Bush propone visados temporales a 2.600 euros para regularizar a los trabajadores 'sin papeles'
La reforma de las leyes migratorias mantiene el endurecimiento del control fronterizo

El presidente estadounidense, George Bush, defendi¨® ayer una reforma de las leyes migratorias que, junto al endurecimiento de las medidas de control fronterizo, permitir¨ªa hipot¨¦ticamente regularizar su situaci¨®n a millones de inmigrantes sin papeles. Esta propuesta, que exige un gran sacrificio econ¨®mico y personal a los ilegales que quieran seguir trabajando en EE UU, tiene todav¨ªa una dura batalla que librar en el Congreso antes de convertirse en ley. Sus posibilidades de ¨¦xito son, no obstante, mayores que otras propuestas de la Casa Blanca sobre Irak o impuestos, por ejemplo, porque el presidente cuenta en materia migratoria con una posici¨®n inicialmente m¨¢s favorable de parte de los dem¨®cratas, que ahora dominan en el Capitolio.
Desde la simb¨®lica ciudad de Yuma, en Arizona, a donde el presidente se acerc¨® a revisar las obras de un muro de m¨¢s de mil kil¨®metros en la frontera con M¨¦xico que intenta evitar el paso clandestino de cientos de miles de personas cada a?o, Bush respald¨® ayer las ideas presentadas la pasada semana al Congreso con vistas a la redacci¨®n de la nueva ley.
Esas ideas incluyen un programa de visados temporales para trabajadores ilegales complejo y controvertido. Seg¨²n ese programa, las personas que actualmente est¨¢n ilegalmente en EE UU -unos 12 millones, seg¨²n los c¨¢lculos m¨¢s habituales- pueden legalizar su situaci¨®n solicitando un visado de tres a?os que cuesta 3.500 d¨®lares (unos 2.600 euros) y puede ser renovado indefinidamente al mismo precio. "El programa de trabajadores temporales ayuda a separar a los delincuentes, a los traficantes de armas y de drogas de las personas que vienen aqu¨ª a trabajar", dijo Bush.
Certificado penal
Esos visados temporales, denominados Z, dan permiso a trabajar en este pa¨ªs, pero no convierten a sus propietarios en residentes de pleno derecho. Para conseguir la residencia, la famosa Tarjeta Verde (Green Card), el inmigrante temporal tiene que solicitarla en la embajada o consulados estadounidenses de su pa¨ªs de origen, y pagar una multa de 10.000 d¨®lares por haber entrado antes ilegalmente en territorio de EE UU.
Los visados Z no permiten tampoco que su beneficiario lleve consigo a EE UU a sus familiares ni le eximen de la exigencia de presentar un inmaculado certificado penal cuando solicite la residencia. Hay excepciones a estas reglas que se contemplar¨¢n individualmente y que est¨¢n pensadas para promover la importaci¨®n de talentos.
Los principales responsables dem¨®cratas en estos asuntos han acusado a la Casa Blanca de promover, con esta propuesta, la creaci¨®n de una permanente subclase trabajadora y de forzar la ruptura de las familias de inmigrantes. Un sector del Partido Dem¨®crata est¨¢ impulsando en el Congreso otra versi¨®n de la reforma que permitir¨ªa regularizar a los sin papeles sin necesidad de regresar a sus pa¨ªses, mediante el pago de una multa de 500 d¨®lares y la presentaci¨®n de documentos que acrediten que contaban con un trabajo en EE UU antes del 6 de junio de 2006.
Las organizaciones de inmigrantes tampoco est¨¢n muy satisfechas con la iniciativa del presidente. Varios miles de trabajadores extranjeros se manifestaron el pasado fin de semana en Los ?ngeles en demanda de una legalizaci¨®n inmediata y sin restricciones. Uno de los organizadores de la marcha, Juan Jos¨¦ Guti¨¦rrez, coordinador del Movimiento Latino -que participa tambi¨¦n en la convocatoria de un paro para el pr¨®ximo 1 de mayo-, se confes¨® "frustrado" por la propuesta de Bush "despu¨¦s de haber prometido que apoyar¨ªa una reforma racional".
La legalizaci¨®n irrestricta que promueven esos grupos tiene, desde luego, cero posibilidades de encontrar apoyo pol¨ªtico en Washington. Pero incluso la propuesta de Bush, pese a ir acompa?ada de medidas para reforzar la presencia policial en la frontera y de la promesa de concluir el muro, encuentra muy fuerte resistencia en el Congreso. Una mayor¨ªa de republicanos cree que el programa de visados temporales de Bush es una amnist¨ªa encubierta y lo rechaza sin paliativos. Entre los dem¨®cratas, las opiniones est¨¢n m¨¢s divididas; los hay contrarios al proyecto de Bush por exceso o por defecto, y los hay que est¨¢n dispuestos a negociar un compromiso.
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