"Jam¨¢s cantar¨¦ La marsellesa"
La apertura de una escuela isl¨¢mica en Lyon desata el temor a que los j¨®venes busquen su identidad fuera de la Rep¨²blica
La escuela musulmana Al Kindi, la tercera de Francia, se encuentra en Decines, en los alrededores de Lyon, cerca de un McDonald's, un centro comercial y una de las miles de rotondas que pueblan los suburbios franceses en una zona completamente anodina. Sus responsables insisten en que las clases de religi¨®n son voluntarias y que hay profesores de todas las confesiones. Sin embargo, su reciente apertura ha estado rodeada de pol¨¦mica, que muchos identifican con uno de los grandes miedos de una parte de la sociedad francesa: el temor al comunitarismo frente al republicanismo.
El hecho de que la inauguraci¨®n de este centro haya llegado a las primeras p¨¢ginas de la prensa y que haya costado su puesto al rector de la academia de Lyon, Alain Morvan, tras acusar de "islamistas" a los responsables de la escuela, demuestra que el asunto de la identidad, que se ha convertido en uno de los temas de la campa?a, toca fibras muy sensibles en Francia. "Es ante todo una escuela, en la que existe libertad de culto, cuya ense?anza se basa en el programa del Estado", explica Hakim Chergui, vicepresidente de Al Kindi.
En la pared, un mapa con las ciudades perdidas del Mediterr¨¢neo y la declaraci¨®n de los derechos del hombre y del ciudadano que nacieron tras la revoluci¨®n de 1789, uno de los s¨ªmbolos del republicanismo franc¨¦s. Nada en las aulas ni en los pasillos hace sospechar de que se trata de una escuela musulmana -"de referencia musulmana", corrige Chergui-. Da la impresi¨®n de que todos los asuntos que pudiesen resultar pol¨¦micos han sido tratados con sumo cuidado.
La apertura de los otros dos colegios musulmanes de Francia, en los alrededores de Par¨ªs y Lille, pas¨® m¨¢s inadvertida. Sin embargo, muchas cosas han cambiado en los ¨²ltimos tiempos y no s¨®lo los silbidos a La marsellesa durante un partido de f¨²tbol. Con la revuelta del oto?o de 2005 que incendi¨® los suburbios franceses no s¨®lo se quebr¨® la confianza en el Estado social, sino tambi¨¦n en la propia identidad francesa como motor de cohesi¨®n de la sociedad.
"Son j¨®venes que apoyan a la selecci¨®n francesa, inmersos en la sociedad de consumo y que a los pocos d¨ªas est¨¢n deseando regresar cuando visitan los pa¨ªses de sus padres", explica Boulahem Azahoum, portavoz de la Asociaci¨®n Divercit¨¦, muy activa en los suburbios lioneses. "Pero que no nos vengan con La marsellesa", prosigue en referencia a la reivindicaci¨®n del conservador Nicolas Sarkozy y de la socialista S¨¦gol¨¨ne Royal del himno nacional. "No lo cantar¨¦ jam¨¢s. En su nombre se han hecho las guerras coloniales".
Muchos de los recelos desatados por el colegio Al Kindi se encuadran dentro de ese temor a que muchos j¨®venes de origen musulm¨¢n busquen su identidad fuera de los caminos de la Rep¨²blica. Tanto Royal como Sarkozy han mostrado su apoyo al centro escolar bas¨¢ndose, entre otros argumentos, en el hecho de que tambi¨¦n existen colegios cat¨®licos y protestantes. Hasta un miembro de la comunidad sij est¨¢ promoviendo la creaci¨®n de uno adscrito a esta confesi¨®n.
El centro Al Kindi apenas cuenta con una veintena de alumnos, pero los responsables esperan alcanzar los 200 en la vuelta de septiembre. El colegio cuesta 1.230 euros al a?o, se dar¨¢n clases de lenguas orientales (¨¢rabe, chino, japon¨¦s y turco) y la asistencia a los cursos de religi¨®n ser¨¢ voluntaria. Los profesores no son todos musulmanes, ya que fueron escogidos a trav¨¦s de curr¨ªculos en los que no figuraba su identidad. Sin embargo, la apertura de la escuela tiene algo de reivindicaci¨®n.
"Francia cuenta con la mayor comunidad isl¨¢mica de Europa, entre cinco y seis millones de personas [sobre un total de 60 millones de habitantes]", asegura el responsable de relaciones p¨²blicas del centro, Sebai Rezki, quien recuerda que no existen cifras m¨¢s precisas porque no se pueden hacer censos basados en la religi¨®n o el origen. "Desde el 11 de septiembre, muchos musulmanes son acusados de integristas por tratar de ejercer su derecho, por hacer lo que todo el mundo hace", agrega Chergui.
Los responsables del centro insisten en que no existe ning¨²n tipo de vestimenta obligatoria; pero est¨¢ permitido que las chicas lleven la cabeza cubierta, a diferencia de lo que ocurre en la escuela p¨²blica, donde la exhibici¨®n de signos religiosos externos est¨¢ prohibida. Sin embargo, los detractores de la escuela ven un proyecto claramente islamista detr¨¢s.
"Los que, como yo, deben defender los valores de la Rep¨²blica me han decepcionado", dijo Alain Morvan, de 62 a?os, al diario Lib¨¦ration pocos d¨ªas despu¨¦s de que fuese destituido desde el Ministerio de Educaci¨®n acusado de "falta de reserva", en otras palabras, de hablar demasiado. El rector de la academia, una especie de circunscripci¨®n educativa, es nombrado por el Consejo de Ministros y es el encargado de la supervisi¨®n de todos los centros educativos.
"He continuado mi combate porque sab¨ªa que este establecimiento no estaba preparado para acoger a alumnos, tanto sobre el plano de la seguridad como pedag¨®gico. Algunas exigencias deben aplicarse a todos los ni?os, sean cat¨®licos, ateos y musulmanes", agreg¨®. Morvan hab¨ªa saltado en 2002 a los titulares cuando encabez¨® un proceso para sancionar y expulsar al n¨²mero dos del Frente Nacional, Bruno Goldmish, de la Universidad Lyon III por negar el Holocausto. Pero aquella lucha no le ha valido para que haya sido acusado de islamofobia durante su largo combate contra la apertura de la escuela Al Kindi.
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