Ciudadanos dependientes
Las administraciones se enzarzan en una pol¨¦mica ante la puesta en marcha de la ley de Dependencia
Apenas ha echado a andar y a la ley de Dependencia ya le persigue la pol¨¦mica. La convocatoria electoral ha hecho que la controversia aumente y todos los partidos e instituciones se afanen por presentar sus propuestas. En el caso de Euskadi, la bronca llega por partida doble. Por una parte, el Gobierno vasco difiere de las ayudas que la Administraci¨®n central prev¨¦ dedicar a los cuidadores y a sufragar el coste de las residencias. Por otro, las tres diputaciones arremeten contra el propio Ejecutivo de Vitoria, al que tachan cuando menos de "inoportuno" por airear que en Euskadi las personas que se dediquen al cuidado de familiares dependientes percibir¨¢n un sueldo que superar¨¢ con amplitud la renta b¨¢sica, que actualmente asciende a un total de 496 euros.
Y todo ello cuando a¨²n no se puede aplicar la citada ley en todos sus extremos, dado que a¨²n se encuentran pendientes de aprobar dos de los decretos de mayor trascendencia: la lista que incluye todas las prestaciones y la parte de la asistencia que tendr¨¢ que pag¨¢rsela de su bolsillo el ciudadano, lo que se conoce como el copago.
En una de las ¨²ltimas reuniones celebradas en Madrid la pasada semana, las comunidades se pusieron de acuerdo sobre el grado de dependencia que se debe acreditar para reclamar una plaza en una residencia, para exigir los servicios de un centro de d¨ªa o para solicitar la ayuda a domicilio. Supone un primer paso muy importante para que las comunidades empiecen a concretar sus prestaciones y ayudas econ¨®micas. As¨ª, ya se puede ir evaluando la dispacidad de las personas dependientes, aunque sin conocer las prestaciones y el copago, los ciudadanos afectados no pueden hacerse una idea exacta de lo que les va a aportar el sistema de dependencia.
La atenci¨®n a los cuidadores es uno de los puntales de la ley. Seg¨²n un estudio del Gobierno, Euskadi suma 65.000 hogares en los que alguna persona precisa atenci¨®n. EL PA?S se ha acercado hasta la realidad de dos de estos cuidadores, en este caso ambos hombres, para conocer c¨®mo es su d¨ªa a d¨ªa, sus preocupaciones y sus esperanzas con relaci¨®n a lo que les puede deparar la ley.
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