El juez coloca al confidente a un metro del polic¨ªa
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El teniente de la Guardia Civil que va a declarar tiene como sobrenombre V¨ªctor. El 11 de marzo de 2004 era el controlador del confidente Rafa Zouhier, esto es, el agente que llevaba a?os recibiendo sus chivatazos.
Zouhier, traficante, mat¨®n de discoteca e intermediario en ventas de armas, entre otras cosas, y acusado de servir de enlace entre los que vendieron la dinamita en Asturias y los islamistas que la compraron y la pusieron en los trenes, ha seguido el juicio, hasta ahora, en dos lugares: en la pecera blindada, con el resto de los encarcelados o en el calabozo, el solo, en la planta baja, cuando el juez G¨®mez Berm¨²dez, harto de sus gritos y de sus gestos insultantes, le ha echado de la sala.
Ayer, Zouhier sigui¨® la declaraci¨®n de su controlador desde una tercera posici¨®n privilegiada: detr¨¢s justo de V¨ªctor, a un metro de ¨¦l, fuera de la pecera, custodiado por una pareja de polic¨ªas. Si hubiera extendido el brazo habr¨ªa tocado la espalda del agente.
Desde all¨ª escuch¨® las respuestas del polic¨ªa con el que estuvo en contacto varios a?os, al que le daba los soplos, al que avis¨® bastantes meses antes de los atentados de que hab¨ªa unos asturianos dispuestos a colocar 150 kilos de dinamita por ah¨ª y al que despu¨¦s, seg¨²n el agente, no avis¨® de que la hab¨ªan colocado a un grupo comandado por un marroqu¨ª de mote El Chino.
"Ver la cara"
El abogado de Rafa Zouhier, Antonio Alberca, explic¨® que antes de que empezara la sesi¨®n, el presidente del tribunal le explic¨® el porqu¨¦ de situar ah¨ª a Zouhier. "Se ha debido a que los acusados tienen el derecho de ver la cara de la persona que declara contra ellos, aunque sea un testigo protegido", manifest¨® Alberca. Otros abogados comentaron que otra raz¨®n para separar a Zouhier del resto era que no alborotase en la pecera al escuchar una declaraci¨®n que le afectaba de manera directa.
No es la primera vez que G¨®mez Berm¨²dez saca a uno de los acusados del habit¨¢culo blindado y lo coloca detr¨¢s de los declarantes: hace 15 d¨ªas lo hizo con Rachid Aglif, El Conejo. El mismo presidente del tribunal explic¨® que lo hizo porque hab¨ªa visto a El Conejo comportarse de forma extra?a, balance¨¢ndose con los ojos cerrados, como si estuviera a punto de sufrir un ataque de angustia.
Por la tarde, El Conejo volvi¨® a su lugar de siempre en la pecera. Hab¨ªa dejado de balancearse y de cerrar los ojos. Ya miraba a los testigos que le inculpaban con los ojos abiertos.
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