La mujer fugaz de Guer¨ªn
El director de cine presenta en Venecia una obra donde se pregunta por el ideal repentino, desconocido y evanescente que muchas veces preside la vida cotidiana de los hombres
Un aire melanc¨®lico recorr¨ªa ayer el recinto de I Giardini, donde la obra del cineasta espa?ol Jos¨¦ Luis Guer¨ªn ayudaba a la introversi¨®n. Ayudaba el cielo gris, desde luego, y los chaparrones que provocaban explosiones de color: eran los paraguas de los visitantes privilegiados -cr¨ªticos, periodistas, comisarios, galeristas...- que hasta ma?ana tendr¨¢n para ellos solos los dos recintos de la 52 edici¨®n de la Bienal de arte de Venecia., que se abre el domingo y se cerrar¨¢ el 21 de noviembre. Se promete sol en los pr¨®ximos d¨ªas, pero la melancol¨ªa no desaparecer¨¢ del todo. Al menos no lo har¨¢ del pabell¨®n espa?ol, en donde Guer¨ªn (Barcelona, 1960) ha situado una instalaci¨®n -?o es una pel¨ªcula?- que transforma la melancol¨ªa en poes¨ªa vitalista. Las mujeres que no conocemos, t¨ªtulo de la instalaci¨®n, ocupa el espacio central del pabell¨®n, donde se obliga al visitante a sumergirse en un mundo casi fantasmag¨®rico. Las im¨¢genes en blanco y negro de mujeres retratadas por el cineasta en diferentes ¨¦pocas y ciudades, casi siempre de manera furtiva, nos sit¨²an en el centro mismo del deseo, de aquello que podr¨ªa haber sido y no fue, de los sue?os apenas intuidos.
Fotografiar desconocidas
"La desconocida ideal es una idea muy poderosa", comentaba ayer Guer¨ªn casi en voz baja, disimulando el estupor que le produc¨ªa el ajetreo de la bienal Parec¨ªa un tanto superado por los acontecimientos, fuera de su elemento. Un pez fuera del agua. "He podido comprobarlo hablando con muchos hombres y casi siempre en alg¨²n momento han tenido la intuici¨®n de ver pasar a un mujer y pensar que es ella, seguido de la incomodidad de no haber retenido a esta fugitiva, que por una parte es una ilusi¨®n y por otra es una posibilidad perdida: ella. Es decir, la sensaci¨®n de la desconocida como un ideal, como una promesa".
Guer¨ªn llevaba a?os fotografiando desconocidas en la calle -"lo hago cuando viajo, en mi ciudad no tengo la osad¨ªa", reconoce t¨ªmido- , pero la invitaci¨®n a participar en la bienal fue una espoleta para recuperar estas im¨¢genes, realizar otras y darles forma en forma de instalaci¨®n art¨ªstica, un formato totalmente nuevo para ¨¦l. "Alberto [Ruiz de Samaniego, comisario del pabell¨®n espa?ol] me envi¨® un cuento de Proust, Mujeres desconocidas, que no hab¨ªa le¨ªdo y que sit¨²a en Venecia estas mismas impresiones. En cierta manera, lo adapt¨¦. Subray¨¦ la frase, "las mujeres que no conocer¨¢s", que son como las vidas que no vivir¨¢s, de ah¨ª el t¨ªtulo".
Todo en el trabajo de Guer¨ªn, que conf¨ªa en estrenar en octubre En la ciudad de Sylvia, una ficci¨®n protagonizada por Pilar Lopez de Alaya, parece compartir un mismo espiritu. El esp¨ªritu de sus pel¨ªculas atraviesa la obra que ha presentado en Venecia: desde su espl¨¦ndido homenaje a El hombre tranquilo en Innisfree (1990) hasta En construcci¨®n, uno de los documentales m¨¢s potentes que ha dado el cine espa?ol. Sin embargo, la conexi¨®n m¨¢s evidente es con Tren de sombras, de 1997, una de sus pel¨ªculas m¨¢s po¨¦ticas y experimentales, en la que mezclaba realidad y ficci¨®n reconstruyendo una historia a partir de documentos de archivos familiares y otras filmadas.
Como en aquel filme, utiliza el blanco y negro -"es casi imposible de utilizar en cine debido a la presi¨®n de la industria, pero para m¨ª siempre es un deseo: creo que da una profundidad a los retratos dif¨ªcil de superar", afirma- y tambi¨¦n aqu¨ª combina im¨¢genes de diversas procedencias. Cambia el movimiento y tambi¨¦n el formato abierto, ya que aqu¨ª el espectador ve las imagenes de forma simult¨¢nea. De esta manera, la lectura y los signficados.
"Me interesaba la posibilidad de pensar el cine desde otra instancia", afirma. "No quiero lidiar con ning¨²n fot¨®grafo. prefiero proponer otro modo de pensar el cine, a trav¨¦s de est¨¢s instant¨¢neas congeladas. Y siempre a partir de la retroproyecci¨®n porque no se trata de objetos sino de im¨¢genes evanescentes, espectrales".
La pel¨ªcula, explica, aqu¨ª est¨¢ ausente, es lo que pasa entre una imagen y otra, el espectador tiene que completarla o imaginarla. "Lo que captura el cine es el tiempo, y ese es el gran misterio que a m¨ª me ha llevado a realizarlo, este artificio que te permite momificar un periodo de tiempo. Aqu¨ª, en cambio, es como si la pel¨ªcula estuviera fuera de campo".
De hecho, reconoce, que su cine est¨¢ bastante fuera de campo. Tambi¨¦n en la relaci¨®n con la industria y al inter¨¦s medi¨¢tico. Se alegra de que el arte se abra al cine -basta recordar la presencia de Pere Portabella en la pasada edici¨®n de la Documenta o el continuo goteo de exposiciones sobre cineastas en museos y centros culturales-, aunque se queja de su car¨¢cter minoritario.
"La verdad es todo esto, todo lo que estamos viendo aqu¨ª, con esta instalaci¨®n, da un poco de miedo por la solemnidad que implica. Mi espacio, al fin y al cabo, es la sala de cine", concluye.
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