Piratas del Estrecho
Con respecto al tesoro extra¨ªdo por el Odyssey hay algunas evidencias: 1) el Gobierno espa?ol ha sido enga?ado, no se sabe si con la anuencia del brit¨¢nico; 2) se ha expoliado de manera irremediable un pecio y toda la informaci¨®n que de ¨¦se pod¨ªa sacar, y 3) se ha generado una expectativa tal sobre los tesoros sumergidos y la falta de vigilancia en las costas andaluzas que se van a multiplicar los intentos de saqueo. A partir de aqu¨ª se han producido tambi¨¦n elucubraciones como la coincidencia entre el estreno mundial de la nueva secuela de Piratas del Caribe y el anuncio de la captura del tesoro como una operaci¨®n comercial entre la Disney y la empresa Odyssey Marine Explorations, que por cierto cotiza en bolsa y ha visto c¨®mo se duplicaba el valor de sus t¨ªtulos. Se han publicado tambi¨¦n declaraciones de tripulantes y oficiales del Galicia y el Neptuno en las que se afirma que la Armada estuvo vigilando la actuaci¨®n del Odyssey y enviando la preceptiva informaci¨®n al Estado Mayor. Si es as¨ª, ser¨ªa incre¨ªble que el Gobierno supiese de las actuaciones de los cazatesoros y permaneciese al margen.
La ¨²nica autorizaci¨®n fue la que concedi¨® el Ministerio de Asuntos Exteriores al Odyssey para localizar los restos del Sussex, hundido cerca de Gibraltar, con la condici¨®n de que arque¨®logos de la Junta fueran a bordo y sin permiso para extraer pieza alguna. Tambi¨¦n llama la atenci¨®n que el Servicio de Vigilancia del Estrecho (SIVE), que tantos medios t¨¦cnicos y humanos tiene, no haya observado la labor de un barco como ¨¦ste, m¨¢xime cuando se ten¨ªan noticias de sus intenciones. Imaginamos que en los registros del SIVE constar¨¢n las coordenadas donde ha estado operando el barco. Hay quienes dicen haber consultado otro medio de control por sat¨¦lite de los movimientos de buques, el Aislive, propiedad del consorcio de seguros Lloyds, en el que, al parecer, se determinan las coordenadas donde ha trabajado el Odyssey dentro de las aguas jurisdiccionales espa?olas.
El resultado son 17 toneladas de oro y plata en 500.000 monedas, no se sabe si reales de a ocho, como han publicado algunos medios. La empresa propietaria del barco se niega a dar las coordenadas del pecio as¨ª como el nombre y la nacionalidad del barco hundido y de las monedas extra¨ªdas. Hay que rese?ar que seg¨²n las diferentes convenciones y el derecho internacional, los barcos pertenecientes a un Estado soberano siguen siendo de su propiedad aunque hayan naufragado en aguas de otro pa¨ªs. Este principio fue aceptado por EE UU con un decreto firmado por Bill Clinton a ra¨ªz del pleito por la titularidad del contenido del Juno y La Galga, barcos espa?oles hallados en aguas de Virginia que una empresa pretend¨ªa extraer y Espa?a consigui¨® el reconocimiento de sus derechos. Quiz¨¢ por este precedente Greg Stemm, uno de los propietarios de Odyssey Marine, se niega a dar informaci¨®n y sac¨® el tesoro de noche por el aeropuerto de Gibraltar para llevarlo a Tampa, Florida, con objeto de escapar del escrutinio de las autoridades espa?olas y obtener el 90% del valor del hallazgo que establece la legislaci¨®n norteamericana.
Conviene recordar todos los casos de saqueadores de tesoros en las costas de C¨¢diz como los 14 afectados en la denominada Operaci¨®n Bah¨ªa, cuando la Guardia Civil entr¨® en dos barcos atracados en El Puerto de Santa Mar¨ªa (el Louisa y el G¨¦minis) y descubrieron todo tipo de piezas arqueol¨®gicas y cinco fusiles de asalto. El l¨ªder del grupo, el norteamericano John Foster, huy¨® a tiempo a los EE UU y no ha dado se?ales de vida. La escasa sensibilizaci¨®n y la falta de vigilancia ponen en riesgo los cerca de 800 barcos hundidos en las costas andaluzas, con una carga que algunos expertos valoran en 100.000 millones de euros. Desde que Mel Fisher hallara el fabuloso tesoro del Nuestra Se?ora de Atocha en la Florida, los depredadores no han hecho m¨¢s que crecer. Robert Marx, Frank Goddio, Claudio Bonifacio y muchos otros han puesto sus ojos en los galeones espa?oles y en la huella que sus naufragios dej¨® en el Archivo de Indias.
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