Portugal: historia y costumbres apacibles
Es frecuente o¨ªr decir que Portugal es un pa¨ªs de "apacibles costumbres". Bajo ciertos aspectos es verdad. Es un pa¨ªs amable y extremamente acogedor para los extranjeros. Habitualmente, todo transcurre sin violencia f¨ªsica, por m¨¢s que en ocasiones no falten ciertos excesos verbales. Tuvimos una excepci¨®n grave a principios del siglo XIX, inmediatamente despu¨¦s de las invasiones francesas y la Revoluci¨®n Liberal (1820-22). Fue la guerra civil, extremadamente cruenta, en la que nos vimos envueltos de 1830 a 1834, entre absolutistas y liberales.
Por el contrario, ya la propia revoluci¨®n republicana, en 1910, fue r¨¢pida y poco violenta. La contrarrevoluci¨®n, que condujo a la dictadura militar (1926), fue pr¨¢cticamente un paseo militar. El salazarismo, sin embargo, que la sucedi¨® y dur¨® casi medio siglo, result¨® altamente represivo, aunque siempre de forma hip¨®crita y escondida. No olvidemos el asesinato de Humberto Delgado, candidato a la presidencia de la Rep¨²blica y v¨ªctima de un fraude electoral -"el general sin miedo"- asesinado por la PIDE junto a la frontera portuguesa, en el lado espa?ol, en 1961, por orden de Salazar; el campo de concentraci¨®n de Tarrafal, donde tantos antifascistas murieron a causa de los malos tratos; las guerras coloniales, donde hubo masacres de poblados enteros, con bombas de napalm, y muchos otros actos de violencia in¨²til y reprobable.
Por el contrario, la Revoluci¨®n de los Claveles (abril de 1974), que acab¨® con el r¨¦gimen dictatorial de Salazar y Caetano, fue una revoluci¨®n en la que todo cambi¨® de forma pac¨ªfica. Pr¨¢cticamente, sin muertos ni heridos. Se concedi¨® la independencia a todas las colonias, se puso fin a las guerras coloniales y al colonialismo en un plazo r¨¦cord, como primera condici¨®n para la institucionalizaci¨®n de una democracia pluralista, que fue rampa de lanzamiento para la adhesi¨®n a la entonces CEE (1985) y para la implementaci¨®n de pol¨ªticas, m¨¢s o menos acertadas, de desarrollo. Una "revoluci¨®n de ¨¦xito", como ha sido reconocido por historiadores y polit¨®logos de diversos pa¨ªses. En los 32 a?os transcurridos desde entonces, Portugal ha vivido en paz, total libertad y democracia plena, construyendo un r¨¦gimen pol¨ªtico de amplio consenso y aparente solidez. Y de esta forma, m¨¢s de una vez, se escucha a portugueses y extranjeros alabar, con insistencia, nuestras "apacibles costumbres".
No es que la memoria nacional se haya diluido, pero algo tendr¨¢ que haber fallado, sin duda alguna, en t¨¦rminos de educaci¨®n c¨ªvica y democr¨¢tica, para que haya sido posible que la televisi¨®n p¨²blica oficial (RTP-I) publicitara y lanzara en onda, recientemente, con grandes y dispendiosos recursos medi¨¢ticos, un programa aparentemente de entretenimiento titulado Los 10 mejores portugueses de todos los tiempos, en el que, al lado de figuras hist¨®ricas, aparecieron personalidades del siglo pasado y entre ellas, Salazar y Cunhal.
Un programa que deb¨ªa ser un puro y simple momento de evasi¨®n, parecido a otros muchos realizados en el Reino Unido y en Francia, no lo fue. Debi¨® de haber sido manipulado de alg¨²n modo, pero acab¨® por dar la victoria -?qui¨¦n se lo iba a imaginar!- a Salazar. El voto fue realizado por tel¨¦fono y cualquier persona pod¨ªa votar las veces que quisiera, realizando diferentes llamadas, al ser el control poco transparente. Un esc¨¢ndalo y una verg¨¹enza, por la repercusi¨®n que ha tenido, tanto en Portugal como en el
extranjero. Sin darle una importancia que no tiene, conviene no menospreciar lo sucedido. Entre otras cosas porque, al mismo tiempo, se est¨¢ barajando la idea de fundar un Museo de Salazar, en Santa Comba D?o, su tierra natal, y recientemente han aparecido carteles xen¨®fobos en Lisboa de un partido nacional renovador (totalmente desconocido), con esl¨®ganes como: "?Basta de inmigraci¨®n, el nacionalismo es la soluci¨®n!". Son coincidencias todo lo m¨¢s...
Lo que sucede es que la derecha portuguesa -los partidos PPD / PSD y CDS / PP, no hay m¨¢s- nunca se ha atrevido a postularse como heredera del salazarismo. El primero, que es en realidad un partido de centro-derecha, se halla en una dif¨ªcil situaci¨®n, con un liderazgo muy discutido y sin rumbo seguro. El segundo est¨¢ profundamente dividido, con conflictos pol¨ªticos poco edificantes, que no le auguran un futuro risue?o.
Por otro lado, el Gobierno ha completado ya dos a?os y est¨¢ asegurado por la coalici¨®n entre el PS y la izquierda, que es mayoritaria, y vive en r¨¦gimen de cohabitaci¨®n pac¨ªfica con el actual presidente de centro-derecha Cavaco Silva. Los sondeos les son completamente favorables en cuanto a un futuro pr¨®ximo. El r¨¦gimen portugu¨¦s es semipresidencial, como es sabido. Eso provoca que la derecha pura y dura comience a dar se?ales de excesiva crispaci¨®n, se?ales de desesperaci¨®n. Porque ve el terreno que lleva al poder difumin¨¢rsele en un horizonte lejano. Lo que, de alguna manera, puede explicar estas coincidencias y cierta crispaci¨®n de la derecha.
Entretanto, la Uni¨®n Europea, con la presidencia de la canciller Merkel, parece querer recuperar el aliento perdido, lo que es muy positivo, y ser¨¢ en ese marco cuando tenga lugar la presidencia portuguesa de la Uni¨®n, a partir de julio de 2007. Confiemos en que la situaci¨®n interna deje de estar tan crispada y se ocupe m¨¢s de los grandes problemas que se hallan sometidos a debate en la Uni¨®n y que afectan a todos los Estados miembros, y por lo tanto a Portugal tambi¨¦n. Es la llamada Agenda de Lisboa, lanzada durante la presidencia portuguesa del Gobierno de Guterres, la que vuelve a estar en juego: compatibilizar la competitividad europea, fundamental en una ¨¦poca de globalizaci¨®n, con el modelo social y ambiental europeo. Adem¨¢s, claro est¨¢, de la necesaria profundizaci¨®n institucional, con el regreso al Tratado Constitucional, con o sin enmiendas.
En lo que a Portugal se refiere, no hay que dejar que se diluya la memoria de la dictadura, mediante una intensa educaci¨®n democr¨¢tica. Para que el infeliz voto televisivo salazarista sea un fait divers sin consecuencias -no se merece m¨¢s- y sea olvidado, como la espuma de las cosas o del tiempo.
M¨¢rio Soares es ex presidente y ex primer ministro de Portugal. Traducci¨®n de Carlos Gumpert
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