La Maestranza estrena hospital
Ram¨®n Vila, cirujano jefe de la plaza sevillana, orgulloso de la nueva enfermer¨ªa
La plaza de todos de la Real Maestranza acaba de estrenar una nueva enfermer¨ªa que bien podr¨ªa considerarse hospital si no fuera porque carece de unidad de cuidados intensivos y servicio de enfermer¨ªa. No obstante, son unas instalaciones de 197 metros cuadrados, en la que se han invertido oficialmente 600.000 euros, construidas en los bajos del tendido 11, y que impactan por su dise?o, su distribuci¨®n y porque re¨²nen todas las innovaciones tecnol¨®gicas propias de un moderno centro sanitario.
Ram¨®n Vila, cirujano jefe del equipo m¨¦dico de la plaza, la ense?a con orgullo y concluye: "La antigua era una enfermer¨ªa, y ¨¦sta parece un hospital". Y cuenta que se han llevado a cabo reformas en cuanto a la habitabilidad -las paredes, los suelos y los techos est¨¢n construidos de acuerdo con las exigencias de la ley para centros hospitalarios- , y todos los medios t¨¦cnicos son nuevos. La enfermer¨ªa cuenta con un amplio pasillo para que puedan entrar dos camillas al mismo tiempo, una zona de hospitalizaci¨®n con dos camas, y dos quir¨®fanos -uno, peque?o, que se utilizar¨¢ como cuarto de curas, y otro, el quir¨®fano central, con unas dimensiones mayores que las habituales-.
Est¨¢ convencido el doctor Vila de la necesidad de estas nuevas instalaciones a pesar de su cercan¨ªa de los centros sanitarios de la capital. "Est¨¢ plenamente justificado porque la atenci¨®n inmediata a un paciente es el cincuenta por ciento de su curaci¨®n o salvaci¨®n", asegura, "y no se olvide que en la enfermer¨ªa de la plaza atendemos a m¨¢s espectadores que toreros".
De hecho, la nueva enfermer¨ªa ya ha sido estrenada el pasado domingo de Resurrecci¨®n. La inauguraron el picador Manuel Quinta, de la cuadrilla de Enrique Ponce, que fue derribado del caballo y sufri¨® una contusi¨®n en una rodilla, y siete espectadores que sufrieron mareos y desvanecimientos de car¨¢cter leve.
No ha sido f¨¢cil, sin embargo, encontrar la ubicaci¨®n de la nueva enfermer¨ªa. Fue Manuel Roca de Togores, anterior teniente de hermano mayor de Real Maestranza de Caballer¨ªa, propietaria de la plaza, quien hace tres a?os plante¨® la necesidad para ampliar el museo taurino. Tras el estudio de distintos emplazamientos, se ha elegido un local di¨¢fano situado bajo el tendido 11 de la plaza, justo enfrente de la antigua enfermer¨ªa. Para su adecuaci¨®n ha sido necesario acometer una importante obra que ha afectado a las localidades del coso.
Se ha vuelto a abrir de par en par la sexta puerta sim¨¦trica por las que se accede al ruedo, llamada Puerta del Despejo, que figura en un plano de 1913, y por donde, al parecer, se "despejaban" los caballos muertos cuando no exist¨ªa el actual peto. Esta puerta se cerr¨® a la mitad en los a?os 50, se elev¨® el suelo y se ganaron localidades de las tres filas de barrera y del tendido 11 de sol. Fueron 64 asientos ganados, los mismos que se han perdido ahora para dar entrada directa a la nueva enfermer¨ªa que, a su vez, ha debido ser elevada un metro y treinta cent¨ªmetros sobre el nivel de la calle Adriano, a la que tiene acceso. Tanto es as¨ª, que ha necesario habilitar un ascensor para bajar al posible accidentado que deba ser trasladado en ambulancia.
Todo esto lo cuenta entusiasmado el doctor Ram¨®n Vila, que dirige un experto equipo de diez m¨¦dicos, y que habla con nostalgia de la vieja enfermer¨ªa. "All¨ª he dejado mi vida y muchos recuerdos", afirma, "y all¨ª ha quedado la historia viva de esta plaza". Una historia que comenz¨® en la d¨¦cada de los a?os 40 con el equipo dirigido por el doctor Fernando Gonz¨¢lez Nand¨ªn, al que sigui¨® Antonio Leal, Ram¨®n Vila Arenas y, desde el a?o 78, el hijo de ¨¦ste, Ram¨®n Vila Jim¨¦nez.
Despu¨¦s de casi treinta a?os al frente del equipo m¨¦dico, Ram¨®n Vila afirma que hoy se producen menos cogidas, pero m¨¢s graves. Y su justificaci¨®n es esencialmente taurina: "A mi juicio", afirma, "la raz¨®n estriba en que el toro tiene un a?o m¨¢s y m¨¢s conocimiento; es m¨¢s tardo en la embestida, pero sabe medir y sabe lo que coge". "Creo que la edad del toro", concluye, "entra?a m¨¢s peligro que el trap¨ªo o los pitones".
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