"El actor de cine asume que ser¨¢ manipulado"
Su padre, aviador del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, muri¨® en accidente cuando ten¨ªa cuatro a?os; su padrastro, tambi¨¦n piloto militar, apenas tres a?os despu¨¦s. A su madre se le torci¨® el gesto cuando le dijo que su sue?o era ser actriz. Sus profesores de la escuela de interpretaci¨®n, la Central School of Speech and Drama de Londres, le recomendaron: "Mejor que te dediques a otra cosa". Nadie lo dir¨ªa, pero Kristin Scott Thomas (Redruth, Inglaterra, 1960), la mujer ad¨²ltera de El paciente ingl¨¦s (entre otros papeles memorables), vivi¨® la infancia y la adolescencia como una aut¨¦ntica carrera de obst¨¢culos. Fue con la mayor¨ªa de edad cuando cambi¨® su suerte. Luego todo le sali¨® rodado, su deb¨² en la televisi¨®n inglesa, su conquista de las pantallas internacionales, su trabajo con cineastas como Brian de Palma (Misi¨®n imposible) o Mike Newell (Cuatro bodas y un funeral)... Hoy esta mujer de ideas claras, casada y con tres hijos, llega a las pantallas espa?olas junto a Ralph Fiennes y Pen¨¦lope Cruz con Alta sociedad, un drama de Marta Fiennes sobre la alta sociedad inglesa: sobre su p¨¦rdida de valores y su obsesi¨®n por el dinero. El lunes estuvo en Madrid promocionando la pel¨ªcula, pero acab¨® conversando del teatro, su nueva pasi¨®n.
Pregunta. Este trabajo supone el reencuentro con Ralph Fiennes, 12 a?os despu¨¦s de El paciente ingl¨¦s. ?Es lo que le llev¨® a participar en la pel¨ªcula?
Respuesta. Me decid¨ª por el reparto, porque me gust¨® mucho el gui¨®n, pero, sobre todo, me interes¨® el papel -una mala madre, de clase alta con la vida resuelta, frustrada y aburrida- como reflejo de la realidad. Hoy la sociedad te obliga a ser una supermujer. Se te exige tener un carrer¨®n, un f¨ªsico tremendo, aparentar 10 a?os menos de los que realmente tienes, estar felizmente casada y ser, adem¨¢s de todo, una madre ejemplar. La presi¨®n es fort¨ªsima y criar a un hijo, muy dif¨ªcil. Marta tiene ni?os, yo tambi¨¦n, as¨ª que es algo que las dos sentimos muy cerca.
P. ?Se siente presionada como mujer?
R. S¨ª. Mi madre no es feminista, pero crec¨ª al abrigo de la primera generaci¨®n de feministas. No s¨¦ en Espa?a, pero en Francia los hombres acaban de empezar a compartir responsabilidades en la crianza de los hijos. Muchas veces en mi vida me he sentido partida en dos, la mitad quer¨ªa ser una buena madre y la otra mitad suspiraba por el reconocimiento como actriz. La complicaci¨®n extra de mi trabajo es que viajo mucho. Pero tampoco parar¨ªa, me gusta demasiado.
P. ?Qu¨¦ es lo que le atrajo de la interpretaci¨®n?
R. S¨®lo puedo decir que siempre quise ser actriz.
P. Debut¨® en Inglaterra y en televisi¨®n. ?Es para usted un medio menor al que volver?
R. Me gustar¨ªa. He visto ¨²ltimamente filmes y series fant¨¢sticas en la televisi¨®n inglesa. Es verdad que no son la norma, sino la excepci¨®n por cuestiones presupuestarias y por la tiran¨ªa de las audiencias. Pero tambi¨¦n es verdad que la buena televisi¨®n es muy poderosa; es la forma de que la historia llegue a un p¨²blico inmenso. Con el cine a veces ocurre que te metes durante 12 semanas en un rodaje, le pones todo tu coraz¨®n, y despu¨¦s por problemas de distribuci¨®n nadie la ve, como ha sucedido con Alta sociedad hasta ahora [el filme es de 2005]. Lo que he descubierto recientemente es el teatro, es lo que m¨¢s me gusta hacer.
P. ?Qu¨¦ es lo que ha encontrado sobre los escenarios?
R. Hasta ahora he hecho cuatro obras; una de un dramaturgo del siglo XVII, otra de un escritor de los a?os veinte y dos ch¨¦jovs. Si una producci¨®n se lleva a escena despu¨¦s de cien a?os es porque es una obra maestra; o por sus di¨¢logos o porque los temas permanecen universales. Quiz¨¢ hay un Ch¨¦jov en el cine -no me pregunte qui¨¦n, pero quiz¨¢ lo hay-, y he tenido la suerte de realizar algunas pel¨ªculas extraordinarias, pero veremos en cien a?os si alguna de ellas sobrevive.
P. ?Esto significa que va a reorientar su carrera de alguna manera hacia el teatro?
R. Estoy trabajando ahora en varias pel¨ªculas en franc¨¦s, entre ellas, un filme del escritor Philippe Claudel, que lleva al cine Almas grises. A ver si me explico, me gusta rodar, pero es un medio distinto y exige una calidad distinta de concentraci¨®n. En el teatro, cada noche te enfrentas a un viaje con un principio y un final. Es como subir una monta?a. Con el cine es todo m¨¢s abstracto; te exige estar siempre a punto, siempre preparada y durante un largo periodo de tiempo, para cuando tienes que actuar. Y en realidad te est¨¢s limitando a darle al director el material para hacer su pel¨ªcula.
P. Se siente entonces menos libre haciendo cine.
R. S¨ª, s¨ª, en general, s¨ª, aunque tambi¨¦n depende de las pel¨ªculas, de los temas, del gui¨®n, del director...
P. ?As¨ª que cree que el poder de los actores, su influencia en la sociedad es limitad¨ªsima?
R. Creo que el director tiene poder, puede lanzar mensajes... Pero el actor no. Ser actor en cine implica la aceptaci¨®n de ser manipulado.
P. Se ha dejado manipular en El hombre que susurraba a los caballos, Misi¨®n imposible... Pero ?cu¨¢nto le debe a El paciente ingl¨¦s?
P. Mucho, El paciente ingl¨¦s abri¨® las puertas a muy distintos tipos de papeles. Soy una actriz de personajes. Prefiero siempre las pel¨ªculas corales, con cinco o seis escenas clave.
P. ?No le tienta dirigir?
R. Todav¨ªa no, alg¨²n d¨ªa, cuando mis hijos sean mayores y est¨¦n criados. El peque?o tiene seis; o sea, que todav¨ªa tengo tiempo por delante.
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