Una ruptura para Par¨ªs y para Bruselas
Las urnas revelaron anoche un secreto que no lo era. Lanzando por la borda todos los complejos, la mayor¨ªa de los electores entreg¨® el poder a un hombre duro para que les saque de la depresi¨®n nacional en que se hab¨ªan sumido durante los ¨²ltimos a?os. El deseo de un hombre fuerte ha sido m¨¢s grande que el de permitir la elecci¨®n hist¨®rica de una mujer en la primera magistratura del pa¨ªs.
Sarkozy es tan duro como cerebral. Puede ser un Tony Blair para la derecha europea. En todo caso es un aut¨¦ntico genio pol¨ªtico, capaz de salir triunfante de una campa?a en la que ha logrado borrar la realidad de que ¨¦l procede de la mayor¨ªa saliente, y por lo tanto, de toda responsabilidad en la depresi¨®n nacional.
A la cabeza de Francia se sit¨²a una persona que no sufre contradicciones ni tolera los obst¨¢culos. Ha movilizado la adhesi¨®n a un programa mitad "liberal autoritario", mitad proteccionista de los intereses nacionales, todo ello arropado en un lenguaje patri¨®tico. La promesa de velar por la "identidad nacional" anuncia una pol¨ªtica severa no ya frente a nuevos inmigrantes, sino contra los descendientes de los que est¨¢n en el pa¨ªs y no se integran. Sarkozy ha movilizado a "la Francia que se levanta temprano" frente a la Francia "subvencionada", en una decisi¨®n que rompe con el pacto social no escrito vigente desde la II Guerra Mundial.
La victoria de Sarkozy tambi¨¦n es el fruto de la OPA lanzada a los votantes de extrema derecha. Lo ha conseguido con una gesti¨®n muy severa de la seguridad p¨²blica, que le llev¨® a d¨ªas tan duros como la revuelta de los suburbios de 2005, y present¨¢ndose en todas partes como el protector de las clases populares. Consigue as¨ª un resultado que expresa una realidad muy tenaz en Francia, que es el deslizamiento hacia la derecha. Bien es cierto que la izquierda ha dominado este pa¨ªs mucho menos de lo que parece: los candidatos de izquierda solo ganaron dos veces en los 49 a?os transcurridos desde que el general De Gaulle instaur¨® la elecci¨®n directa del presidente y ambas gracias a un candidato excepcional, Fran?ois Mitterrand.
"La derecha es fuerte porque la izquierda es d¨¦bil", reconoc¨ªa anoche un destacado militante socialista, muy cr¨ªtico con la campa?a de S¨¦gol¨¨ne Royal. Por su dimensi¨®n imprevista, la irrupci¨®n de esta mujer en la carrera presidencial ocult¨® una tendencia m¨¢s profunda de la sociedad francesa, de la que Sarkozy era el indiscutible beneficiario.
La cita de su vida
La elecci¨®n de Sarkozy tambi¨¦n se debe a la reconstrucci¨®n del partido de la derecha en torno a su persona. Ha empleado tres a?os y medio para organizar met¨®dicamente la cita de su vida, desde que el 20 de noviembre de 2003 utilizara una pirueta para anunciar su ambici¨®n presidencial: el presentador de un programa televisivo le pregunt¨® si alguna vez hab¨ªa pensado en la presidencia "al afeitarse" y Sarkozy le espet¨® en directo: "No solamente cuando me afeito". Pocos a?os antes hab¨ªa perdido unas elecciones al Parlamento Europeo en las que s¨®lo sac¨® el 12% de los votos, lo cual dice mucho de la capacidad de recuperaci¨®n.
Su legitimidad ser¨¢ muy amplia, dada la claridad del resultado de ayer. Sarkozy emerge como la encarnaci¨®n del cambio en su pa¨ªs y jugar¨¢ tambi¨¦n un papel destacado en Europa. De sus planes europeos apenas ha hablado en esta campa?a. Pero ya en 2004 afirmaba, en conversaci¨®n con este peri¨®dico, la voluntad de crear un "gobierno econ¨®mico" com¨²n de la zona del euro, resaltando la contradicci¨®n de tener una moneda com¨²n y distintas pol¨ªticas econ¨®micas. Seguro que conserva la idea, aunque no la haya expresado. Y a los 52 a?os, se tiene cuerda para rato.
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