"Me honra ser su referente"
Mark Spitz 'reta' a Phelps a que bata su r¨¦cord en unos Juegos
Enfundado en su indumentaria negra, elegantemente deportiva, Mark Spitz pasea su figura esbelta y su cabellera canosa con la seguridad de quien se sabe algo m¨¢s que un campe¨®n. Spitz es un mito y est¨¢ en Barcelona para demostrarlo. Le da igual que le nadie le pregunte por los premios Laureus, gracias a los cuales est¨¢ en la ciudad. Y que todas las cuestiones giren entorno a Michael Phelps, ese joven extraterrestre que pretende arrebatarle su condici¨®n de leyenda deportiva. Spitz, el mito, el hombre que se colg¨® siete oros en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich 1972, regatea con maestr¨ªa la permanente comparaci¨®n. "?Que cu¨¢l es la principal diferencia entre Phelps y yo?", repite con una media sonrisa; "pues 34 a?os", responde cargado de iron¨ªa.
"En Pek¨ªn sus rivales ser¨¢n los mismos, pero tendr¨¢ m¨¢s presi¨®n y m¨¢s experiencia tambi¨¦n"
Spitz tiene 57 a?os y, en los ¨²ltimos cuatro, ha renacido para la nataci¨®n. Sucedi¨® en el momento en el que Phelps lo puso en su punto de mira en los Juegos de Atenas. "Mi objetivo es batir el r¨¦cord de Spitz en M¨²nich 72", dijo entonces el muchacho de Baltimore. Phelps contaba 19 a?os y sali¨® de Atenas con seis oros y dos bronces, sin destruir al mito. Desde entonces, el legendario nadador espera la siguiente cita con "curiosidad".
Ni en Montreal 2005 (cinco oros y una plata) ni en el Mundial que ayer se clausur¨® en Melbourne, Phelps ha logrado superarle. Con siete oros, el de Baltimore igual¨® su marca ayer. "Lo interesante", dice Spitz, "es que, con su objetivo de romper mi r¨¦cord de siete oros, ha logrado atraer la atenci¨®n de los medios hacia la nataci¨®n. Ahora, hay que ver si puede hacerlo en Pek¨ªn", prosigue, c¨®modamente instalado en su silla, dicharachero, esperando a que la traductora transmita sus palabras.
Para Spitz, eso es lo que cuenta: el valor a?adido de firmar la haza?a en unos Juegos. "Phelps est¨¢ haciendo algo similar a lo que hice yo: empezar a ganar muchos eventos de manera regular. Eso le dar¨¢ confianza para los Juegos de Pek¨ªn y la ventaja de que sus rivales pensar¨¢n que ser¨¢ muy dif¨ªcil batirlo. Aun as¨ª, y pese a que sus rivales sean los mismos, en los Juegos tendr¨¢ m¨¢s presi¨®n y m¨¢s experiencia tambi¨¦n. Tengo mucha curiosidad por ver lo que va a hacer", insiste el ex nadador californiano para dejar bien claro que su gesta sigue siendo m¨¢s meritoria que la de su compatriota Phelps.
Metido en ese terreno, Spitz ya no tiene escapatoria: la comparaci¨®n es inevitable. "En cierta manera", dice, "somos similares. Yo gan¨¦ los siete oros, despu¨¦s de reflexionar sobre mis errores en M¨¦xico 68, donde s¨®lo gan¨¦ dos oros, una plata y un bronce. Phelps tambi¨¦n los ha ganado ahora despu¨¦s de no haberlo conseguido en Atenas", reflexiona.
Al parecer, las similitudes entre estos dos gigantes de las piscinas acaban ah¨ª. Spitz dice que apenas conoce a Phelps, que lo salud¨® en una ocasi¨®n, de pasada, y que la cuatro palabras que intercambiaron fueron formales. No parece demasiado interesado, pero para pasar por displicente, aclara: "Me honra ser su referente y que Phelps vaya a romper mi r¨¦cord, si lo logra el a?o que viene".
Una curiosidad que, sin embargo, no le ha llevado a estudiar demasiado a su joven rival. Cuando se le pregunta por la evoluci¨®n de Phelps, Spitz habla de la experiencia acumulada por el extraterrestre en los ¨²ltimos a?os, de su insistencia en ampliar el espectro de pruebas, de su dominio de la competici¨®n. "En los ¨²ltimos tres a?os, ha aprendido a dominar su programa y a conservar energ¨ªa para hacerlo en siete d¨ªas", apunta.
Cuando se le cuestiona si, f¨ªsicamente, se parec¨ªa a Phelps, se limita a contestar: "M¨¢s o menos". "?l es alto, tiene un torso muy largo, unas piernas proporcionalmente cortas, mucho coraz¨®n y habilidad. Es un campe¨®n porque sabe c¨®mo utilizar sus atributos en competici¨®n", revela al fin.
Llegados a este punto, alguien se atreve: "?Qui¨¦n de los dos es mejor?". Y, entonces, h¨¢bil, Spitz se va por lo cerros de Ubeda. Habla del deseo irrefrenable de ganar, del trabajo duro, caracter¨ªsticas comunes -asegura-, a todos los grandes campeones de la historia. Michael Jordan, su gran rival en la lucha por el t¨ªtulo de mejor deportista de la historia, aparece en escena y Spitz, espont¨¢neo y socarr¨®n, responde cuando se le recuerda que las encuestas se?alan a Jordan como el mejor: "Deber¨ªa haberme dedicado al baloncesto". Despu¨¦s, aclara: "Lo que me sorprende es estar tan cerca de Jordan, teniendo en cuenta que mi viaje dur¨® 14 a?os y s¨®lo una semana en la tele, mientras que el suyo dur¨® lo mismo, pero saliendo dos veces por semana en televisi¨®n".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.