La victoria del logo
Hace casi cinco meses comenc¨¦ a anunciar el triunfo de Nicolas Sarkozy, no para reforzar sus posibilidades de victoria en virtud de los efectos de la self-fulfilling prophecy, sino porque los que tenemos el privilegio de haber puesto un pie en el espacio de la comunicaci¨®n, aunque sea escrita y discontinua, tenemos la obligaci¨®n de contar lo que vemos y desde donde lo vemos. La irresistible voluntad de poder pol¨ªtico de Sarkozy, que le lleva a declarar cuando tiene 28 a?os y acaba de instalarse en la alcald¨ªa de Neuilly, uno de los barrios de la clase dirigente francesa, que su objetivo es la presidencia de la Rep¨²blica, se apoya en unas notables condiciones de estratega pol¨ªtico, en una probada capacidad de orador, y sobre todo en una ambici¨®n, energ¨ªa y tenacidad absolutamente excepcionales. Lo que explica que, en menos de cuatro a?os, conquiste el partido de la derecha, lo lleve a superar en militantes y recursos al Partido Socialista y convierta a la UMD en la primera organizaci¨®n pol¨ªtica de Francia. Provisto de este patrimonio pol¨ªtico, hace suyo el modelo de Berlusconi pero de manera m¨¢s sutil y eficaz.
En vez de crear una financiera y desde ella aglutinar los principales poderes econ¨®micos del pa¨ªs y sus decisivas prolongaciones medi¨¢ticas, se sirve de su despacho de abogados de negocios para constituirse en el soporte jur¨ªdico (gubernativo) imprescindible de las grandes empresas francesas y de los principales medios de comunicaci¨®n, a la par que en el amigo ¨ªntimo e imprescindible de sus presidentes. En la sucinta relaci¨®n que a?ado, y que he publicado tres veces en los ¨²ltimos dos meses, en este mismo diario, sin eco alguno, figuran: Marcel Dassault (armas, Le Figaro, Valeurs Actuelles, etc¨¦tera); Martin Bouygues (construcci¨®n, telefon¨ªa, TF1); Arnaud Lagard¨¨re (armas, tambi¨¦n, operaciones inmobiliarias, Paris Match, Elle, Journal du Dimanche, con una presencia importante en Le Monde); ?douard de Rothschild (finanzas, diario Lib¨¦ration); Vincent Bollor¨¦ (transportes mar¨ªtimos, instalaciones portuarias, publicidad, finanzas, prensa gratuita, producci¨®n televisiva, etc¨¦tera). Ning¨²n medio de comunicaci¨®n espa?ol ha querido entrar en ese proceloso y apasionante oc¨¦ano de operaciones y luchas por el poder y el dinero y ni siquiera los franceses se han distinguido por su curiosidad period¨ªstica, limitada hasta ahora esencialmente al tratamiento light y people, del que puede ser ejemplo el reciente libro de Catherine Nay Un pouvoir nomm¨¦ D¨¦sir, Grasset 2007.
En cualquier caso, el claro triunfo de la opci¨®n conservadora francesa, que es el tercero consecutivo en las elecciones presidenciales, consecuencia y confirmaci¨®n de la ola reaccionaria mundial, ha puesto definitivamente fin a las inhibiciones y al bajo perfil p¨²blico de la derecha. Esa filiaci¨®n que hace 30 a?os se admit¨ªa de modo vergonzante se ha instalado ahora ostentosamente en muchos pa¨ªses. En algunos, como el nuestro, asumiendo una beligerancia agria y abrupta y en una arrogancia sin l¨ªmites y sin matices que en Francia ha tomado la forma de la impudicia. No hay que esconder nada, hay que exhibirlo todo. Por eso Sarkozy no oculta ni sus bazas, ni sus modos, ni sus amigos, ni sus preferencias. La victoria la ha celebrado con sus ¨ªntimos en el espacio por excelencia de la mundanidad parisiense del privilegio: el hotel-restaurante Le Fouquet's y el cabaret Falcon y lo ha cerrado en aguas de Malta en el yate-palacio del ya citado Vincent Bollor¨¦. Estas elecciones han representado un paso m¨¢s en la americanizaci¨®n de la pol¨ªtica de los pa¨ªses europeos: cada d¨ªa campa?as m¨¢s largas, m¨¢s dinero para la campa?a, un marketing m¨¢s espectacular y agresivo. No se trata de la sola homogeneizaci¨®n de credos y pol¨ªticas que ha producido el pensamiento ¨²nico, sino de la sustituci¨®n de las ideolog¨ªas y los programas por el marketing de las excelencias del candidato. Sarkozy se ha apuntado a todo, ha reivindicado todas las antecedencias: Michelet, P¨¦guy, Jaur¨¨s, Malraux. En su logo las ha metido a todas. Como dec¨ªa ayer Jean-Christophe Gallien en Le Monde, Sarkozy no ha vendido conservadurismo o liberalismo, ha vendido el miedo y se ha vendido a s¨ª mismo con seguridad. Las elecciones las ha ganado el logo Sarko. Estamos llegando al grado cero de la pol¨ªtica. ?Y la extrema izquierda? Cultivando sus minijardines. ?Y los socialistas? Encerrados en su hex¨¢gono, agotados en sus luchas intestinas, perdidos en la nostalgia de una socialdemocracia imposible. ?Hasta cu¨¢ndo?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.