Obras inmortales, ruido perpetuo, polvo eterno

La eternidad existe. Se llama obra p¨²blica. Algunos ciudadanos de Barcelona saben bien lo que significa vivir junto a una zona indefinida, es decir, cuya reforma se acomete y, casi antes de estar finalizada, conoce ya un nuevo plan. Hay plazas, calles y avenidas cuya identidad consiste en la incertidumbre sobre su porvenir. Por ejemplo, la plaza de Cerd¨¤. Un ciudadano que trabaj¨® a?os al principio de la Gran Via fue interrogado un d¨ªa sobre d¨®nde estaba esa plaza. La respuesta correcta era que a unos metros de su lugar de trabajo, pero ¨¦l nunca asoci¨® el scalextric que hab¨ªa a una plaza y respondi¨® que no lo sab¨ªa.

La plaza de Cerd¨¤ y su entorno llevan a?os de obras y a¨²n hoy no est¨¢ nada terminado. Est¨¢ en obras la Ciudad de la Justicia, la cobertura de la Gran Via, la adaptaci¨®n del paseo de la Zona Franca, las l¨ªneas 2 y 9 del metro. Ya antes fue la eliminaci¨®n del scalextric, el t¨²nel de Ferrocarrils de la Generalitat y el proyecto inacabado y abandonado de una escultura de Mariscal, pasando por la adecuaci¨®n de la ronda del Mig. Veinte a?os de obras, y lo que queda.

Los vecinos se adaptan, los comerciantes tambi¨¦n, el tr¨¢fico muta al ritmo de las vallas y las gr¨²as. Un d¨ªa, dicen los responsables, aquello ser¨¢ la puerta de Barcelona. El asunto es: ?qui¨¦n seguir¨¢ vivo ese d¨ªa? Porque lo que m¨¢s incordia al vecino no es el presente, sino el futuro: la incertidumbre, saber que el paisaje de cada ma?ana ser¨¢ un d¨ªa diferente, sin saber cu¨¢ndo.

Es algo que afecta, sobre todo, a las plazas de una ciudad donde no abundan. Ya se ha citado Cerd¨¤. Pero ah¨ª est¨¢ la magna obra de la plaza de Lesseps, tan importante que el Ayuntamiento ha cre¨ªdo oportuno anunciarla en las entradas de la ciudad. Justo en el final de la Diagonal, llegando de Esplugues, el conductor encuentra el aviso: "Obras en plaza de Lesseps". All¨ª, durante a?os, ni siquiera hubo plaza. Aquello era una monta?a rusa, un engarce agresivo para el peat¨®n. Ahora se aprovecha la construcci¨®n de la estaci¨®n de la l¨ªnea 9 del metro para devolver al espacio el rasante que tuvo hace a?os. La obra lleva iniciada m¨¢s de cuatro a?os y no se le adivina el final. Pero, en este caso, los vecinos tienen, cuando menos, esperanza.

La otra gran plaza colgada del futuro es la de las Gl¨°ries. Hoy es un tambor distribuidor de tr¨¢fico que ha perdido su raz¨®n de ser desde que se han instalado los sem¨¢foros en la Gran Via. Un tambor llamado a desaparecer, pero cuya desaparici¨®n acarrea la incertidumbre para los comerciantes de los Encants.

Esta plaza fue concebida por Cerd¨¤ como el centro de Barcelona, pero el crecimiento de la ciudad hacia el sur y no hacia el Maresme (crecimiento obstaculizado por el parque de la Ciutadella) hizo que quedara casi como elemento perif¨¦rico. Algunos partidos creen que un d¨ªa lograr¨¢ el papel central que Cerd¨¤ le atribu¨ªa. Sus vecinos y comerciantes, sin embargo, se contentan con saber c¨®mo y cu¨¢ndo estar¨¢ acabada. Un asunto en lo que hay unanimidad: esta legislatura.

Pero no s¨®lo en las plazas se instala el constructor, como bien saben los vecinos de Sants o los de Balmes-Rossell¨®, donde se ampl¨ªan desde hace a?os los andenes de Proven?a. Si finalmente se construye la estaci¨®n de Passeig de Gr¨¤cia del AVE, la zona seguir¨¢ en obras como poco tres a?os m¨¢s. Y sin ella, puede que tambi¨¦n si finalmente se instala ah¨ª un pozo de evacuaci¨®n de tierras.