Queda inaugurado este pantano
A los ni?os del franquismo esta frase nos hac¨ªa mucha gracia. A los ni?os del franquismo que viv¨ªamos, literalmente, al borde de un pantano, en la misma construcci¨®n de una presa, la frase nos tocaba un poco m¨¢s de cerca. Recuerdo una tarde, al borde de aquel precipicio que cortaba el aliento, pele¨¢ndonos por ver qui¨¦n imitaba mejor a Franco: la mano temblorosa sujetando las c¨¦lebres tijeras, la voz a¨²n m¨¢s aguda que nuestro propio timbre infantil y la emblem¨¢tica frase del caudillo, "Queda inaugurado este pantano".
Aparte de la frase franquista la vida en el pantano nos dej¨® la evidencia del esfuerzo humano que supuso aquello, el recuerdo de aquellos obreros que de ma?ana pasaban amontonados en camiones y nos gritaban adi¨®s a los ni?os que ¨ªbamos a la escuela. La "o" siempre se perd¨ªa por la curva: "Adiooooo".
Las obras p¨²blicas van unidas a la vida de los pr¨®ceres, sean dictadores o se?ores legitimados por el voto popular. El acto de inaugurar es el m¨¢s excitante para cualquier pol¨ªtico. Dicen los sex¨®logos que el estr¨¦s de la vida p¨²blica baja la libido. A este respecto yo tengo mi humilde teor¨ªa: lo que ocurre es que la libido se desplaza de la cama a otros ¨¢mbitos de la vida, y que el pol¨ªtico, cuando verdaderamente siente placer, es cuando inaugura. Cuando el pol¨ªtico inaugura una primera piedra tiene un orgasmo discretito, como un calambr¨ªn; pero cuando el pol¨ªtico inaugura un hospital, ese orgasmo, amigos, es de campeonato. Hay momentos, como ahora, en que los pol¨ªticos se vuelven multiorg¨¢smicos.
Acabo de recibir varias cartas desde Madrid en las que mis amados e-lectores me cuentan que al ritmo que lleva mi se?orita Aguirre le va a dar algo. En los ¨²ltimos d¨ªas mi se?orita Esperanza ha inaugurado siete paradas de metro y un hospital que a¨²n est¨¢n en obras, dicen. ?C¨®mo se llama la pel¨ªcula? Nueve paradas y media.
Es comprensible que los lectores est¨¦n preocupados por la vida loca de su se?orita, que est¨¢ que se sale. No quisiera parecer pacata pero esto ya roza el vicio. Sodoma y Gomorra. Y Gallard¨®n, rebosante como siempre de testosterona, no se queda a la zaga. La excitaci¨®n por ponerse cascos y cortar cintas se va volviendo m¨¢s fren¨¦tica as¨ª entramos en campa?a, por tanto, es de alguna manera comprensible que la ministra de Fomento improvisara un menage a trois, con Sebasti¨¢n y Simancas, y en un aqu¨ªtepillo-aqu¨ªtemato inaugurara el metro de la T4, que tambi¨¦n da mucho gustirrin¨ªn. Luego se pasaron los d¨ªas pele¨¢ndose, ante la estupefacci¨®n ciudadana, por ver cu¨¢nto hab¨ªa puesto cada cual en la obra y por qui¨¦n se merec¨ªa realmente disfrutar de ese tremendo orgasmo.
Dicen los e-lectores que estos esclavos de la libido parecen olvidarse de que los que les pagamos el polvo somos nosotros. No estar¨ªa de m¨¢s que cortaran alguna cinta inaugural en casa, con su se?or o su se?ora, y que fueran al trabajo m¨¢s tranquilos.
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