Un toque cervantino

Es muy posible que el inter¨¦s del hacendado escoc¨¦s Robert Bontine Cunninghame Graham (Londres 1852-Buenos Aires, 1936) por Suram¨¦rica provenga de su sangre espa?ola, por v¨ªa materna. Fue un personaje singular e hizo muchas cosas, desde ser el primer diputado socialista de la Gran Breta?a hasta reunir ganado en Paraguay, pasando por sus misteriosas b¨²squedas de oro en Espa?a y sus ense?anzas del arte del cercado en M¨¦xico. Adem¨¢s, present¨® a Conrad a su editor, fue amigo de Ford Madox Ford y Bernard Shaw, y consigui¨® una antol¨®gica menci¨®n en la Autobiograf¨ªa de Chesterton, algo as¨ª como que le correspond¨ªa la heroicidad de haber sido ¨¦l mismo, de tan largo nombre. Y por si eso fuera poco, escribi¨® y muy bien. Trece historias s¨®lo es uno de sus doce libros que recogen narraciones inspiradas en viajes o experiencias, o meros encuentros con personas interesantes. Pero ustedes se preguntar¨¢n, ?qu¨¦ hay en ese libro de diferente de otros muchos parecidos escritos por viajeros brit¨¢nicos en la ¨²ltima ¨¦poca del Imperio? Alguien tan directo como Shaw nos saca de dudas: "Sus cuentos de aventuras tienen el verdadero toque cervantino del hombre que ha visto lo que cuenta".

Saber contar lo que uno ha

visto para que los dem¨¢s lo "vean" con los o¨ªdos atentos de la literatura es un arte que nuestro hombre dominaba. Un arte raro, propio de mestizos, como ese caballero espa?ol de cuerpo y alma escocesa. Dado que su lengua materna fue la espa?ola, Cunninghame, como el polaco Conrad, escribe en un ingl¨¦s preciso y po¨¦tico, describi¨¦ndolo todo con una curiosidad objetiva que no olvida ning¨²n detalle, por superfluo que parezca, y que acaba resonando como un eco en una vasta cueva. La primera y la m¨¢s larga de estas historias, Cruz alta, trata de caballos. Dos socios se hacen con una guarda de caballos en Paraguay con intenci¨®n de venderlos en Brasil. Es un negocio arriesgado y sobre todo muy laborioso ese de conducir la manada a trav¨¦s de un territorio interminable. Por supuesto, lo que mueve al protagonista es el brillo del oro y es de esos tipos que, como el propio autor, va a ir a buscarlo "all¨¢ donde la vida sea dif¨ªcil, f¨¢cil la muerte, y la experiencia rica". Se trata de un viaje portentoso, abri¨¦ndose paso a base de toques de espuelas de plata y golpes de machete por bosques de im¨¢genes y pantanos de palabras. Los paisajes, la fauna y los personajes que salen al encuentro se quedan grabados en el lector como la marca al hierro candente de unos caballos propios.

La "experiencia rica" es pr¨®

diga en fracasos, y por eso Cunninghame proclama el credo literario del siglo venidero (pues ¨¦l es un hombre forjado en el XIX): "S¨®lo el fracaso es memorable". Trece historias de fracasados, por tanto, desde el hombre que se enamor¨® de Cruz Alta hasta el novio Rothemberger, pasando por el pastor calvinista que no cesaba de marearse y la tortuosa suerte de esos apaches huidos (magn¨ªfico Una h¨¦gira) que no escapan al "inexorable hado que se burla de los hombres haciendo in¨²tiles todos sus esfuerzos al tiempo que los induce a luchar".