"Lo emblem¨¢tico es la instituci¨®n, no el edificio"
Moneo se?ala que su objetivo ha sido el de intervenir con naturalidad en el Prado y su entorno
Un periodista inquiere a Moneo. Le pregunta por la falta de calidad emblem¨¢tica del museo. Apunta que a la arquitectura madrile?a le faltan emblemas contundentes. Moneo escucha la pregunta junto a Carmen Calvo, ministra de Cultura, y Rodrigo Ur¨ªa, presidente del Patronato del Prado. Contesta la ministra, que sale en defensa del edificio. Considera que est¨¢ perfectamente adecuado a las necesidades del Prado. En la pregunta se adivina una cierta sorpresa por un edificio que est¨¢ en las ant¨ªpodas del estruendo arquitect¨®nico. Moneo no contesta. No hay ninguna otra pregunta, pero el arquitecto encuentra el momento de opinar tras el acto de presentaci¨®n de su obra. Parece liberado de la tensi¨®n de una ma?ana de gran ajetreo oficial. "Nunca he querido que el edificio fuera emblem¨¢tico. Lo emblem¨¢tico es la instituci¨®n", comenta. Es el resumen del ideario de un hombre que, en opini¨®n del director del Prado, Miguel Zugaza, se encuentra en la plenitud de su carrera, "alejado del boato que tanto aqueja a cierta arquitectura actual".
La intervenci¨®n de Moneo en el Prado confirma su fascinaci¨®n por uno de los lugares m¨¢s relevantes de la cultura espa?ola. Pero esa mirada va m¨¢s lejos. Si todo el eje del paseo del Prado est¨¢ definido por la influencia de Juan de Villanueva a finales del siglo XVIII -el museo, el Observatorio Astr¨®nomico y el Jard¨ªn Bot¨¢nico-, a Moneo le corresponde el peso principal en la gran arteria madrile?a: la estaci¨®n de Atocha, su intervenci¨®n en el Museo Thyssen y la ampliaci¨®n del Prado. A estas obras, se a?ade el cierre del esquinazo del Banco de Espa?a, en la Calle Alcal¨¢.
Detr¨¢s de toda esta obra articulada en torno al paseo, Moneo no esconde su profunda admiraci¨®n por Villanueva, al que tiene por un arquitecto de gran elegancia, "capaz de dotar de un sensualidad oculta al al museo". Moneo se refiere a Villanueva como "el m¨¢s importante arquitecto espa?ol del XVIII, un hombre capaz de conectar perfectamente los elementos arquitect¨®nicos con los materiales". El arquitecto evoca el tiempo de Villanueva, en pleno proceso de transformaciones sociales en Europa. La idea burguesa del museo nace con la Revoluci¨®n Francesa y se concreta en el Louvre. El Prado, que ocupa el edificio creado como Museo de Ciencia Naturales, es el destino de las colecciones Reales. El arte se traslada de los palacios a las instancias civiles. Villanueva representa aquella ¨¦poca. Su legado se observa mejor que en ning¨²n lado en el edificio del Prado, inaugurado como museo de Bellas Artes en 1819.
Villanueva se distingui¨® por la minucia en la elecci¨®n de materales. La ampliaci¨®n recuerda el aprecio por los viejos oficios. Es una obra donde los artesanos han recuperado su importancia, diezmada por los avances industriales. El aprecio se extiende a los materiales: el granito, la calidad de los ladrillos, el roble de los suelos. Ha sucedido en medio de un regreso a lo natural, con la felicitaci¨®n de Greenpeace, que ha elogiado la preocupaci¨®n que se ha tenido por utilizar material sostenible.
Moneo habla con alivio de su trabajo. No olvida la contribuci¨®n de Cristina Iglesias, cuyas puertas presiden la entrada principal del edificion. "Lo que m¨¢s celebro de su trabajo ha sido su independencia. Ha ido mucho m¨¢s all¨¢ de unas puertas convencionales. Las puertas son una manifestaci¨®n de su enorme categor¨ªa art¨ªstica", se?ala. A su alrededor, pol¨ªticos, patronos del museo y periodistas comentan las impresiones que ha producido el nuevo edificio. Han sido a?os de pol¨¦micas que ahora se revelan incongruentes. La actuaci¨®n de Moneo a la espalda del viejo museo del Prado se ha desvelado por fin. Una hondonada dif¨ªcil de acometer se ha convertido con toda naturalidad en el nuevo Prado, sin perder nada de su car¨¢cter y sin caer en el estruendo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.