Que no, Agust¨ªn, que no
El comisario Garc¨ªa Casta?o le dijo a D¨ªaz de Mera, su amigo y jefe, que ETA jam¨¢s estuvo en el 11-M
Los suicidas no se suicidaron. Ni tampoco murieron en Legan¨¦s. Los llev¨® all¨ª la polic¨ªa ya muertos -asesinados se supone- y debidamente congelados. Por eso, los agentes que entraron en el piso tras la explosi¨®n -la explosi¨®n es de lo poco que s¨ª existi¨®- no recuerdan haber visto sangre. Y entonces -se puede preguntar alg¨²n incauto-, ?c¨®mo es que se oyeron c¨¢nticos e insultos dentro del piso? La respuesta es clara y contundente: estaban grabados. ?Y el tiroteo? ?Tampoco es verdad que los suicidas dispararon contra la polic¨ªa desde una ventana? Nada, nada, una leyenda urbana de las tantas que circulan por ah¨ª...
Es la una de la tarde de un martes soleado. Desde que se abri¨® la sesi¨®n a las diez de la ma?ana, por la sala ya han pasado 16 -s¨ª, 16- agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, artificieros en su totalidad. Han sido llamados como testigos por la abogada Manuela Rubio. Sus preguntas est¨¢n enfocadas a demostrar la teor¨ªa resumida en el primer p¨¢rrafo. Los interrogatorios son vertiginosos, pr¨¢cticamente iguales unos a otros. La cuesti¨®n estrella es:
-?Vio usted sangre en el piso de Legan¨¦s?
Hay un momento en que la letrada de la AVT, temi¨¦ndose una reprimenda de G¨®mez Berm¨²dez, intenta poner el parche antes de la herida. Sentado en la silla azul, un artificiero alucina.
-Le voy a hacer una pregunta porque, aunque soy acusaci¨®n, siempre me he preguntado por qu¨¦ en el piso de Legan¨¦s no hab¨ªa sangre. ?Encontraron ustedes fragmentos de pared o algo...?
-Yo al piso no acced¨ª. Yo estuve por los alrededores de la piscina. Hab¨ªa restos humanos, dos cuerpos que estaban desmembrados...
-Y sangre, ?vio usted sangre?
No hay artificiero que se libre de la pregunta. Diecis¨¦is, que se dice pronto, puestos en fila india. Cuatro de ellos dicen que no la vieron, aunque unos a?aden que estuvieron muy poco tiempo en el edificio, otros que fueron dos o tres d¨ªas despu¨¦s de la explosi¨®n... Hay algunos -en todos lados hay aguafiestas- que dicen que s¨ª, que "claro" que vieron sangre... De pronto, la abogada tiene la sensaci¨®n de haber pillado a uno de los artificieros en una contradicci¨®n. Momento de tensi¨®n.
-?Qu¨¦ fue lo que recogi¨® usted en el piso de Legan¨¦s?
-Una mochila con ropa usada y un tel¨¦fono m¨®vil.
-Pero, ?los Tedax no se dedican exclusivamente a recoger explosivos?
-S¨ª.
-Entonces, ?c¨®mo recogieron objetos que no eran explosivos...?
-Es que la mochila hab¨ªa que abrirla.
-?Y los tel¨¦fonos?
-Estaban en el interior de la mochila...
El artificiero -voz rota, andares de quien est¨¢ acostumbrado a lidiar con las peores ganader¨ªas- se va de la sala. Y, detr¨¢s de ¨¦l, una ma?ana dedicada al surrealismo m¨¢s espantoso.
Por la tarde, llega "la fuente". El comisario Enrique Garc¨ªa Casta?o lleva 32 a?os en la polic¨ªa, todos ellos dedicados a luchar contra el terrorismo. Si la c¨¢mara que retransmite el juicio hubiese enfocado su rostro, a m¨¢s de un terrorista le hubiese dado un vuelco el coraz¨®n. Garc¨ªa Casta?o siempre estuvo en la trinchera, acodado en las peores barras de los lugares m¨¢s peligrosos, escuchando conversaciones que no deb¨ªa, tomando notas sin sacar un papel, consiguiendo informaci¨®n a cuerpo gentil para que otros detuvieran a comandos a punto de atentar. Nunca se supo su apellido hasta que su amigo y antiguo jefe Agust¨ªn D¨ªaz de Mera -el ¨²ltimo director general de la Polic¨ªa del Gobierno del PP- lo intentara usar de flotador. Dijo D¨ªaz de Mera que ¨¦l fue "la fuente" que le habl¨® de un supuesto informe que relacionaba a ETA con el 11-M. El interrogatorio que le hace el fiscal es muy esclarecedor.
-?Habl¨® usted con ¨¦l tras su declaraci¨®n del d¨ªa 28?
-S¨ª
-?Qu¨¦ le dijo?
-Que se encontraba en una situaci¨®n bastante desagradable, que su posici¨®n era muy dif¨ªcil, que el presidente del tribunal le hab¨ªa dicho que desvelara la supuesta fuente...
-?Le pidi¨® a usted que confirmara su tesis?
-Me dijo que iba a facilitar mi nombre al tribunal para que yo confirmara su tesis. Le dije que, como amigo m¨ªo que era, estaba dispuesto a ayudarle en lo que fuera, pero que no me pod¨ªa pedir que dijera algo que no es cierto. Yo nunca jam¨¢s, y adem¨¢s tengo testigos, le he dicho que haya ni una sola prueba ni un solo indicio que relacione a ETA con el 11-M. Nunca.
El comisario es tajante. Dice que, al d¨ªa siguiente de la conversaci¨®n referida, vuelve a recibir otra llamada de un amigo que cada vez lo es menos. El tema, al menos judicialmente, parece zanjado. Un pol¨ªtico con el agua al cuello que se salva poniendo a un secreta bajo los focos. Un secreta que tira de la l¨®gica y del sumario -ni un indicio en 100.000 folios que vincule a ETA con el 11-M- para dejar en entredicho al pol¨ªtico. ?Se firman tablas? No hay peor cu?a que la de la misma madera. D¨ªaz de Mera observa la declaraci¨®n de su ya ex amigo desde Estrasburgo, y decide contraatacar.
A los pocos minutos, a las redacciones de los peri¨®dicos llega una carta. En la primera l¨ªnea, el eurodiputado acusa al "citado se?or" -mal rollito- de faltar en reiteradas ocasiones al juramento prestado. El resto no es m¨¢s cordial. Intenta dejar a su viejo amigo a la altura del bet¨²n. D¨ªaz de Mera pone por testigo a su propio hijo, tambi¨¦n polic¨ªa, para intentar demostrar que Garc¨ªa Casta?o lo fue traicionando conforme se iban sucediendo las llamadas. "Ante tan flagrante c¨²mulo de falsedades", concluye el escrito, "solicito al tribunal la pr¨¢ctica de un careo entre el se?or Garc¨ªa Casta?o y yo mismo en presencia judicial".
Y la abogada de la AVT buscando sangre en Legan¨¦s...
LA VISTA AL D?A
Videoconferencia con el testigo clave contra El EgipcioUno de los testigos que implica a El Egipcio declarar¨¢ hoy mediante videoconferencia desde B¨¦lgica. Adem¨¢s, comparecer¨¢ ante el tribunal Abdelkrim Bensmail, que ten¨ªa en su poder el nombre de Henri Parot, miembro de ETA.
EL TESTIMONIO DE GARC?A CASTA?O
- "[D¨ªaz de Mera] Me dijo que estaba en una situaci¨®n dif¨ªcil y presionado pol¨ªticamente. [Yo le respond¨ª] que estaba dispuesto a ayudarle en lo que me pidiera pero que no me pod¨ªa pedir que dijera algo que no es cierto"- "Nunca jam¨¢s [le dije que ETA] tuviera una relaci¨®n ni por asomo" con los atentados del 11-M- Garc¨ªa Casta?o asegura que despu¨¦s de los atentados inform¨® a D¨ªaz de Mera de que no hab¨ªa indicios que apuntaran a ETA, que lo que hab¨ªa "enfocaba clar¨ªsimamente hacia islamistas", a lo que ¨¦ste respondi¨® que "tiraran para adelante fuese lo que fuese" y "opinasen lo que opinasen otras personas", sin precisar a qui¨¦n se refer¨ªa
LA REACCI?N DE D?AZ DE MERA
- "[P¨¦rez Casta?o] ha faltado al juramento: cuando ha negado que me hubiera informado sobre la existencia de un informe que hablaba de conexiones entre ETA y los islamistas [...] y cuando ha puesto en mi boca palabras que nunca pronunci¨¦ relativas a presiones pol¨ªticas"- "El 28 de marzo me volvi¨® a relatar los detalles relativos al informe en cuesti¨®n [...] Sus primeras palabras fueron: 'Estoy dispuesto a ir a la c¨¢rcel por ti por revelaci¨®n de secretos'. Posteriormente se produce un cambio"- "Ante tan flagrante c¨²mulo de falsedades, considero que contrastar las dos versiones ante el tribunal podr¨ªa contribuir a demostrar la veracidad de la informaci¨®n que he proporcionado"
DOS TESTIMONIOS ENFRENTADOS
El comisario que habl¨® con De Mera desmiente la versi¨®n del eurodiputadoEnrique Garc¨ªa Casta?o, comisario de polic¨ªa a quien el ex director de la Polic¨ªa, Agust¨ªn D¨ªaz de Mera, atribuy¨® la informaci¨®n sobre la implicaci¨®n de ETA en el 11-M, acus¨® ayer al alto cargo de mentir.El alto cargo del PP pide un careoAgust¨ªn D¨ªaz de Mera reaccion¨® a la declaraci¨®n del comisario que le acus¨® de mentir con una petici¨®n de careo ante el tribunal que juzga el 11-M.Las sospechas infundadas sobre el suicidio de Legan¨¦sLa abogada de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo pregunt¨® a 16 tedax si vieron sangre en Legan¨¦s, extendiendo la sospecha sobre un montaje del suicidio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.