Europa: de los retos a las oportunidades
El 1 de enero de 2007, Alemania, Portugal y Eslovenia asumieron la primera presidencia tripartita en la historia de la Uni¨®n Europea. Eso quiere decir que constituyen un equipo con un mandato de a?o y medio y, al mismo tiempo, cada uno de ellos es responsable de su propio semestre de presidencia de la UE. La presidencia tripartita garantiza la continuidad, permite planificar a largo plazo y facilita la ejecuci¨®n coherente de un programa de trabajo com¨²n. Nuestra presidencia tripartita es una expresi¨®n de la unidad en la diversidad que es la caracter¨ªstica esencial de Europa.
Dentro de unos d¨ªas, en Berl¨ªn, celebraremos el 50? aniversario de la firma de los Tratados de Roma, que sentaron las bases para la Uni¨®n Europea que conocemos hoy. Desde que se firmaron, se ha ido construyendo una gran obra de paz, prosperidad social y econ¨®mica, consolidaci¨®n de la democracia y defensa de los derechos humanos, encarnada en la UE. Los europeos compartimos los mismos valores. Esta conciencia com¨²n de pertenecer a Europa, su cultura, sus tradiciones y su identidad nos ha permitido establecer, en los ¨²ltimos 50 a?os, un s¨®lido marco institucional -la Uni¨®n Europea- y desarrollar un sentimiento de unidad. Al mismo tiempo, el mercado interior y la uni¨®n econ¨®mica y monetaria han dado a los productores y consumidores europeos un gran mercado propio en un mundo cada vez m¨¢s globalizado.
La Uni¨®n Europea se ha convertido en un modelo para otros pa¨ªses y regiones de todo el mundo. La afortunada combinaci¨®n de libertad de mercado, responsabilidad social y justicia social es objeto de admiraci¨®n en todo el planeta. Desde los seis Estados miembros de sus or¨ªgenes, la UE ha crecido hasta englobar a 27 Estados. Y hay m¨¢s pa¨ªses que desean incorporarse. Adem¨¢s su modelo de integraci¨®n sirve de inspiraci¨®n para otras partes del mundo. La Uni¨®n Africana, por ejemplo, imita a la Uni¨®n Europea, y no s¨®lo en el nombre. Su estructura institucional tambi¨¦n est¨¢ basada en la de la UE.
Ahora bien, no debemos enga?arnos. Al empezar el siglo XXI, Europa y los europeos se enfrentan a nuevos y enormes desaf¨ªos:
- De car¨¢cter ambiental, porque el cambio clim¨¢tico y sus consecuencias tambi¨¦n est¨¢n transformando la base de la existencia en Europa, y el calentamiento global s¨®lo puede abordarse mediante un esfuerzo de dimensi¨®n mundial, especialmente de los pa¨ªses desarrollados.
- De car¨¢cter cultural. Proteger y promover la diversidad cultural es uno de los principios fundacionales de la Comunidad. Pero, por otro lado, el di¨¢logo cultural ha asumido un nuevo significado en el contexto de la globalizaci¨®n. Otros nos preguntan: "?Qu¨¦ valores defend¨¦is los europeos? ?Qu¨¦ es lo que verdaderamente os importa? ?Qu¨¦ esper¨¢is de nosotros y qu¨¦ podemos esperar de vosotros?".
- Un desaf¨ªo relacionado con el importante papel que desempe?a Europa en los esfuerzos para mantener la paz mundial: debemos preguntarnos c¨®mo se puede llevar a cabo esa funci¨®n de la mejor manera posible.
Europa s¨®lo podr¨¢ preservar su modelo social y seguir si¨¦ndolo para otros si los europeos logramos adaptarnos a las nuevas condiciones del siglo XXI. El Instituto de Econom¨ªa Mundial de Budapest ha establecido que, durante 700 a?os, Europa fue uno de los centros de crecimiento del mundo. Si no queremos quedarnos ahora atr¨¢s, tenemos que volver a ser un centro de innovaci¨®n, inversiones y dinamismo econ¨®mico para volver a crecer como es debido. La importancia del modelo europeo para el mundo tiene que apoyarse en su fuerza econ¨®mica e innovadora.
Por muy agradable que sea el actual renacimiento econ¨®mico de Europa, s¨®lo ser¨¢ duradero si hacemos un aut¨¦ntico esfuerzo para abordar las reformas estructurales necesarias, tanto en el plano comunitario como, sobre todo, en cada uno de los Estados miembros.
La Estrategia de Lisboa especifica los objetivos necesarios pa-ra lograrlo. Para que Europa siga siendo competitiva, necesitamos inversiones en educaci¨®n y en investigaci¨®n y desarrollo.
Con 480 millones de habitantes, de los que m¨¢s de 300 comparten una misma moneda, Europa es el mayor mercado interior del mundo. El euro es ya la segunda divisa m¨¢s importante y la uni¨®n monetaria es una de las respuestas de Europa a la globalizaci¨®n.
Sin embargo, existen todav¨ªa muchos aspectos en los que Europa no es una zona econ¨®mica armonizada. Hace falta un mayor esfuerzo para completar el mercado interior. La apertura de mercados que a¨²n est¨¢n protegidos debe ser una prioridad. La liberalizaci¨®n de los mercados de la electricidad y el gas sigue siendo una meta importante. Un aut¨¦ntico mercado interior y una pol¨ªtica social y de cohesi¨®n decidida supondr¨¢n m¨¢s beneficios para Europa a largo plazo. Nos permitir¨¢n competir mejor en el ¨¢mbito internacional.
Si la Uni¨®n pretende ser un actor clave en el mundo, tiene que actuar como tal. En ello se incluyen relaciones internacionales muy variadas, empezando por nuestros vecinos de Europa del Este y el Mediterr¨¢neo. El verano pasado pudimos ver im¨¢genes espantosas y conmovedoras de hombres, mujeres y ni?os de muchos pa¨ªses africanos que hab¨ªan partido hacia Europa y, completamente exhaustos, luchaban por sobrevivir. Estas im¨¢genes demuestran que el destino del continente vecino no es algo que podamos ignorar. El futuro de Europa est¨¢ estrechamente unido al de ?frica. Necesitamos un di¨¢logo franco con los pa¨ªses africanos. Ha llegado la hora de hablar no s¨®lo de ?frica, sino con ?frica.
La Uni¨®n Europea ha emprendido este camino. En su estrategia para ?frica de 2005, reconoce que las condiciones pol¨ªticas africanas, en general, han mejorado. Apoya a la Uni¨®n Africana en sus esfuerzos para hacerse cargo de los problemas del continente. La UE hace de mediadora en todo tipo de crisis, desde Costa de Marfil hasta Darfur. La misi¨®n en Darfur, especialmente, deber¨ªa ser un signo de esperanza para los pa¨ªses africanos. Es preciso instaurar la paz y la estabilidad en Sud¨¢n y otras zonas de ?frica si queremos que se ponga en marcha el progreso econ¨®mico.
Europa y ?frica tienen muchos asuntos en com¨²n de los que merece la pena hablar. Pero no podemos limitarnos a hablar. Hacen falta acciones concretas; por ejemplo, abrir los mercados occidentales a los productos africanos. Confiamos sinceramente en que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Europa y ?frica, prevista para la segunda mitad de 2007, sea un ¨¦xito.
La Conferencia Internacional sobre el Cambio Clim¨¢tico se celebr¨® en Nairobi en noviembre de 2006. Este mes se cumplen cinco a?os desde que los ministros de Medio Ambiente de la Uni¨®n Europea aprobaron el Protocolo de Kioto sobre el cambio clim¨¢tico mundial. Los estudios cient¨ªficos actuales muestran que, desde ahora hasta que acabe este siglo, nuestro clima cambiar¨¢ a m¨¢s velocidad que nunca. Tenemos que ser conscientes de que el cambio clim¨¢tico no es un fen¨®meno distante, sino que ya se ha convertido en realidad y, por tanto, es necesaria una acci¨®n decisiva. Debemos reducir ya dr¨¢sticamente las perniciosas emisiones de CO2; no podemos aplazar m¨¢s esta meta. La Uni¨®n Europea debe empezar a preparar el terreno para un futuro r¨¦gimen clim¨¢tico internacional. Debe desempe?ar un papel cre¨ªble y pionero en la pol¨ªtica sobre el clima, con el fin de poder convencer a otros Estados muy contaminantes para que reduzcan sus emisiones de gas invernadero. Es lo que ocurre, sobre todo, con econom¨ªas emergentes como India y China, pero tambi¨¦n con ?frica, que se?ala, con raz¨®n, que la mayor parte de la contaminaci¨®n mundial procede, con gran diferencia, del hemisferio norte.
Proteger el clima no es s¨®lo una necesidad ecol¨®gica; es tambi¨¦n econ¨®mica. Las consecuencias econ¨®micas de un cambio clim¨¢tico descontrolado ser¨ªan inmensas. En un estudio publicado en oto?o de 2006, el prestigioso economista brit¨¢nico Nicholas Stern afirmaba que, si no actuamos ya, podemos perder hasta el 20 % del PIB mundial. En comparaci¨®n, el coste de actuar eficazmente para proteger el clima es m¨ªnimo, alrededor del 1% del PIB mundial. Suecia ha demostrado su capacidad de previsi¨®n al fijarse el objetivo de no depender del petr¨®leo, el gas, ni el carb¨®n en 2020. Independizarse del petr¨®leo es una meta ambiciosa, pero es un paso en la buena direcci¨®n.
Nos alegramos de que el Consejo Europeo acabe de aprobar un plan de acci¨®n energ¨¦tica que define los elementos fundamentales de una nueva pol¨ªtica europea de la energ¨ªa. La culminaci¨®n del mercado interior -que incluye la liberalizaci¨®n de los mercados de la electricidad y el gas, el aumento de la competencia, la reducci¨®n del consumo, m¨¢s aprovechamiento y un mayor uso de energ¨ªas renovables- es un factor crucial en cualquier pol¨ªtica energ¨¦tica a largo plazo. A prop¨®sito de las energ¨ªas renovables, la CE transmiti¨® un mensaje importante al comprometerse a fijar el objetivo de que las energ¨ªas renovables representen el 20 % del consumo energ¨¦tico total de la UE en 2020, y un objetivo m¨ªnimo, vinculante para todos los Estados miembros, del 10% de biocombustibles respecto al consumo total de gasolina y gas¨®leo para transporte en la UE ese mismo a?o. Pero todav¨ªa hay mucho por hacer, sobre todo en el terreno del aprovechamiento energ¨¦tico.
No obstante, Europa no es simplemente una comunidad econ¨®mica y social. Tiene que reconocer su responsabilidad en la tarea de lograr un orden mundial justo y, por tanto, estable, y debe ser capaz de ejercer su influencia. En nuestra opini¨®n, un paso importante para ello es el Tratado Constitucional para Europa. Los objetivos del proyecto de Tratado Constitucional son hacer que la Uni¨®n sea m¨¢s democr¨¢tica, m¨¢s transparente, m¨¢s ¨¢gil a la hora de actuar, m¨¢s eficaz y m¨¢s capaz de ejercer un papel fundamental en el mundo.
- M¨¢s democr¨¢tica: porque otorga m¨¢s derechos al Parlamento Europeo y da a los ciudadanos el derecho a ejercer influencia directa en la pol¨ªtica de Bruselas.
- M¨¢s transparente: porque deja claro qui¨¦n es responsable de cada cosa en Europa, con el fin de garantizar que las decisiones las tomen las personas m¨¢s pr¨®ximas a los problemas.
- M¨¢s capaz de actuar: porque permite que haya m¨¢s decisiones tomadas con un voto mayoritario, en vez de un¨¢nime.
Europa no est¨¢ sola en el mundo. El mundo espera mucho de Europa, pero no va a esperarla si se queda atr¨¢s. Unamos las fuerzas y demostr¨¦monos a nosotros mismos y al mundo que es posible convertir los retos en oportunidades.
Horst K?hler es presidente de la Rep¨²blica Federal de Alemania, An¨ªbal Cavaco Silva es presidente de la Rep¨²blica de Portugal, y Janez Drnovsek es presidente de Eslovenia. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
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