De farra en el club del tibur¨®n
A bordo de Venecia a Atenas compartiendo la diversi¨®n de dos ni?as
Atracado en el muelle de un puerto, un barco crucero con capacidad para m¨¢s de 2.000 personas como el Sky Wonder parece m¨¢s, a los ojos de Paula y Cristina -mis dos mellizas de nueve a?os-, una nave espacial a punto de salir a surcar el espacio que un pesado medio de transporte acu¨¢tico que no supera los 25 nudos, unos 50-60 kil¨®metros por hora.
Pero, ?qui¨¦n busca velocidad sin tregua a la hora de montarse en un barco as¨ª? ?Qui¨¦n quiere salir volando? El secreto de una buena traves¨ªa por mar consiste en todo lo contrario. Es detener un poco el tiempo, hacer correr los relojes m¨¢s despacio, viajar y moverse de acuerdo con otros biorritmos. El oleaje, la espuma cortada, la posici¨®n de las estrellas, las puestas de sol son capaces de cambiar las pulsaciones de los mayores y de esos ni?os con una insaciable curiosidad que abarca desde el sonido de los delfines hasta el poder de los dioses del Olimpo; desde las rutas de Marco Polo hasta el arte de negociar el precio de una alfombra.
El placer de surcar el Mediterr¨¢neo en un crucero se multiplica viviendo la experiencia con unas mellizas en su primera aventura mar¨ªtima. Con paradas en Corf¨², Rodas y Dubrovnik.
Todos esos mundos y lo que hay en medio cabe en esa ruta m¨¢gica y variada elegida para el crucero: de Venecia a Atenas en ocho d¨ªas, con paradas en Dubrovnik (Croacia), Corf¨² y Rodas (Grecia) y Kusadasi (Turqu¨ªa). Tres pa¨ªses, dos mares. Una paleta inmensa de colores cambiantes: del recogido y gris¨¢ceo Adri¨¢tico al abierto y azul intenso Mediterr¨¢neo.
No hay nada como la primera vez de todo. M¨¢s cuando a¨²n no te han salido granos en la cara. La realidad puede mezclarse con los sue?os y potenciarse con elementos m¨¢gicos que pueden llegar a grabar en la memoria la marca de la felicidad. Luego, todo eso se refleja en cada rostro. As¨ª ocurre la primera vez que un ni?o entra en un barco. Hasta los signos de decadencia, las moquetas, el mobiliario entre kitsch y de sala de fiestas con bola de cristal giratoria pueden parecer un suntuoso palacio. Hasta un camarote interior, si es independiente del de sus padres, puede resultar la m¨¢s fascinante suite de lujo. La llave de una habitaci¨®n propia puede ser para ellos todo un tesoro.
Fascinaci¨®n veneciana
Al llegar a Venecia, en el muelle, los pasajeros van embarcando poco a poco, con cierto orden, porque los vuelos no llegan en tromba. Lo importante es dejar colgado el equipaje, del que te olvidas hasta que te vuelves a largar, para poder disponer de una tarde y una ma?ana en las que disfrutar de varios paseos por esa ciudad ¨²nica, tan inigualable en el arte de conservar el propio encanto como en desplegar la pericia de atracar a cualquier sujeto con una m¨¢quina de fotos en la mano.
Llegar a Venecia ya es fascinante de por s¨ª. Los vaporettos abarrotados agrandan las expectativas. Los ni?os quedan cautivados por esas calles que son canales y por la ma?a de los taxistas y autobuseros acu¨¢ticos al sortear las g¨®ndolas y las lanchas con mercanc¨ªas como nadie.
Bajarse en la plaza de San Marcos es fundamental para doblar la esquina y sentirse acosado por unas palomas a las que las ni?as dan de comer a carcajadas, aunque tengan decenas de aves grises y mendicantes alrededor en lucha por un hueco en sus cogotes. Hay que alejarse de all¨ª, con las manos en alto para no caer en los choriprecios de las terrazas, si no quieres apoquinar 18 euros por una minucia. En el barco, todo est¨¢ pagado, as¨ª que es en Venecia donde quedar¨¢ la mayor parte del presupuesto.
Al atardecer, antes de zarpar al d¨ªa siguiente, toca retirarse y prepararse para la primera cena del barco. Samuel y Jo?o son nuestros camareros, un colombiano atento y un portugu¨¦s guas¨®n. La carta es variada; la comida, mucho mejor que la del buf¨¦, y aunque los platos no son para tirar cohetes, a las ni?as les parece haber descubierto un tres estrellas Michelin.
La mesa del capit¨¢n est¨¢ vac¨ªa, pero preparada por si se presenta a cenar. Reina un ambiente festivo que sin embargo no hace presagiar los jolgorios que se producir¨¢n a lo largo de la semana, con bailes de los camareros en el programa -a los que, ni que decir tiene, se apuntan todos los ni?os del sal¨®n-, mariachis y dem¨¢s petardeos.
Todo transcurre en orden m¨¢s o menos hasta que toca zarpar. La inspecci¨®n del barco ha sido satisfactoria. Las ni?as quieren montarse en todo lo que tienen expresamente prohibido, desde los jacuzzis al aire libre hasta las m¨¢quinas del gimnasio. Se enfadan, pero tendr¨¢n que aguantarse. Todo pasa cuando descubren el Tibuclub, una especie de guarder¨ªa o club social discotequero donde conocer¨¢n a sus amigos y pasar¨¢n un buen pu?ado de horas de d¨ªa.
Por la noche alternan en el espect¨¢culo nocturno -digno de las peores pesadillas del Paralelo barcelon¨¦s, con bailarinas brasile?as, humoristas de dudosa gracia y magos a los que se les adivinan los trucos-, pero que a ellas les parece digno de los a?os dorados de Broadway. Cuando no hay show, se bajan al cine, con su amiga Loli, donde ofrecen pel¨ªculas m¨¢s o menos frescas y del a?o como Borat, Noche en el museo o The Queen...
De puerto en puerto
Zarpar es un acontecimiento en cada puerto. Dejar las costas o acercarse a los litorales produce un cosquilleo agradecido. La primera escala es Dubrovnik (Croacia). El paseo por encima de las murallas que rodean toda la ciudad, que fue devastada en la guerra a principios de los noventa, es imprescindible. Puede durar una hora en la que vas dejando el mar de un lado y el cogollo de una ciudad perfectamente reconstruida de otro, plagada de iglesias y atracciones discretas para los turistas.
Se come bien, y los helados tienen poco que envidiar a los aut¨¦nticos italianos. La salida del puerto merece ser contemplada en cubierta, donde se avista la costa escarpada y verde en contraste con un mar negro, como de luto por un pasado del que se arrepienten.
Cada trayecto de puerto en puerto dura m¨¢s o menos un d¨ªa. La parada en Corf¨² despista. Es un lugar de turismo selecto entre los griegos, y los motivos cat¨®licos, marinos y de recuerdos b¨¦licos que hay en las tiendas de souvenirs de Dubrovnik cambian por cierta est¨¦tica bizantina y cl¨¢sica, devota al tiempo del monote¨ªsmo ortodoxo y de la adoraci¨®n de los dioses antiguos. Los curas se mezclan con cierto ambiente pijo y alg¨²n ni?o mendigo llegado de la cercana Albania.
Rodas parece m¨¢s alegre. El Mediterr¨¢neo se hace tricolor, con gamas entre el azul marino intenso, el verde y el turquesa. Conviene alquilar una moto -a 10 euros la ma?ana- para darse un garbeo por la isla. El ciclomotor sin marchas y corriente les parece a las ni?as una Harley y es todo un aliciente con sus riesgos: en el pr¨®ximo puerto lo van a volver a exigir.
Falta Kusadasi, un par¨¦ntesis turco en el cuaderno de bit¨¢cora, donde todo el encanto consiste en disfrutar del arte de regatear. Las iglesias ortodoxas han cambiado por las mezquitas y en las tiendas encuentras aut¨¦nticos negociantes que son reyes de lo relativo. Si decides que algo te gusta y vas a por ello, hay que advertir a las ni?as: "Vosotras, calladas. Si dicen que una cosa cuesta 1.000 y vuestro padre ofrece 10, cara de p¨®quer". "?Cara de qu¨¦?", te contestar¨¢n. "Que mir¨¦is para otro lado".
La ¨²ltima noche es triste. Los ni?os echar¨¢n una lagrimita y habr¨¢ intercambio masivo de e-mails con sus amigos. La llegada a Atenas es ma?anera. El equipaje ha sido recogido en la puerta de los camarotes y hay cierto aire de cansancio. Pero queda tiempo y algo de energ¨ªa para una visita en condiciones a la Acr¨®polis.
All¨ª, entre las piedras milenarias, sabes que se puede detener el tiempo... Prueba a explic¨¢rselo a tus hijos cuando sabes que ellos tienen todo por delante, y t¨², mucho que ha quedado atr¨¢s.
GU?A PR?CTICA
El crucero- La traves¨ªa Rond¨® Veneciano se realiza con la compa?¨ªa Pullmantur (www.pullmanturcruises.com) en el barco Sky Wonder. Hasta el 4 de junio, desde Venecia y Atenas habr¨¢ salidas todos los lunes para navegar ocho d¨ªas por el Adri¨¢tico y el Egeo. Los precios, con vuelos a los puertos de embarque y desembarque desde Espa?a, traslado y r¨¦gimen incluidos, desde 759 euros por persona m¨¢s tasas (consultar), con un descuento del 10% si la reserva es anticipada.
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