Un relente de fanatismo
En mi ¨²ltima columna sobre una falta de ortograf¨ªa -un humorista sin querer y para su verg¨¹enza hab¨ªa escrito ovispo con v- me permit¨ª una cierta comprensi¨®n hacia los responsables del diario que habiendo visto el error permitieron que saliera publicada la falta de ortograf¨ªa (iba acompa?ada de otra mayor si cabe) por entender que formaba parte de la s¨¢tira. El chiste -para no alargarme- trataba de esa circunstancia tan pintoresca que existe en Espa?a y que consiste en que un Estado aconfesional pague a unos profesores elegidos arbitrariamente por la jerarqu¨ªa cat¨®lica para impartir catequesis en las escuelas p¨²blicas. Estos profesores, designados a dedo, pueden ser despedidos por esa misma jerarqu¨ªa si considera que la vida privada, conocida, de los docentes es poco acorde con la doctrina que imparten. Comet¨ª el error de entender que en el pecado -la tolerancia involuntaria con las faltas de ortograf¨ªa- estaba la penitencia. El error transparentaba opini¨®n. Incluida la del Defensor. Y la reacci¨®n no se ha hecho esperar. Por caridad cristiana hacia m¨ª mismo -la caridad dicen ellos que empieza por uno mismo- s¨®lo transcribir¨¦ algunos de los correos recibidos.
Crist¨®bal Mir¨®, quien afirma que ser¨ªa "decente" publicar su comentario, manifiesta al Defensor "el poco respeto que ha demostrado tenerme a m¨ª, y a cuantos nos sentimos cristianos, por permitir, como es habitual y cobarde en su peri¨®dico y en alguno m¨¢s, insultarnos con los chistes que publican y con sus comentarios. Digo que es muy cobarde lo que ustedes hacen, porque lo que no tienen son 'huevos' para meterse con el islam. Usted, se?or m¨ªo, no es defensor de nada, a no ser de los impresentables 'humoristas' que, a falta de recursos, encuentran f¨¢cil meterse con la Iglesia, que es lo mismo que meterse con los cristianos. Alguna mala gente, sin duda, se mueve por ese peri¨®dico".
Jorge Mira Vallet, desde Barcelona, hace una reflexi¨®n m¨¢s personal sobre el Defensor. "Cuando usted -supuesto defensor del lector- da cancha en su columna al humorista Carlos Matera para seguir ironizando y burl¨¢ndose de los obispos y de la Iglesia, los cat¨®licos nos sentimos ofendidos. Es f¨¢cil de entender. ?C¨®mo se sentir¨ªa usted si quien debe velar por sus intereses, se?or Larraya, se r¨ªe, pongamos, de su madre?".
Piedad y perd¨®n
Jordi Aguil¨®, hombre sin duda piadoso, desea lo mejor para mi familia y para la del dibujante. "Aunque a usted le cueste entenderlo y tambi¨¦n al dibujante Matt, sus cr¨ªticas no nos duelen, ya que se hace m¨¢s da?o a s¨ª mismo el que critica. Tener la altura moral de disculpar y perdonar a aquellos que, queriendo o no, intentan agraviar a otros no est¨¢ al alcance de todos. Sinceramente, se?or Larraya, el desear el bien para todos no est¨¢ al alcance de cualquiera y, a pesar de todo, yo le deseo a usted y a sus colaboradores los mayores ¨¦xitos en su vida personal y familiar".
El Defensor, por principio, debe respeto a todos los lectores y debe pedir disculpas porque su trabajo no consiste en compartir p¨²blicamente la s¨¢tira de los humoristas, ni comprender los errores de edici¨®n, cuando ocurren.
Sin embargo, quisiera aprovechar la oportunidad que me ofrecen estos cat¨®licos airados para pedir una reflexi¨®n sobre la capacidad de formular y encajar cr¨ªticas, sean sat¨ªricas o no, de los medios de comunicaci¨®n. Confieso mi falta de sensibilidad para saber si un chiste sobre la jerarqu¨ªa cat¨®lica, de los privilegios que les otorga un Concordato sobre el que todav¨ªa no se ha pronunciado el Tribunal Constitucional, afecta de forma hiriente a su reba?o. No puedo saber, y por tanto me abstengo de especular, si estos fieles notan tambi¨¦n la paja en el ojo propio y protestan con la misma caridad cristiana por el lenguaje violento, a menudo injurioso, casi siempre maldiciente de los charlistas que triunfan en el principal ¨®rgano de comunicaci¨®n de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, que a veces uno no sabe si cuando hablan as¨ª les llevan los santos o los demonios. Ser¨ªa realmente exagerado comparar las cr¨ªticas al chiste de Matt, y a mis propios comentarios, con las protestas por las famosas caricaturas de Mahoma. Pero debo dejar constancia de que por las cartas y llamadas recibidas hay un relente de fanatismo en el ambiente, realmente preocupante. Mi por tantos motivos tan admirado Fernando Savater, tiene dicho que "la ¨¦poca no parece favorable a la laicidad. Las novelas de m¨¢s ¨¦xito tratan de evangelios ap¨®crifos, profec¨ªas milenaristas, s¨¢banas y sepulcros milagrosos, templarios -?muchos templarios!- y batallas de ¨¢ngeles contra demonios. Vaya por Dios, con perd¨®n: ?qu¨¦ lata!".
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonear al n¨²mero 91 337 78 36.
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