"?De d¨®nde va a salir el dinero?"

?scar Mondrag¨®n, de 44 a?os, es el menor de tres hermanos y vive con su madre, Rosario Lil¨ª, de 80. La mujer, quien enviud¨® cuando ?scar daba sus primeros pasos, llevaba tiempo arrastrando una osteoporosis "galopante" y una hidrocefalia que le provocaba problemas de marcha. "Estaba torpe, se ca¨ªa muchas veces, pero hac¨ªa una vida aut¨®noma", recuerda el hijo sentado en la cocina del hogar familiar, en Eibar. La situaci¨®n dio un vuelco hace "siete a?os". ?scar lleg¨® un d¨ªa a casa y se encontr¨® a su madre ca¨ªda. Se hab¨ªa roto la cadera.

La intervenci¨®n y la colocaci¨®n de un implante result¨® "fenomenal". Sin embargo, a la hora de iniciar la rehabilitaci¨®n, a ella le pudo "el miedo". "Lo intentamos dos veces, en dos fases diferentes, pero no hubo manera", comenta su hijo. As¨ª que, a partir de ese momento, la mujer se qued¨® en una silla de ruedas. "Se fue abandonando", perdi¨® poco a poco movilidad y capacidad cognitiva, hasta el punto que hoy en d¨ªa hay que hacerle "pr¨¢cticamente todo", porque ya no es aut¨®noma ni para comer.

Tras la fractura sufrida por su madre, ¨¦l tuvo que "replantearse" la organizaci¨®n diaria. La se?ora que ya antes acompa?aba a la mujer a pasear, empez¨® a ir a casa un par de horas por la ma?ana y tres por la tarde. El resto del tiempo, salvo alg¨²n rato que ella se quedaba sola, se ocupaba de todo ?scar.

Fueron pasando los meses. "Me estaba agobiando. Me daba cuenta de que no pod¨ªa con toda la carga. Ten¨ªa claro que no la iba a llevar a una residencia, porque ella siempre ha dicho que le parec¨ªa muy triste, pero sab¨ªa que ten¨ªa que hacer algo. En casa del herrero, cuchillo de palo". Y es que Mondrag¨®n es psic¨®logo. Trabaja en un centro de d¨ªa para enfermos mentales y en su consulta particular recomienda a m¨¢s de una cuidadora [la mayor¨ªa son mujeres] que saque tiempo para cuidar de ella misma.

As¨ª que el hombre, que lo mismo pone el pa?al a su progenitora que la maquilla, opt¨® finalmente por recurrir al programa foral de estancias temporales, que le permite confiar el cuidado de su madre a una residencia mientras ¨¦l disfruta de un mes de vacaciones. Y los fines de semana lleva a su madre a un centro de d¨ªa. Adem¨¢s, su situaci¨®n personal ha cambiado. Desde hace tres a?os vive en casa su compa?era sentimental, quien tambi¨¦n colabora cuidando a la anciana.

?Y qu¨¦ opina de la nueva ley de Dependencia? ?Cree que le va a beneficiar en algo? Lo ¨²nico que tiene claro es que le parece muy bien que se haya establecido el derecho de las personas dependientes a ser atendidas por el Estado. Por lo dem¨¢s, le pueden "las dudas" sobre "c¨®mo se va a articular todo eso". "Los servicios que incluye la nueva ley ya se est¨¢n dando en Guip¨²zcoa. Otra cosa es que sean suficientes, porque para entrar en un centro de d¨ªa o en una residencia hay lista de espera. Respecto a lo que m¨¢s se ha vendido, el sueldo a los cuidadores, uno se pregunta: ?de d¨®nde va a salir todo ese dinero?", reflexiona Mondrag¨®n, quien demanda que, m¨¢s all¨¢ de las distintas ayudas, "se mime y se valore m¨¢s a los cuidadores".