El comercio de 'esclavos', aqu¨ª y ahora
Una red de patronos dispon¨ªa de temporeros en condiciones inhumanas para trabajar en los campos de Navarra
En un bar de la localidad navarra de Arguedas, a escasos 20 kil¨®metros de Tudela, hubo un tiempo en el que los patronos se jugaban los esclavos en la partida cuando el dinero no era est¨ªmulo suficiente. Pon¨ªan sobre la mesa la apuesta: cuatro hombres, por ejemplo. No era muy dif¨ªcil abonar el premio: la resistencia se doblegaba a base de golpes. Los esclavos eran enviados cada ma?ana al campo a trabajar. Recib¨ªan como alimento un bocadillo, dispon¨ªan de un camastro y si su comportamiento era el adecuado ten¨ªan derecho a vino, tabaco y alg¨²n dinero para gastar en el fin de semana si no hab¨ªa trabajo en domingo. As¨ª se recog¨ªa la cosecha de alcachofa, coliflor o br¨®coli, as¨ª se reclutaban hombres para la poda del vi?edo en la rica Ribera navarra tiempo atr¨¢s. De aquello, ha pasado tanto tiempo como una semana.
Han sido imputados una multinacional y una bodega de cierto renombre
El 13 de marzo de 2007, la Guardia Civil de Navarra termin¨® una investigaci¨®n cuyo resultado fue la "liberaci¨®n" de 91 trabajadores que viv¨ªan en condiciones inhumanas, alojados en inmuebles cochambrosos que carec¨ªan de luz y agua corriente, sometidos a unas penosas condiciones de trabajo donde la violencia f¨ªsica era moneda de uso corriente. El mismo delegado del Gobierno en Navarra, Vicente Ripa, calific¨® aquellos hechos como "una forma de esclavitud en pleno siglo XXI". El suceso ten¨ªa una singularidad: aquellos esclavos eran ciudadanos de la Uni¨®n Europea. Portugueses.
La explotaci¨®n de estos hombres ten¨ªa una sutileza que explica de qu¨¦ modo algunas pr¨¢cticas de explotaci¨®n pueden llegar tan lejos. Los patronos, igualmente portugueses, reclutaban a sus compatriotas entre gente desarraigada, analfabeta, drogadicta, de las regiones m¨¢s deprimidas de Portugal, gente indefensa que aceptaba un sometimiento de este tipo a cambio de poca cosa, gente que viv¨ªa en las proximidades de estaciones de autobuses, barrios marginales o albergues para indigentes.
El suceso, sin embargo, no ha sido un hecho aislado. Desde marzo de 2005, la Guardia Civil ha venido desempe?ando diferentes actuaciones en los alrededores de la Ribera navarra. Durante dos a?os se han efectuado hasta ocho operaciones, de diferente magnitud, que respond¨ªan a un mismo hecho delictivo: una red de patronos sin escr¨²pulos colocaban a sus trabajadores entre agricultores y empresas para tareas del campo. El modus operandi era muy sencillo: los patronos vend¨ªan el trabajo por cantidades que se aproximaban a los seis euros por hora y trabajador, seg¨²n las necesidades del contratante, lo cual pod¨ªa significar jornadas de 14 horas o sin descanso en fines de semana. No hab¨ªa l¨ªmites en la prestaci¨®n de servicios. El pago se hac¨ªa en efectivo, en talones al portador o, en menor medida, en talones nominativos. En todos esos casos, el patrono se cuidaba de que el dinero no llegara al trabajador, salvo una peque?a parte: se le acompa?aba al banco a cobrar o se le hac¨ªa firmar una autorizaci¨®n en el reverso del cheque para que lo pudiera cobrar una tercera persona. La Guardia Civil lleg¨® a documentar que, si acaso, hab¨ªa hombres que percib¨ªan dos euros por hora de trabajo porque se les descontaba de su salario la comida, el alojamiento y hasta el tabaco. La red de patronos se movi¨® en tiempos por L¨¦rida y La Rioja hasta establecerse en Navarra.
A lo largo de estas ocho operaciones se han llegado a liberar a m¨¢s de 200 temporeros portugueses y a detener a 30 patronos, algunos de los cuales han pasado ya 3 veces por el juzgado. Sin embargo, s¨®lo en esta ocasi¨®n se lleg¨® m¨¢s lejos: a los empresarios que contrataban. Hay seis empresarios imputados y uno detenido. Lo sorprendente ha sido comprobar que, entre las empresas responsables, figuraba una multinacional, una conservera de cierto tama?o y una bodega de lustre que ahora teme por su buen nombre.
La noticia ha provocado esc¨¢ndalo en Portugal y muy poca repercusi¨®n en los pueblos afectados, l¨¦ase Arguedas, Tudela, Valtierra, Milagro o Citru¨¦?igo. Todav¨ªa es posible acercarse a ciertas casas de estos lugares y comprobar c¨®mo detr¨¢s de las ventanas hay gente que observa agazapada. Son las familias de los patronos, que seguramente est¨¢n esperando a que el temporal amaine. Las furgonetas donde trasladaban a los esclavos descansan estos d¨ªas.
De la mayor parte de los 91 liberados no se tiene noticia estos d¨ªas. Han sido retirados de la circulaci¨®n, pero se sospecha que unos cuantos volver¨¢n. Hay uno de ellos que s¨ª se deja ver. Su aspecto delata que es un hombre con problemas con la droga. Reconoce que ha recibido palizas, que las condiciones de trabajo han sido muy duras, pero cuando se le pregunta si no ser¨ªa mejor volver a Portugal, responde que no.
La recogida de alcachofas sigue su curso en los alrededores de Arguedas esta semana. Una veintena de hombres trabajaba sin abrigo suficiente a pesar del temporal de fr¨ªo. Entre ellos hab¨ªa portugueses y alg¨²n brasile?o. El due?o de la explotaci¨®n vigilaba dentro de su flamante todoterreno; acompa?aba al coche un perro de raza. Era una escena propia de otro siglo si cambi¨¢semos el Toyota por una calesa. Ante la visita de desconocidos, los hombres fueron introducidos en las camionetas y desaparecieron de la explotaci¨®n en menos de cinco minutos. El encargado respondi¨® que estos hombres "tendr¨ªan" su contrato, pero no pudo especificar m¨¢s.
Dicen que los esclavos volver¨¢n. Nadie se lo puede impedir porque son ciudadanos europeos. Menuda iron¨ªa: esclavos de la Uni¨®n Europea. Volver¨¢n mientras haya empresarios que contraten y piensen que sus abogados resolver¨¢n el problema, mientras los patronos sigan siendo detenidos sin pisar la c¨¢rcel y los trabajadores desaparezcan el d¨ªa que les toque acudir a juicio. Los cobertizos donde dorm¨ªan mantienen las camas vac¨ªas. Y los patronos esperan en sus casas. Estos d¨ªas no acuden al bar a jugar la partida.
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