A Wendi, mejor ni tocarla
El magnate australiano frena un reportaje sobre la vida de su cada vez m¨¢s influyente esposa
Para un pa¨ªs en el que la independencia editorial de los grandes peri¨®dicos no es una virtud sino una obligaci¨®n sacrosanta, la posibilidad de que Rupert Murdoch desembarque en The Wall Street Journal genera un debate que no est¨¢ s¨®lo centrado en el riesgo de la concentraci¨®n de medios: su entrada en la primera divisi¨®n de la prensa escrita estadounidense podr¨ªa alterar las normas ¨¦ticas m¨¢s legendarias. El modelo de periodismo ultraconservador que hace Fox News se trasladar¨ªa a una de las grandes cabeceras y se romper¨ªa con toda seguridad el muro que separa el despacho del director de el del due?o del peri¨®dico.
Aunque es conocida la afici¨®n de Murdoch a retocar titulares y dictar editoriales, su ¨²ltima maniobra ha provocado escalofr¨ªos en redacciones como la del Journal: uno de los peri¨®dicos australianos de los que era accionista censur¨® un reportaje sobre la intrigante esposa de Murdoch, la joven Wendi Deng.
Quienes indagan en su pasado sugieren que el matrimonio con Murdoch es para ella el acceso al poder
Murdoch dec¨ªa que Deng se dedicaba al hogar, mientras ella lideraba la entrada en el mercado chino
El Sydney Morning Herald hab¨ªa encargado a su periodista estrella, Eric Ellis, un reportaje de investigaci¨®n sobre la que es, a todas luces, una de las mujeres m¨¢s poderosas en Australia, en su China natal y con el tiempo quiz¨¢ en su pa¨ªs de adopci¨®n, Estados Unidos. Ellis dedic¨® varios meses a este encargo, con entrevistas a amigos y no tan amigos de Deng en Londres, Nueva York, Los ?ngeles y Xuzhou, el pueblo de la provincia china de Jiangsu en el que Deng naci¨® y pas¨® su infancia. El periodista redact¨® un reportaje de 11.000 palabras y el peri¨®dico le pag¨® los gastos y su salario, en total, casi 25.000 d¨®lares. Sus superiores le dijeron que el trabajo era magn¨ªfico y que se publicar¨ªa inmediatamente en el suplemento dominical. Pero el Herald no lo public¨®. El peri¨®dico es propiedad de Fairfax Media, un conglomerado medi¨¢tico australiano del que Murdoch era entonces accionista, aunque dej¨® de serlo una semana despu¨¦s del incidente. El magnate controla el 75% de los medios de comunicaci¨®n australianos.
La direcci¨®n del diario asegura que la decisi¨®n es puramente editorial y no responde a ¨®rdenes directas de Murdoch; Ellis se ha marchado del peri¨®dico y se dispone a hacer una fortuna con la venta del reportaje a los medios que se han ofrecido a publicarlo, Fortune entre ellos.
Un altercado period¨ªstico tan sospechoso contrasta con la declaraci¨®n de intenciones que Murdoch envi¨® a la familia Bancroft, propietaria de The Wall Street Journal, cuando les ofreci¨® 5.000 millones de d¨®lares por la cabecera: "Lo m¨¢s importante para m¨ª ser¨ªa mantener la herencia de independencia e integridad period¨ªstica del diario", escribi¨® entonces. El peri¨®dico rechaz¨® la oferta, pero los analistas consideran que la veda qued¨® abierta y el Journal acabar¨¢ en manos de otro due?o a corto plazo. Quiz¨¢ Murdoch.
La compra puede tener elementos de venganza. Murdoch mont¨® en c¨®lera cuando ese diario public¨® hace siete a?os un perfil de Deng que desvelaba aspectos oscuros de su pasado y suger¨ªa que su ambici¨®n estaba por encima de su matrimonio.
Desde su boda en 1999, a los 17 d¨ªas de formalizar el divorcio que cerr¨® 31 a?os de matrimonio con Anna Murdoch, el magnate insiste en presentar a su esposa como una entregada ama de casa. "Est¨¢ ocupada decorando nuestro apartamento en Nueva York", dijo al Vanity Fair hace unos a?os.
Cuando Murdoch todav¨ªa confinaba su mujer a tareas decorativas, Deng lideraba la entrada de News Corp. en el mercado chino. A ella se deben los primeros acuerdos de la compa?¨ªa para inversiones multimillonarias en Internet. La empresa entr¨® de manera lenta pero r¨ªtmica en el sector tecnol¨®gico de ese pa¨ªs. Los negocios parec¨ªan menores, pero ten¨ªan visi¨®n a largo plazo. News Corp., por ejemplo, firm¨® contratos para modernizar las redes de cable en China y permitir el avance de la banda ancha para transmisiones de v¨ªdeo, lo que permit¨ªa despu¨¦s alianzas con los operadores en contenidos y servicios.
Hace un mes, el Gobierno chino permiti¨® el lanzamiento de MySpace en ese pa¨ªs, un servicio que puede convertirse en el portal de acceso al mundo del consumo global para decenas de millones de ciudadanos chinos que descubren Internet. MySpace China est¨¢ controlado por una empresa local de Pek¨ªn, Maisibei Information Technology Ltd. En el Consejo de Administraci¨®n, Wendi Deng ocupa uno de los asientos. Uno de los dos accionistas de esa compa?¨ªa es un familiar nacido en la misma ciudad que ella.
Murdoch parece dispuesto a reconocer que su mujer es algo m¨¢s: en la presentaci¨®n de MySpace China elogi¨® su trabajo para conseguir los acuerdos comerciales que permitieron su creaci¨®n.
Quienes han indagado en el pasado de Deng, incluido Eric Ellis, sugieren que para ella el matrimonio con Murdoch ofrece el acceso al poder con el que so?aba desde que lleg¨® a EE UU. Los 37 a?os de diferencia con la edad de su marido son anecd¨®ticos porque Murdoch es ahora un hombre m¨¢s joven: hace pesas por la ma?ana, se ha mudado del aburrido distrito empresarial al din¨¢mico SoHo neoyorquino y de cuando en cuando no se pone corbata.
Una ascensi¨®n r¨¢pida, muy r¨¢pida
WENDI DENG ni siquiera se llama as¨ª. Su nombre era Deng Wenge, que significa revoluci¨®n cultural. Cuando una familia estadounidense que trabajaba en China acept¨® llev¨¢rsela con ellos a California para que aprendiera ingl¨¦s, le americanizaron su nombre. Ten¨ªa 19 a?os.
Jake y Joyce Cherry se trasladaron a Guangzhou, en China, porque el marido hab¨ªa sido contratado como ingeniero en la construcci¨®n de una f¨¢brica. Contrataron a un int¨¦rprete y a trav¨¦s de ¨¦l conocieron a Wendi, que buscaba alguien con quien conversar en ingl¨¦s. Joyce Cherry se convirti¨® en su tutora y amiga, tanto que le ofreci¨® viajar con ellos a California para estudiar en EE UU. Compart¨ªa habitaci¨®n con la hija de los Cherry.
Poco despu¨¦s, Joyce descubri¨® que su marido, de 51 a?os, y Wendi eran amantes. Los Cherry se divorciaron y Jake se cas¨® con Wendi en 1990. Esa uni¨®n dur¨® s¨®lo un poco m¨¢s del tiempo que le hac¨ªa falta a Wendi para conseguir la residencia permanente en EE UU y un permiso de trabajo. Adem¨¢s, Jake descubri¨® que Wendi manten¨ªa tambi¨¦n una relaci¨®n sentimental con un estudiante en su universidad.
De la California State University salt¨® a la academia empresarial de Yale. De ambas se gradu¨® con unos resultados tan excelentes que uno de sus profesores, en una carta de recomendaci¨®n, anticip¨® que Deng "jugar¨¢ en el futuro un papel clave en la apertura de China".
Consigui¨® una beca en News Corp. para trabajar en su filial de televisi¨®n asi¨¢tica por sat¨¦lite, Star TV. Se traslad¨® a Hong Kong en 1996. A comienzos de 1998, se la vio por vez primera al lado de Murdoch, como su int¨¦rprete durante un viaje a Shanghai y Pek¨ªn. Poco despu¨¦s, aparec¨ªan ya cogidos de la mano.
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