La paciencia del peat¨®n
Enric Granados es una calle de Barcelona. Va desde la Diagonal hasta las traseras de la vieja universidad y cruza una de las pocas plazas que hay en el Eixample: la de Letamendi. Quiz¨¢ por quedar cortada y no llegar hasta la Gran Via, como el resto de v¨ªas perpendiculares, nunca fue de gran tr¨¢fico, hasta el punto de que el Ayuntamiento, en un raro arranque a favor del peat¨®n, decidi¨® hacerla semipeatonal. Se halla dividida en dos aceras, una calzada para coches con el uso restringido, una zona de aparcamiento para motos y carriles bicis. Eso ocurre entre las calles de Par¨ªs y Val¨¨ncia. M. M. explica que desde que se han hecho los ¨²ltimos cambios, la calle sufre todos los males sin que el consistorio tenga voluntad alguna de mitigarlos. M. M. ha escrito una carta a la concejal del distrito, Assumta Escarp, pero no ha tenido respuesta, y aconseja un paseo por la calle para ver c¨®mo est¨¢.
Si se empieza por los extremos, es una monada. En la zona que da a la Diagonal, la calle no es semipeatonal, sino peatonal del todo. Est¨¢ rematada por jardineras con palmas y aqu¨ª y all¨¢ hay ¨¢rboles que sombrean bancos y sillas. Esos ¨¢rboles son de especies diversas: hay jacarandas (oriundas de Argentina y Brasil, seg¨²n se?ala la placa informativa), mimosas azules de Australia, tilos de Crimea, un ¨¢rbol llamado del amor y una zona de juegos para ni?os.
Se llega a la calle de Par¨ªs y ese peque?o trozo casi paradisiaco se convierte en infierno sin pasar por el purgatorio: hay coches por todas partes y casi todos mal aparcados, dificultando el paso a otros coches y a los peatones.
Ya en la calle, las aceras sirven poco para los peatones porque est¨¢n llenas de motos, incluso en zonas donde hay pintado aparcamiento para estos veh¨ªculos en la calzada. Hay coches cruzados en la calle, algunos sobre la acera, otros en la zona de motoristas y varios ocupando el carril bici. En el tramo entre C¨°rsega y Par¨ªs la cosa no mejora. Ante una empresa de servicios se cuentan 19 motos que ocupan toda la acera. Pese a su anchura, los peatones tienen dificultades para andar en l¨ªnea recta.
En Rossell¨®, donde hay un corte por las obras de Ferrocarrils de la Generalitat, el caos se supera a s¨ª mismo. La valla que indica el corte de tr¨¢fico ha sido utilizada por algunas empresas para colgar comunicados publicitarios. Los viandantes no pueden pasar ni siquiera en el paso de peatones, tanto es as¨ª que un coche pita a un peat¨®n que pretend¨ªa utilizarlo. El mismo conductor pita despu¨¦s a otro conductor que respetaba un sem¨¢foro en Proven?a. Entre esta calle y la de Mallorca, dos motoristas circulan por la acera en direcci¨®n contraria a la calle (en la acera todas las direcciones son contrarias y prohibidas, aunque el Ayuntamiento parezca no saberlo). Junto al cruce de la comisar¨ªa hay un andamio y los obreros han ocupado casi el resto de la acera.
En todo este tiempo, el carril bici s¨®lo registr¨® un usuario.
El Ayuntamiento (que tard¨® cinco d¨ªas en dar explicaciones) dice que reforzar¨¢ la presencia de la Guardia Urbana. No ser¨¢ dif¨ªcil. Si no hay guardias y se pone uno, se ha aumentado la dotaci¨®n una barbaridad. Adem¨¢s, se?ala que las restricciones en Balmes pueden ser la causa del desbarajuste de Enric Granados. Y el portavoz municipal a?ade que ser¨¢ dif¨ªcil de resolver mientras duren las obras. Faltan a?os para que terminen, de modo que los vecinos ya saben: a armarse de paciencia o perecer en el intento.
M. M. se queja tambi¨¦n de la suciedad en la plaza de Letamendi. La vista corrobora la queja. El Ayuntamiento dice que toma nota. Habr¨¢ que verlo.
Para quejas sobre las administraciones y empresas p¨²blicas hay que dirigirse a catalunya@elpais.es a la atenci¨®n de Francesc Arroyo.
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