El Carme ruega silencio

"?Si pedimos la ZAS?, ?a gritos!". Amparo Romero ha vivido la mitad de sus 60 a?os en un primer piso de la calle de Quart, en pleno barrio de El Carme. Despu¨¦s de convivir con un bar de copas durante diez a?os bajo su casa, ha llegado a la conclusi¨®n de que la diversi¨®n nocturna prevalece sobre su calidad de vida. "Seg¨²n he ido cumpliendo a?os, m¨¢s me ha costado dormir. Menos mal que existen los tapones".

Taponar sus o¨ªdos no le sirve a Beatriz (ha pedido figurar con nombre supuesto) para evitar su insomnio forzado cerca de la plaza del Tossal. Es maquinista del tranv¨ªa de Valencia y trabaja por turnos. "Cuando me levanto a las cuatro de la ma?ana, voy a trabajar sin dormir". Tiene 50 a?os y vive desde hace 15 en el barrio. "Tengo doble cierre y aire acondicionado para no abrir las ventanas en verano. El ruido nocturno de la m¨²sica de los coches empieza las noches de los mi¨¦rcoles y no para hasta el domingo". "Soy una fan¨¢tica de los domingos por la ma?ana, cuando todo se acaba".

"Cuando me tengo que levantar a las cuatro de la ma?ana voy a trabajar sin dormir", lamenta Beatriz, maquinista del tranv¨ªa de Valencia Al Ayuntamiento le sobran los motivos para declarar a la calle de Beatriz como zona ac¨²sticamente saturada

Al Ayuntamiento le sobran los motivos para declarar a las calles de Amparo y Beatriz como zonas ac¨²sticamente saturadas. Las mediciones ac¨²sticas tomadas por los vecinos, por la noche, superan con creces los 65 decibelios requeridos para declarar una ZAS en el barrio de El Carme. "Intentas dormir y cuando consigues el sue?o te sobresalta un chillido en plena madrugada", describe un vecino de la calle de Bolser¨ªa. "Nosotros vivimos el foll¨®n de las Fallas cada fin de semana", compara.

El ocio ha encontrado un espacio tradicional en El Carme. Hay una cafeter¨ªa, restaurante, bar o pub, por cada 20 habitantes. Entre hosteleros y cargos municipales promueven la teor¨ªa de que los locales socializan el barrio. "En Palma tienen un problema de inseguridad en el centro. Nosotros no, gracias a los bares", avis¨® el concejal de Seguridad Ciudadana, Miguel Dom¨ªnguez, ante un grupo de vecinos el pasado febrero. "La vida debe estar por el d¨ªa en las tiendas, no a las cinco de la ma?ana", responde Beatriz.

Sari Quevedo, de 45 a?os, residente de la calle del Marqu¨¦s de Caro, tampoco siente m¨¢s seguridad con el ambiente noct¨¢mbulo. "Tengo un ret¨¦n de polic¨ªa al lado de mi casa. Una noche llam¨¦ cinco veces para que echaran a un coche, con la m¨²sica a tope, de debajo de mi ventana. A la sexta llamada me colgaron y la discoteca m¨®vil sigui¨® ah¨ª". Quevedo asegura que entiende el derecho de los j¨®venes a divertirse, pero cree que son los bares los que tienen que limitar el ruido. "Algunos tienen carteles pidiendo a los clientes que no salgan a la calle", se?ala.

La sentencia favorable a los vecinos de Juan Llorens ha reactivado la esperanza de Amics del Carme para obtener su ZAS. Su portavoz, Antoni Cassola, advierte: "No vamos a esperar cuatro a?os hasta que un juez nos d¨¦ la raz¨®n. Nuestras calles no pueden seguir siendo pistas de botell¨®n". Temen que las limitaciones horarias de las zonas de copas Woody, y ahora Juan Llorens, atraiga a m¨¢s gente a¨²n al centro y agrave la situaci¨®n. "Nuestro barrio no puede convertirse en una barra de bar", a?ade Cassola. "Aqu¨ª no aguanta nadie. Mis vecinos var¨ªan cada tres meses. Es lo que aguantan", resume Beatriz.