A sus casas
Lleg¨® la Semana Santa y con ella, una vez m¨¢s, el espejismo. Los d¨ªas libres y los dep¨®sitos llenos hacen que nos convirtamos por unos d¨ªas en la Galicia poblada, ociosa y apegada al paisaje que nos gustar¨ªa ser. Ocupamos orgullosos esa Arcadia de prosperidad tanto de mar como de tierra a la que tanto nos gusta ir, en la que hemos invertido nuestros ahorros y que acostumbramos a tener vac¨ªa unos 300 d¨ªas al a?o.
En estos d¨ªas, miles de familias se desplazan a su segunda residencia, no tanto de vacaciones, que no hay mucho tiempo, sino m¨¢s bien "a ver c¨®mo est¨¢ aquello". A vigilar sus propiedades, quitar un poco de polvo, saludar a los vecinos, darse un paseo primaveral por la playa o un peque?o homenaje con los amigotes en la parrillada del lugar. Otras tantas casas de aldea, fincas en las afueras o apartamentos en la playa de persianas bajadas escuchan abrir la doble cerradura por primera vez en muchos meses, as¨ª como la apertura del cuadro de la luz o de la llave de paso del agua. Por fin vida en el para¨ªso de saldo que mientras ve acumular el polvo en las l¨¢mparas crece de precio, generando una inexplicable riqueza en sus due?os. Los inmuebles, dicen, son siempre una inversi¨®n segura.
Y ah¨ª los tienen, erigidos en los municipios costeros y en las nuevas zonas residenciales, incluso en centros comarcales anodinos tipo Santa Comba. Plantaciones agr¨ªcolas y forestales, explotaciones de ganado y cuotas l¨¢cteas reinvertidas en ladrillo para asegurar el futuro a los hijos desertores, o al menos eso que llaman una vivienda digna. Los hijos, tan contentos, aunque prefieran seguir viviendo con mam¨¢ hasta casarse y usar el apartamento para llevar a la novia el fin de semana. Los padres, tranquilos, sabiendo que el piso genera riqueza en si mismo sin sentir la necesidad de alquilarlo. Los constructores, m¨¢s contentos a¨²n, pregunt¨¢ndose qu¨¦ tiene de malo esta manera de generar riqueza, una de las primeras de nuestro pa¨ªs.
Ser¨¢ que los profanos en negocio inmobiliario no acabamos de entender qu¨¦ tienen de riqueza 75 metros cuadrados concebidos como vivienda sin nadie viviendo en su interior. Pero claro, segunda residencia quiere decir que una de las dos siempre estar¨¢ vac¨ªa. En el caso inverso tenemos a otros muchos habitantes de piso en la ciudad que en estas fechas se trasladan a su casa en el campo, sea la casa familiar de toda la vida o bien un chal¨¦ de nueva construcci¨®n no muy lejos de la capital. Esta era una importante diferencia en mis tiempos del colegio: no era lo mismo "ir a la aldea" el fin de semana que ir "a la finca". Aunque nos cost¨® aprender el concepto, algunos pronto descubrimos que la finca era como la aldea pero sin abuelos, y sin cocina bilba¨ªna. Un modesto galp¨®n donde guardar los aperos de la finca y que tal vez no tenga dormitorios pero s¨ª una bodega y un comedor, a poder ser con lareira, donde convidar a los amigos haciendo la parrillada en casa.
Pasado ma?ana las aldeas-fincas-pisos recobran la vida que les fue negada, reciben escoba y Don Limpio y se preparan para su aut¨¦ntico momento estelar, las vacaciones de verano. Eso, las que tengan suerte. Muchas seguir¨¢n con la persiana bajada subiendo de precio, buscando comprador y estropeando los paisajes. Y otras envejecer¨¢n solas, comidas por la mugre y la carcoma, ajenas a posibilidad alguna de servir siquiera al turismo rural.
Poco antes, un chico de 19 a?os pregunta a Zapatero en la televisi¨®n cu¨¢ndo se va a poder comprar un piso, y yo me pregunto asustada qu¨¦ necesidad de comprarse un piso tiene un chico de 19 a?os. Mientras los j¨®venes queramos reproducir el ansia propietaria de nuestros padres, constructores y banqueros (y nuestros padres) pueden estar tranquilos. Creen que tarde o temprano acabar¨¢n colocando los pisos vac¨ªos, que s¨®lo en Lugo ciudad suponen el 70% de la vivienda construida en la ¨²ltima d¨¦cada.
Pero no s¨¦ por qu¨¦ me da que aqu¨ª nunca seremos capaces de subir tanta persiana. Al menos estos d¨ªas vienen los de fuera a ocupar sus casas, ver "c¨®mo est¨¢ aquello" y traernos el espejismo de que a¨²n puede existir vida de contras para dentro. Y el lunes media Galicia despertar¨¢ de su sue?o como lo que est¨¢ destinada a ser: el segundo hogar de Breog¨¢n.
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