Dentro del laberinto
La inestabilidad mental y el desamparo delimitan el extra?o territorio (subjetivo) en el que transcurre este tercer largometraje del norteamericano Lodge Kerrigan: un cruce de caminos en el que la cr¨ªtica ha podido identificar el eco visceral del mejor Cassavetes y una cierta proximidad a la urgencia expresiva del cine de los hermanos Dardenne. La c¨¢mara, intrusa e imp¨²dica, acompa?a en todo momento al personaje del t¨ªtulo, un esquizofr¨¦nico que perdi¨® (o no) a su hija (que quiz¨¢ jam¨¢s existi¨®) en una estaci¨®n de autobuses y que, en su deriva vital, recrea obsesivamente ese momento en el que su vida empez¨® a torcerse. La redenci¨®n y el horror conviven en el horizonte.
Keane es una pel¨ªcula tan atrevida como inc¨®moda, que tiene su mejor apuesta en esa deliberada ambig¨¹edad que mantiene un constante pulso con las expectativas y los sentimientos del espectador. Es posible que ¨¦ste acabe agotado tras la experiencia de acompa?ar, casi en tiempo real, al actor Damian Lewis en su tour de force interpretativo, pero Keane vale el esfuerzo: la pel¨ªcula sigue viviendo mucho despu¨¦s de que se enciendan las luces de la sala.
KEANE
Direcci¨®n: Lodge Kerrigan. Int¨¦rpretes: Damian Lewis, Abigail Breslin, Amy Ryan. Estados Unidos, 2004. G¨¦nero: Drama. Duraci¨®n: 100 minutos.
Babelia
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