"Que te disparen, duele"
Los diarios de Reagan reflejan m¨²ltiples an¨¦cdotas de su etapa presidencial
El 19 de enero de 1989 escrib¨ªa su ¨²ltima frase y dec¨ªa: "Ma?ana dejo de ser presidente". Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s de abandonar la Casa Blanca, los diarios del presidente Ronald Reagan han visto la luz. De momento en una condensada publicaci¨®n hecha por la revista Vanity Fair. Pero en forma de libro el pr¨®ximo d¨ªa 22.
En frases concisas y llenas de abreviaturas (los dem¨®cratas son Dems. y el servicio secreto es SS), en las que incluso el juramento m¨¢s suave queda silenciado con puntos suspensivos, el 40? presidente de Estados Unidos revela su sencillez y un peculiar sentido del humor.
"He vuelto a pasar la ma?ana en la oficina, he vuelto para comer y echarme una siesta", escribi¨® tras el atentado
"Que te disparen, duele", anot¨® despu¨¦s de su intento de asesinato el 30 de marzo de 1981. Aquellos d¨ªas fueron los ¨²nicos de su mandato en los que el antiguo actor de Hollywood dej¨® de novelar su presidencia. Rubricados con el sello de la Casa Blanca, en cinco cuadernos de piel color granate, Reagan escribi¨® desde 1981 hasta 1989 lo que suced¨ªa en su d¨ªa a d¨ªa. Desde los bombardeos de Israel sobre L¨ªbano hasta su desvelo por la que hab¨ªa sido su antigua profesi¨®n: prometi¨® a James Ste-wart que intentar¨ªa ocuparse de que se prohibiese la pr¨¢ctica de colorear las antiguas pel¨ªculas filmadas en blanco y negro y lament¨® profundamente la muerte de Fred Astaire.
A tenor de la lectura de los diarios, el presidente parece tener dos disputas importantes entre manos: el conflicto con el Gobierno del israel¨ª Men¨¢jem Beguin y sus desencuentros con su hijo Ron. Ron Reagan detestaba la protecci¨®n ofrecida por el SS (servicio secreto) y en alguna ocasi¨®n lleg¨® a colgar el tel¨¦fono a su padre y fue muy grosero con su madre, Nancy. "No pienso volver a hablar con ¨¦l hasta que se disculpe", escribi¨® el indignado padre.
Los problemas con sus hijos (Ron y Patti) quedan reflejados como una dolorosa experiencia que Reagan, fallecido a los 93 a?os de edad en junio de 2004, transcribi¨® al papel de sus diarios. El amor por su mujer salpica tambi¨¦n las p¨¢ginas. Pocas semanas antes de que fuera tiroteado a la entrada del hotel Hilton de Connecticut Avenue, en Washington, Reagan redact¨®: "Nuestro aniversario de boda: 29 a?os de una felicidad tal, que ning¨²n hombre puede imaginar". Y de nuevo su sentido del humor: "He vuelto a pasar la ma?ana en la oficina, he vuelto para comer y echarme una siesta", anot¨® sobre un mes despu¨¦s del atentado. "Me debo de estar recuperando, ?mis siestas cada d¨ªa son m¨¢s cortas!". Consideraba un "payaso loco" al l¨ªder libio Muammar el Gaddafi; ten¨ªa "qu¨ªmica" con el ¨²ltimo presidente de la URSS, Mija¨ªl Gorbachov; le sorprend¨ªa que el cantante Michael Jackson fuera "tan t¨ªmido" y consideraba un paranoico al secretario de Estado Alexander Haig (aquel que defini¨® la intentona golpista de Tejero, el 23 de febrero de 1981, como "un asunto interno espa?ol"). Tem¨ªa al Apocalipsis pero relativizaba al l¨ªder cubano Fidel Castro, al que tambi¨¦n filtr¨® por su vis c¨®mica. En 1981 escribi¨®: "Los informes del espionaje dicen que Castro est¨¢ muy preocupado sobre m¨ª. Yo s¨ª que estoy preocupado, ... por no poder ofrecerle algo con lo que justificar su preocupaci¨®n".
?Su momento diplom¨¢tico m¨¢s tenso? Cuando al pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra -un tipo muy "simp¨¢tico", en palabras de Reagan- se le sirvi¨® el t¨¦ en la Casa Blanca "al estilo americano". "El servicio trajo el t¨¦ y... ?horror de los horrores!", escribe el presidente, "lo sirvieron a nuestra manera, con la bolsita dentro de la taza". "De repente me di cuenta de que segu¨ªa sujetando la taza y que finalmente la dejaba sobre la mesa", explica Reagan en su diario. El pr¨ªncipe se disculp¨®: "No sab¨ªa qu¨¦ hacer con la bolsita".
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