Los idus de mayo
Ni es 15, ni marzo, el m¨¢s m¨ªtico de los idus romanos. Pero como mayo tambi¨¦n tiene sus idus y aseguran que la palabra significa 'divisi¨®n', las elecciones tienen algo de idus de mayo, tanto por esa ruptura de la normalidad como por los augurios que siempre las rodean.
"?Gu¨¢rdate de los idus de marzo!", clam¨® el ciego a Julio C¨¦sar, y el emperador se mof¨® de su t¨¦trica visi¨®n. Pero los idus cayeron impecables cual conjura de traici¨®n. Nuestros peque?os c¨¦sares, que estos d¨ªas nos contemplan desde las farolas con ese aire bravuc¨®n e infantil propio de los candidatos, tienen algo de la mofa de Julio C¨¦sar, ajenos a los videntes sin ojos que les avisan de que todo no anda bien.
En campa?a electoral, la pol¨ªtica no es una dial¨¦ctica, sino una religi¨®n, ergo los pol¨ªticos son algo divinos, aspirantes a peque?os dioses del Pante¨®n nacional. Hablarles es dif¨ªcil. Que escuchen es imposible. Rodeados de un ej¨¦rcito de propagandistas, masajeados por los aduladores del coro y protegidos por sus impert¨¦rritos jefes de prensa, quedan tan alejados del suelo que levitan cual gur¨²s.
Si hay algo parecido al mono de Gibraltar, es un candidato, con una salvedad: ciegos y sordos, nunca est¨¢n mudos. Por ello hablan de asuntos que no interesan, y cuando tocan los interesantes, los hacen de forma burda, m¨¢s entretenidos en la pelea de barrio que en las cuitas de la gente. Vistos los derroteros por donde caen, en ca¨ªda libre, las campa?as electorales, son ¨¦stas las que alejan al ciudadano de la pol¨ªtica. Una campa?a electoral es la antipol¨ªtica por excelencia.
Sin embargo, y aceptada la campa?a como un simple anuncio publicitario, no es lo mismo bajar el nivel que hundirse en el abismo. En este sentido, la pol¨¦mica electoral con la emigraci¨®n como pista de aterrizaje, es uno de esos ejemplos de vulgaridad pol¨ªtica que duelen en el centro de la herida. Soy favorable a hablar de los retos que plantea la emigraci¨®n musulmana, cuyas bondades son tan claras como serias son sus problem¨¢ticas. Y, por supuesto, creo urgente plantear la cuesti¨®n del yihadismo, precisamente para desgranar la aportaci¨®n positiva del islam, de la locura ideol¨®gica que secuestra algunas mentes. Pero justamente porque es importante, me parece grave que se use como ruido de una campa?a electoral, sin otro objetivo que ganar alg¨²n voto estomacal.
La poca altura de miras de todos, desde el tipo del DVD y su demagogia hasta el oportunismo de Artur Mas, pasando por el buenismo irresponsable de Mayol, han hecho lo peor que pod¨ªan hacer: han simplificado, vulgarizado y embarrado una cuesti¨®n que merec¨ªa sensibilidad, inteligencia y profundidad. Todo no vale en campa?a. Vale hacer el rid¨ªculo, besar ni?os, comprar tomates, vender humo. Pero hacer demagogia con la emigraci¨®n, es una verg¨¹enza que nos mancha a todos. ?Quieren debate? Sean serios. Ev¨ªtenlo en campa?a.
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