La 'novelita' que sali¨® de un caj¨®n
Enrique Murillo publica la primera entrega de su trilog¨ªa de fantasmas
Parec¨ªa el escenario de una nouvelle de Henry James. Hace m¨¢s de una d¨¦cada, un grupo de personas se reun¨ªa en una recepci¨®n en el palacio de Oriente, y uno de los contertulios relataba una espantosa e hilarante historia sobre las cenizas de su padre. A Enrique Murillo (Barcelona, 1944) el relato le pareci¨® terrible, se ri¨® a carcajadas con ¨¦l. Entonces no sab¨ªa que le iba a acechar durante los a?os posteriores a ese encuentro. "La historia se me qued¨® grabada, pero no me puse a escribir inmediatamente, me gusta dejar distancia para ver las historias desde otra ¨®ptica". El tiempo pas¨® y Murillo no vio otra salida que utilizar la historia para el desenlace de su nouvelle -o novelita, el autor alterna ambas denominaciones-, La muerte pegada a las u?as (Bruguera).
Pero Murillo recluy¨® a la novelita en un caj¨®n. "No ve¨ªa con claridad la salida de una nouvelle de esas caracter¨ªsticas, en Espa?a no hay tradici¨®n, cre¨ªa que era demasiado breve", recuerda. Y eso que pretend¨ªa que esa novela breve fuera la primera de una trilog¨ªa sobre historias de fantasmas. Los propios, los ajenos, en definitiva, los de la sociedad que le ha tocado. "En esta novela breve le doy algunas vueltas a dos o tres asuntos que me desasosiegan. No entiendo por qu¨¦ nos cuesta tanto aceptar la muerte. O por qu¨¦ nos cuesta tanto liberarnos del mito infantil del amor. El amor no es la soluci¨®n, sino una pasi¨®n muy compleja, con tantos aspectos positivos como negativos. No entiendo por qu¨¦ es tan dif¨ªcil establecer contacto con otras personas, un contacto aut¨¦ntico", explica.
En La muerte pegada a las u?as a un ejecutivo -o eso nos deja intuir Murillo- habitual del puente a¨¦reo le toca un compa?ero de asiento un tanto indeseable: se atreve a darle los buenos d¨ªas, a invadir parte de su espacio e incluso a contarle, sin m¨¢s, su vida. ?l cree amar a su esposa, pero ella se queja de que no se siente querida. "Qu¨¦ poco te importo", le dice. ?l no entiende nada. "Yo no estoy donde t¨² me miras", le dice ella. A ¨¦l, un fot¨®grafo que la observa todo el d¨ªa a trav¨¦s del visor de su c¨¢mara. Y ¨¦stas son s¨®lo unas pinceladas de la hipn¨®tica historia a la que acabar¨¢ sucumbiendo el airado ejecutivo -y el lector-. "En este y en otros libros m¨ªos me esfuerzo por hacer que el lector no pueda soltarlo, que quiera saber c¨®mo acaba la historia, como en esas novelas de cr¨ªmenes en las que s¨®lo al final se sabe qui¨¦n es el asesino".
La novelita segu¨ªa encerrada bajo llave y la trilog¨ªa de fantasmas segu¨ªa adelante. En 2002 Murillo public¨® Qu¨¦ nos pasa (Ediciones Destino). Una segunda entrega "m¨¢s extensa y publicable" -la tercera ya est¨¢ empezada-. Tiempo despu¨¦s, su editora le pidi¨® un in¨¦dito. Y ¨¦l levant¨® el castigo a su novelita. "Le dije que s¨ª, pero le advert¨ª de que era una nouvelle de no muchas p¨¢ginas". Su respuesta fue: "No te preocupes, acabo de publicar un libro de Manguel de s¨®lo 50 folios". La muerte pegada a las u?as tiene 94 p¨¢ginas.
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