Marilyn Manson. Cabar¨¦ diab¨®lico
No parece adecuado. Estamos en Londres y vamos a vernos con Marilyn Manson en el Metropolitan, un hotel fashion frente a Hyde Park. Uno esperaba algo m¨¢s adecuado a su escabrosa imagen, alg¨²n sombr¨ªo edificio victoriano de los que abundan en esta ciudad. El Metropolitan, adem¨¢s, est¨¢ identificado con los a?os locos del britpop, un movimiento a miles de kil¨®metros de la envenenada sensibilidad mansoniana.
Resulta que no hay error, que la cita es aqu¨ª. En los salones diviso a algunos periodistas europeos que llevan discretos atav¨ªos g¨®ticos: ropa negra, herrajes met¨¢licos, pelos de colores imposibles. Ellos son creyentes y su nerviosismo resulta contagioso: "Pobre Brian, debe de estar destrozado...". Brian es Brian Warner, el nombre de pila de Marilyn Manson, nacido en Canton (Ohio) el 5 de enero de 1969. Y la causa de sus pesares -la voz baja a un susurro- es el divorcio de Dita von Teese, su esposa durante poco m¨¢s de un a?o, famosa modelo y bailarina de burlesque (para entendernos, una recreaci¨®n de los espect¨¢culos sexy de los a?os cincuenta). Ella fue la culpable, asegura nuestro confidente: "Es una sanguijuela que se aprovech¨® de la fama de Brian, y ahora que se ha establecido le deja en la estacada".
Seg¨²n el argumento promocional, tras meses en el pozo negro de la desesperaci¨®n amorosa, Marilyn ha vuelto a la superficie con Eat me, drink me, un disco de furia convencional, aunque con gratos ecos del glam rock. Uno cre¨ªa que las estrellas del rock sat¨¢nico no recurr¨ªan a ese tipo de inspiraci¨®n, m¨¢s propia de cantautores sensibles. Lo cierto es que Marilyn Manson, sin los polvos m¨¢gicos de Trent Reznor (productor, cabecilla de Nine Inch Nails), tiende a quedarse en sonidos t¨®picos y letras previsibles: vampirismo, automutilaci¨®n, canibalismo, el diablo.
Eso s¨ª, a primera vista, el artista prolonga en persona esa imagen de amante abandonado. Est¨¢ encaramado a un sof¨¢, formando una zeta. Extiende una mano l¨¢nguida e invita a que el periodista se sirva algo para beber. Tiene enfrente un vaso largo con una bebida fluorescente -huele a ?zumo de kiwi?-, pero extrae una botella de absenta que agita ante mis ojos.
No, gracias. Demasiado pronto para m¨ª.
Oh, no pasa nada. Como suelen decir, aqu¨ª es la una de la tarde, pero ya son las diez de la noche en alg¨²n lugar del mundo.
Lo ten¨ªa reservado para el final de la entrevista, pero, vale, hablemos de drogas. ?Le han ayudado a paliar el dolor de la separaci¨®n de Dita?
Quien tome drogas como analg¨¦sico es un idiota. Las drogas son un elemento recreativo. Y se toman mejor cuando est¨¢s en buena compa?¨ªa, con amigos que se quieran divertir. Quiz¨¢ tambi¨¦n sirvan para conocerte a ti mismo, si te atreves a tomar el camino del exceso. Pero la mayor¨ªa de las personas se colocan para olvidar qui¨¦nes son. Y m¨¢s en el rock, donde tantos traicionan su arte por el dinero.
Se supone que las actuales estrellas del rock hablan ahora m¨¢s del entrenador personal que del dealer. Marilyn piensa que eso es hipocres¨ªa: "Mire, las compa?¨ªas, cuando te dan un disco de oro o de platino, te ofrecen la posibilidad de fabricar algunas copias extra. Hay imb¨¦ciles que les regalan discos de platino a sus dealers. Se creen que as¨ª les saldr¨¢ gratis. Yo he ido a casas de dealers donde te invitan a rayas sobre el disco de platino de artistas que no te imaginar¨ªas jam¨¢s en esos lugares".
Es la opini¨®n autorizada de alguien que alardea de haber fumado huesos de cad¨¢veres, aunque avisa: "Dan un mal viaje. Es repugnante. En realidad, se trataba de poner a prueba a unos ni?os bien de Hollywood, que presum¨ªan de ser lo m¨¢s cool del planeta. Les dijimos: 'Tenemos una bolsa de huesos, de los que se usan en ceremonias de vud¨²'. Y ellos: 'Claro, huesos de vud¨²'. ?Me alegr¨¦ de provocarles v¨®mitos y pesadillas!".
La pregunta es obvia: ?qu¨¦ tipo de persona viaja con una bolsa llena de huesos humanos? Asegura que fue idea de un ex miembro de la banda, Twiggy Ram¨ªrez: "Hab¨ªamos visitado un cementerio abandonado y los huesos pr¨¢cticamente sal¨ªan a la superficie, como en una pel¨ªcula de serie B. Suele ocurrir en Nueva Orleans: el suelo es esponjoso y reaparece lo que enterraron hace d¨¦cadas. Era una tentaci¨®n a la que no pudimos resistirnos".
Aunque all¨ª grab¨® algunos de sus mejores temas, Marilyn odia Nueva Orleans con pasi¨®n: "Es la cloaca de Am¨¦rica. Si evitas los lugares tur¨ªsticos, s¨®lo encuentras fealdad, mutilados perversos, yonquis, transexuales repugnantes... Hasta la polic¨ªa est¨¢ llena de tarados. Recuerdo el caso de unos agentes que atracaron un restaurante chino a cara descubierta y mataron a varios empleados. Nunca he visto una ciudad con tantos vampiros de pacotilla. Seres desesperados que se creen personajes de Anne Rice, pero s¨®lo quieren chuparte la energ¨ªa".
?Mira qui¨¦n se queja! Marilyn Manson atrae precisamente a un p¨²blico extremista hasta lo grotesco. En uno de sus discos aparecen fotos de las slashers, esas chicas que se escriben con una cuchilla el nombre del personaje en el pecho. Marilyn es un im¨¢n para almas perdidas en busca de experiencias degradantes. En alguna gira ha llevado artilugios sadomasoquistas con los que fans de ambos sexos, una vez desnudados, eran obligados a confesar sus secretos m¨¢s ¨ªntimos. Hasta grababan en v¨ªdeo esas sesiones de humillaci¨®n, como si fueran experimentos sociol¨®gicos. No se ruboriza al recordarlo: "Oh, eran entretenimientos en el backstage, para tranquilizarnos despu¨¦s del concierto. Se trataba de juegos consensuados, eso debo recalcarlo, donde nadie fue da?ado, en el sentido f¨ªsico. Lo dejamos cuando comprobamos que muchos guardaban historias... A ver c¨®mo lo explico..., historias tan terribles que prefer¨ªamos creer que eran imaginarias.
?Y qu¨¦ hac¨ªan cuando se encontraban con gente as¨ª?, ?les mandaban al psiquiatra?
No creo en la psiquiatr¨ªa. Y tampoco me considero responsable de la salud mental de mis seguidores. Si has pasado por situaciones deprimentes, tienes que superarlas con tus propias fuerzas. Est¨¢s realmente enfermo si esperas que una estrella del rock drogada hasta las cejas te ense?e el camino de la curaci¨®n.
Manson cre¨ªa que no hab¨ªa publicidad mala. Hasta que le quisieron hacer responsable intelectual de la matanza en el instituto de Columbine. Al recordarlo, su voz se hace m¨¢s grave: "Todos hemos podido juguetear con la idea de matar a alguien que odiamos o que nos hace la vida imposible; generalmente, lo que nos detiene es el miedo al castigo. Al menos, ¨¦sa es mi experiencia. Sin embargo, no estoy dispuesto a cargar con los delitos de otras personas. De hecho, Eric Harris y Dylan Klebold [los autores de la masacre] no se consideraban fans de Marilyn Manson, cre¨ªan que ¨¦ramos demasiado comerciales; prefer¨ªan a Rammstein o KMFDM. Pero los medios de comunicaci¨®n no saben mucho del rock industrial alem¨¢n y me traspasaron la culpa a m¨ª".
Lo que comenz¨® como un linchamiento medi¨¢tico le permiti¨® mejorar su imagen, gracias a su presencia en Bowling for Columbine, el documental de Michael Moore que part¨ªa de aquellos hechos para tratar la violencia en la sociedad estadounidense. "Me pas¨¦ unas semanas escondido, convencido de que hab¨ªa muchos fan¨¢ticos que quer¨ªan matarme. Bueno, a¨²n lo pienso [risas], pero en aquellos d¨ªas el asesino habr¨ªa recibido aplausos. Michael fue el ¨²nico que decidi¨® que yo ten¨ªa algo que comentar sobre el tema. Me he cruzado con miles de personas que me dicen: 'Usted es muy inteligente, lo he comprobado en la pel¨ªcula'. Y yo tengo que sonre¨ªr mientras me pregunto qu¨¦ tipo de informaci¨®n basura consum¨ªan antes de ese documental".
Naci¨® una buena amistad con Michael Moore, aunque eso no signifique que le siga en sus ataques a la guerra de Irak. "No creo que ninguna plataforma contra la guerra quiera contar con Marilyn Manson [risas]. Adem¨¢s, ya hab¨ªa dicho que prefer¨ªa a George W. Bush como presidente. No es que yo vaya a votar, pero me parece m¨¢s transparente, m¨¢s asquerosamente sincero. Con Kerry seguir¨ªamos en Irak, aunque de forma m¨¢s subrepticia".
M¨¢s que la pol¨ªtica internacional, le preocupan las limitaciones a la libertad de expresi¨®n en su pa¨ªs, que afectan incluso a un artista especializado en la provocaci¨®n: "Pensaba que la discogr¨¢fica que me fich¨®, Interscope, sab¨ªa lo que se jugaba conmigo, pero me pas¨¦ d¨ªas enteros pele¨¢ndome con ejecutivos pusil¨¢nimes, que quieren censurarme letras, recortar el DVD o cambiar la canci¨®n que se edita como single. Intento meter en sus est¨²pidas cabezas que tengo un conocimiento m¨¢s completo del p¨²blico y de lo que se espera de m¨ª".
El periodista debe reconocer una cierta incomodidad con Marilyn Manson. En los a?os setenta, el rey del shock rock era Alice Cooper; pero asum¨ªamos que, una vez eliminado el maquillaje, volv¨ªa a ser Vincent Furnier, un caballero tirando a conservador, amante del golf. Con Marilyn no queda clara la diferencia entre el escenario y la vida cotidiana. Resulta repugnante su glorificaci¨®n indirecta de los asesinos en serie: cuando abandonaron el circuito del death metal en Florida, los miembros del grupo llevaban como nombre el de alg¨²n icono femenino, y como apellido, el de alg¨²n serial killer. Para el l¨ªder, la referencia era clara: Charles Manson, aquel gur¨² hippy que teledirigi¨® la matanza en la mansi¨®n de Roman Polanski y Sharon Tate, aparte de otras fechor¨ªas sangrientas.
Horroriza que usted fuera a grabar precisamente al lugar donde ocurri¨® lo de Sharon Tate.
Bueno, quien alquil¨® la casa fue Trent [Reznor]. Supongo que esper¨¢bamos experimentar all¨ª algunas vibraciones que hicieran m¨¢s intensa nuestra m¨²sica. Y pasaron cosas dif¨ªciles de explicar: una noche, estando solos el t¨¦cnico de sonido y yo, encontramos la voz de Manson en lo que est¨¢bamos mezclando. Salimos corriendo, claro. Al d¨ªa siguiente hab¨ªa desaparecido de la grabaci¨®n.
?Qu¨¦ dec¨ªa exactamente?
Eran fragmentos de una de sus canciones. Entonces poca gente sab¨ªa que Manson hab¨ªa grabado unas cuantas canciones, que quiso ser una rock star. Recuerdo estar hablando con el bobito de Axl [Rose, vocalista de Guns N' Roses], y se qued¨® con la boca abierta cuando le cont¨¦ que Manson ten¨ªa un disco, Lie. Despu¨¦s grabaron un tema suyo en The spaghetti incident.
Jura y perjura que Charles Manson nunca ha intentado ponerse en contacto con ¨¦l. Sorprendente que alguien que ha pasado la mayor parte de su vida entre rejas no intente aprovechar el nombre del rockero para sumar aliados y presentarse bajo una luz favorable. Por el contrario, Marilyn reconoce que trat¨® con Anton LaVey, el satanista californiano, pero siempre marcando las distancias.
"Cuando conoc¨ª a LaVey, ya estaba muy mayor. Permit¨ª que me diera un carn¨¦ design¨¢ndome sacerdote de su Iglesia de Sat¨¢n. Ya s¨¦ que era algo esencialmente simb¨®lico, pero no creo que tenga sentido crear el negativo de una Iglesia cristiana. En mi mundo, lo esencial es el individualismo. Aunque coincida con muchos de los valores que defend¨ªa LaVey, no me apuntar¨ªa seriamente a su organizaci¨®n ni a ninguna otra. Y me cre¨® muchos problemas. Me han llegado a acusar de sacrificar ni?os? Pero los beb¨¦s, curiosamente, se llevan bien conmigo".
Aunque muchas ciudades de diferentes pa¨ªses hayan intentado prohibir sus conciertos, el historial delictivo de Marilyn resulta trivial: encontronazos con polic¨ªas o agentes de seguridad que han terminado en multas o arreglos extrajudiciales. De todos modos, le hicieron sentir el paso del odio: "Cuando te han llevado a una celda, te han quitado toda la ropa y te han deshumanizado, no lo sientes como algo trivial. Sabes que vas a pasar varias horas a su merced, hasta que consigas salir bajo fianza, y que eres su trofeo. Traen a sus compa?eros para que te vean. Te amenazan con encerrarte junto a los psic¨®patas. Puedes sufrir cualquier accidente.
?Y qu¨¦ se hace en esos casos? ?Intenta explicarles que todo lo suyo se queda en un espect¨¢culo? Al final, usted es esencialmente un gran 'showman'.
No. Te callas e intentas hacerles entender, pero muy, muy sutilmente, que tienes unos abogados que, si se exceden, les har¨¢n la vida muy inc¨®moda.
?No muestran rasgos de humanidad? Por ejemplo, curiosidad...
Bueno, alguno se relaja y te puede hacer alg¨²n gesto de complicidad. Esencialmente se asombran de que no tenga cuernos, rabo y pezu?as.
En las distancias cortas funciona el encanto de Marilyn Manson. Vestido de paisano, exhibiendo esos tatuajes-de-centro- comercial, parece exactamente un larguirucho fan de heavy metal que no pasa demasiado tiempo al sol. Periodista musical en sus inicios, sabe c¨®mo cubrir las necesidades de los plumillas. Suelta de carrerilla su discurso sobre lo importante que es el nuevo disco en su evoluci¨®n, reclama un poco de atenci¨®n respecto a sus desdichas matrimoniales... y atiende a la curiosidad ajena con eficiencia, aunque haya contado mil veces las mismas aventuras. Tiene su punto juguet¨®n: "Hemos discutido sobre Charles Manson, pero no me ha preguntado por mi madre, por Marilyn Monroe".
"Marilyn tambi¨¦n ten¨ªa su lado oscuro, pero no hablamos mal de los que han muerto prematuramente, ?verdad? Anton [LaVey, el satanista] me cont¨® historias truculentas de Marilyn, pero reconoc¨ªa que eran de segunda mano, an¨¦cdotas tipo Hollywood Babilonia. Con quien s¨ª intim¨® fue con Jane Mansfield. Seg¨²n ¨¦l, Jane muri¨® por una maldici¨®n suya contra su chulo. Fue un da?o colateral. Quiz¨¢ un brujo no deber¨ªa presumir de sus poderes cuando son tan poco... afinados [risas]. Aunque el accidente que los mat¨® tuvo lugar en Nueva Orleans, y all¨ª todo est¨¢ alterado.
Tampoco hemos hablado mucho del Hollywood actual. El a?o pasado anunciaba en el festival de Berl¨ªn su deb¨² como director, con 'Fantasmagor¨ªa: las visiones de Lewis Carroll'. Pero no se ha vuelto a saber nada...
No puedo contarle m¨¢s que lo obvio: que el negocio de Hollywood es m¨¢s depravado que el negocio del rock. Como me avis¨® Alejandro Jodorowsky, no es un lugar para alguien que pretenda hacer arte.
'Eat me, drink me' (Universal) se edita el 4 de junio. Marilyn Manson encabeza el Festival Lorca Rock, en Murcia, el s¨¢bado 2 de junio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.