Cuando los de la pecera escuchan muy atentos

Los encarcelados de origen ¨¢rabe sonr¨ªen desde la pecera, se pasan papeles; incluso, Mohanad Almallah, el acusado que siempre acude a los juicios con su vistosa corbata, se duerme con la cabeza apoyada en la palma de la mano o lee art¨ªculos de la revista Muy Interesante. Cuando los que declaran son los amigos de los ex mineros suministradores de dinamita, o polic¨ªas que describen el horror de la explosi¨®n de Legan¨¦s o ciertas pesquisas del caso, los marroqu¨ªes y sirios dormitan en el recito blindado y contemplan distra¨ªdos las evoluciones del juicio.

Pero ayer, a las once de la ma?ana, todos se tensaron y estiraron el cuello para ver entrar a un personaje que iba a declarar como testigo: Imad Eddin Barakat, Abu Dahdah, el jefe de Al Qaeda en Espa?a, detenido en noviembre de 2001, meses despu¨¦s del 11-S.

Abu Dahdah se sent¨® y comenz¨® a responder a las preguntas de las diversas acusaciones y de la fiscal¨ªa. Rabei Osman, El Egipcio, acusado de ser uno de los cerebros de los atentados de Madrid, se coloc¨® los cascos para escuchar la traducci¨®n en ¨¢rabe. No hab¨ªa sonrisas entre ellos. No hubo distracciones. Todos miraban hacia la espalda del l¨ªder de Al Qaeda, que ya hab¨ªa empezado a negar casi cualquier relaci¨®n con los acusados del atentado. Mohanad Almallah, el de la corbata y los art¨ªculos de Muy Interesante, el que se duerme con frecuencia apoyado en la pared de atr¨¢s, escuchaba en esta ocasi¨®n con los ojos muy abiertos.

Secta extremista

El hombre de Al Qaeda en Espa?a lo neg¨® todo, como en el juicio en el que fue condenado en 2005 a la c¨¢rcel, y explic¨® que, a su parecer, el atentado era obra de una secta extremista denominada Takfir Wal Hijra (Anatema y exilio), la corriente m¨¢s extremista del yihadismo. Esta secta permite incluso a sus seguidores disimular (y beber alcohol, fumar o ir con mujeres) a fin de pasar desapercibidos.

La polic¨ªa considera, precisamente, que el encorbatado Almallah

y Jamal Zougam, acusados ambos de pertenecer a la c¨¦lula integrista del 11-M, pertenecen a esa secta; y que eran muy amigos de Abu Dahdah. ?ste, por su parte, se limit¨® a decir que conoc¨ªa al primero porque "le arregl¨® una lavadora"; y al segundo porque "le tra¨ªa verduras".

El interrogatorio dur¨® 15 minutos. Abu Dahdah se levant¨® despu¨¦s y sali¨® por la puerta rumbo a la c¨¢rcel en la que est¨¢ desde 2001.

Vino otro testigo. Los de la pecera volvieron a distraerse, a hablar entre ellos, a sonre¨ªr, a gastar bromas...