M¨¢s que una leyenda
Phelps iguala los siete oros de Mark Spitz en los Juegos de M¨²nich 72 pulverizando cinco r¨¦cords mundiales
Detr¨¢s de todo gran hombre hay una gran mujer. Detr¨¢s de Michael Phelps est¨¢ Debbie, una se?ora cincuentona, regordeta, peque?a, de rizos oscuros y sonrisa suficiente. Es su madre. La ex esposa de un polic¨ªa de Baltimore llamado Fred, al que su hijo menciona poco. A la que s¨ª menciona continuamente es a Debbie. "My mom", repite. "My mom".
"Es mucho mejor que Spitz. Humilla a sus rivales", analiza Antonio Oca, t¨¦cnico espa?ol
Dicen los testigos del Rod Laver Arena que cuando Phelps toc¨® la ¨²ltima pared, Debbie lanz¨® un aullido. Un chillido at¨¢vico. La se?ora cerr¨® los ojos y se dirigi¨® al cielo levantando los pu?os en se?al de victoria. Su hijo acababa de batir su quinto r¨¦cord mundial de la semana, esta vez en la final de los 400 metros estilos. Hab¨ªa detenido el cron¨®metro en 4m06,22s, bajando la anterior marca en menos de dos segundos. Se hab¨ªa quedado apoyado en la corchera, con la mirada perdida en el marcador, como si algo le preocupara en su interior. Como si se dijese: "?Y ahora qu¨¦?".
En 2004, Michael Phelps acudi¨® a los Juegos de Atenas con 18 a?os. Era un adolescente, pero se hab¨ªa propuesto igualar el r¨¦cord de Mark Spitz, que obtuvo siete medallas de oro en los Juegos de M¨²nich 1972. En el imaginario popular, esto equivale a igualarse al mejor nadador de todos los tiempos. Por lo menos, a Spitz, el m¨¢s legendario, junto a Johny Weissmuller. Pero Phelps no lo logr¨®. Se qued¨® en seis medallas de oro y dos de bronce. Desde entonces, se entrena como no lo ha hecho nadie.
En un r¨¦gimen estajanovista que incluye kil¨®metros de agua, sesiones de pesas, de t¨¦cnica, y de resistencia. Phelps se entrena hasta cuando compite. Durante la semana de Mundiales ha nadado 60 kil¨®metros, entre entrenamientos y competici¨®n. Nadie acumula semejante volumen de trabajo. Nadie, a excepci¨®n de Phelps, dispone de un organismo capaz de recuperarse tan r¨¢pido del desgaste fisiol¨®gico, de la liberaci¨®n de hormonas y adrenalina, que implica competir por ocho oros en al a?o 2007.
El t¨¦cnico encargado de elaborar el plan estrat¨¦gico para el futuro de la nataci¨®n espa?ola, Antonio Oca, no tiene dudas: "Phelps es mucho mejor que Spitz. Es el mejor de la historia. El nivel de exigencia y rendimiento se ha triplicado desde 1972. Hoy, si un nadador de elite rebaja su tiempo en un uno por ciento, se puede decir que ha conseguido una mejora llamativa e importante. Phelps supera el dos por ciento. Es capaz de humillar a sus rivales. Es capaz de sacarle un metro de ventaja al plusmarquista mundial de los 100 metros, Pieter van den Hoogenband, en un viraje".
Phelps gan¨® su ¨²ltima carrera con una autoridad insultante. Lo hizo a pesar de que dos de sus rivales establecieron sus marcas entre las mejores cinco de la historia. Uno fue el neoyorquino Ryan Lochte, que alcanz¨® la plata. El otro fue Luca Marin, el especialista italiano. Del campe¨®n europeo, Laszlo Cseh, no se tuvieron noticias desde los primeros 50 metros. A Phelps le bast¨® el primer largo para alertarlo sobre la insensatez de cualquier desaf¨ªo. Confundido, el h¨²ngaro se qued¨® flotando entre el oleaje. S¨®lo Lochte present¨® batalla durante el parcial de espalda, el estilo que domina como nadie. Hasta los 200 metros hubo pelea. Pero Phelps ha mejorado la braza. Y braceando se despeg¨®.
Desde la salida, desde que emergi¨® en la primera mariposa y se gir¨® para echar un vistazo a Cseh por ¨²ltima vez, Phelps sigui¨® su propio gui¨®n. Nad¨® a su ritmo, controlando la final al detalle. Cuidando cada parcial para administrar toda su energ¨ªa con la m¨¢xima eficacia. As¨ª gan¨® su s¨¦ptimo oro en Melbourne. Igual que Spitz, s¨®lo que mucho mejor.
El d¨ªa que Phelps qued¨® tercero en la final de 200 metros libre de Atenas, un periodista se acerc¨® a Debbie. "?Y bien?", le pregunt¨®; "ahora que no podr¨¢ batir el r¨¦cord de Spitz, ya no habr¨¢ gente dando bombo a su hijo". Ella replic¨® con firmeza: "Esto no ha terminado. Michael ni siquiera ha llegado a la mitad de sus posibilidades. Tiene mucho que mostrarle al mundo".
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