El Racing anula al Zaragoza

La variaci¨®n t¨¢ctica, tan arriesgada como valiente, de situar a Aimar como enganche y descartar a uno de los dos medios centro soliviant¨® al Zaragoza. Pero no lo suficiente para doblegar al Racing, que se mostr¨® t¨¢cticamente superior de inicio y aseado en la defensa al final. El empate anima al Racing en su lucha por entrar en Europa y condena al Zaragoza, que sigue lejos de su sue?o de concluir el ejercicio en la zona m¨¢s noble de la tabla.

Habituado el Zaragoza a gobernar los partidos, se atragant¨® ante la descarada propuesta inicial del Racing, que le busc¨® las cosquillas con denuedo y le hizo da?o donde m¨¢s le duele. Con las l¨ªneas apretujadas, el equipo c¨¢ntabro presion¨® en campo ajeno y atosig¨® a la zona de creaci¨®n rival para desarticular su inspiraci¨®n. Lo consigui¨®. Abiertos los volantes a la l¨ªnea de cal y tapados los medios, el Zaragoza, consternado, se perdi¨® en los pases horizontales, en la circulaci¨®n indolente de lado a lado de la zaga. Sud¨® horrores el Zaragoza para dar salida a la pelota desde atr¨¢s y regal¨® el cuero en pases verticales de largo recorrido. Al Racing, sin embargo, tampoco le dur¨® mucho la pelota en los pies. No la quiso para jugarla, sino para enfilar el marco contrario. Directo, sin apenas transiciones. Cualquier excusa era buena para buscar al kilom¨¦trico Zigic. Un saque de banda, un patad¨®n a seguir desde la zaga o un centro desde los costados. Todos los balones iban profusamente teledirigidos hacia la testa de Zigic, que lo controlaba todo desde las alturas. El talludo delantero se hart¨® de peinar balones, de prolongarlos a las carreras de Munitis. Pero la zaga del Zaragoza ya se sab¨ªa la lecci¨®n. Un central marcaba, el otro reculaba unos metros para recoger las prolongaciones y el lateral m¨¢s pr¨®ximo hac¨ªa la cobertura al primero. Desdibujado Zigic, anulado el Racing.

No lo aprovech¨® el Zaragoza. Empecinado en saltarse la segunda l¨ªnea, sin un trescuartista, su ataque fue tan ampuloso como inconexo. Se olvid¨® de las paredes, de las asistencias al hueco y de las combinaciones r¨¢pidas, a uno o dos toques, que tanto da?o hacen a las defensas que enciman, que dejan tantos metros de distancia con el portero. Hasta que V¨ªctor Fern¨¢ndez, consciente del desastre, vari¨® su dibujo. Del 4-4-2 con dos medios centro pas¨® al 4-1-3-2 con un media punta, con Aimar como enganche. Con esa arriesgada variaci¨®n, dot¨® al Zaragoza del tiempo y el espacio necesarios para crear y padecer en las contras rivales. Gaby Milito, sin embargo, se marc¨® un partidazo colosal y erradic¨® la alternativa adversaria con anticipaciones y cruces de manual.

La iniciativa, entonces, la recogi¨® el Zaragoza. M¨¦rito de Aimar, que gener¨® espacios que se aprovecharon desde la segunda l¨ªnea y desde los costados. No s¨®lo eso, sino que tambi¨¦n prob¨® con pases interiores, combin¨® con los carrileros y conect¨® un par de disparos tremendos. El primero lami¨® el palo; el segundo, el travesa?o. Abocado al ataque, el Zaragoza lleg¨® con un taconazo de Lafita que To?o repeli¨® de modo sobresaliente. Lo intent¨® tambi¨¦n con una chilena fallida de Ewerthon y otro remate de Diego Milito al lateral de la red. Cuando Aimar toc¨®, el Zaragoza jug¨®. Pero no lo suficiente.