forma artera por sus propios corifeos. Los barones democristianos que gobiernan los Estados federados m¨¢s importantes de Alemania quedaron barridos por Merkel en el ¨²ltimo congreso de la CDU. Por todo esto, el SPD tiene muy dif¨ªcil conseguir una regeneraci¨®n como la protagonizada con Schr?der en las elecciones. Schr?der ya no est¨¢ y Merkel no es la misma.
Desde el batacazo en los pron¨®sticos electorales de 2005, las cifras de los institutos de opini¨®n deben cogerse con papel de fumar. Por si sirviese de algo, esos sondeos registran que el SPD est¨¢ por los suelos. El ¨²ltimo sondeo de la revista Stern le da al SPD un 26% de intenci¨®n de voto, frente a un 34% de la CDU / CSU. El bar¨®metro de la segunda cadena de la televisi¨®n p¨²blica (ZDF) se muestra m¨¢s compasivo con el SPD, al que concede un 32%, frente al 37% de la CDU / CSU.
Aparte de los problemas de falta de liderazgo y de respuestas program¨¢ticas, la socialdemocracia alemana cuenta con un obst¨¢culo nuevo e insalvable. La aparici¨®n e instalaci¨®n en el Parlamento Federal (Bundestag) de un Partido de la Izquierda formado por antiguos comunistas y sindicalistas decepcionados con el SPD. Ahora, el que quiere votar a la izquierda ya no lo tiene que hacer con rechinar de dientes por el SPD y puede hacerlo por un partido que no hace la menor concesi¨®n en el env¨ªo de tropas a Afganist¨¢n o en las reformas sociales a costa de los m¨¢s d¨¦biles. Por la derecha, los electores cuentan con los democristianos, el modelo original, antes que un SPD derechizado.
Si los porcentajes de las encuestas son cifras virtuales, otro dato refleja indiscutiblemente la crisis del SPD: la sangr¨ªa de militantes. El pasado 27 de febrero, el SPD contaba con 556.185 afiliados, 34.300 menos que en 2005, cuando se form¨® el Gobierno de gran coalici¨®n. El SPD se desangra. En 1976, en los d¨ªas de la presidencia de Willy Brandt, las cifras de afiliados superaban el mill¨®n. Desde entonces ha perdido casi medio mill¨®n de afiliados. Durante los siete a?os del Gobierno de Schr?der, entre 1998 y 2005, el SPD perdi¨® m¨¢s de 234.000 militantes.
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