Fuentes, la voz americana de La Mancha

Carlos Fuentes madruga todos los d¨ªas y dedica toda la ma?ana a escribir. La noche anterior, con una disciplina rigurosa que lleva ya cumpliendo a?os, apunta un breve gui¨®n de las cuestiones que va a desarrollar durante ese tiempo. D¨ªa tras d¨ªa, desde hace tanto, no ha cumplido con lo previsto. O, mejor dicho, no lo ha cumplido exactamente: durante el sue?o lo han invadido esos "muertos que amamos", y despu¨¦s la propia escritura ha obrado sus prodigios para conducirlo a lugares imprevisibles. Frente a la p¨¢gina en blanco, deseo y memoria combinan sus estrategias y luego el escritor descubre que ha "dicho algo que antes no era de nadie".

Carlos Fuentes: "La literatura es siempre un estorbo para el poder"

El escritor habl¨® de sus abuelas, que le acercaron a la narraci¨®n

Santillana del Mar, Santander. Luz radiante y un clima envidiable. La Fundaci¨®n Santillana (representada por Francisco P¨¦rez Gonz¨¢lez, Emiliano Mart¨ªnez y Belisario Betancur) y la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (estuvo el rector Salvador Ord¨®?ez) abrieron la primera cita internacional con la literatura iberoamericana que, bajo el t¨ªtulo de Lecciones y maestros, ha reunido esta vez a tres escritores incuestionables: Carlos Fuentes, Juan Goytisolo y Jos¨¦ Saramago. Ayer le toc¨® el turno al escritor mexicano, al autor de La regi¨®n m¨¢s transparente, La muerte de Artemio Cruz, Aura o Terra Nostra, al intelectual que ha buscado salvar el vac¨ªo que existe entre Espa?a e Iberoam¨¦rica para defender que la suya es una historia compartida.

Carlos Fuentes (Panam¨¢, 1928), hijo de diplom¨¢ticos y con una sofisticada formaci¨®n que lo llev¨® por distintos lugares del mundo hasta que se gradu¨® en Derecho en M¨¦xico y Suiza, trabaj¨® en distintos destinos institucionales mientras se iba convirtiendo en uno de los m¨¢s influyentes escritores de la ¨²ltima mitad del siglo XX.

Ayer desentra?¨® su relaci¨®n con las palabras y con la imaginaci¨®n, habl¨® de los autores que ama, cont¨® an¨¦cdotas y revel¨® las claves de su compromiso con la literatura. Antes de que tomara la palabra, en el Torre¨®n de Don Borja, lo precedi¨® la brasile?a N¨¦lida Pi?on. Ella dibuj¨® el propio rostro de Fuentes y habl¨® de su obra y de su vida, de su compromiso ¨¦tico y de sus desaf¨ªos formales.

La peque?a y hermosa villa de Santillana del Mar est¨¢ estos d¨ªas tomada por escritores, editores, cr¨ªticos, traductores y periodistas. Es un p¨²blico que sabe de qu¨¦ va la vaina (y que lo demostr¨® ayer en las dos mesas redondas con impagables participaciones), pero que aun as¨ª qued¨® impresionado por las intervenciones de N¨¦lida Pi?on y Carlos Fuentes. En su turno, el mexicano quiso explicar por qu¨¦ escribe, y lo hizo siguiendo las horas de un d¨ªa cualquiera, empezando por esos bocetos que apunta cada noche y que cada ma?ana la escritura lo obliga a traicionar. Habl¨® de sus abuelas, dos mujeres vestidas de negro que lo fueron acercando a los misterios de la narraci¨®n, y habl¨® tambi¨¦n de sus "tocayos de vidas truncadas": su t¨ªo Carlos Fuentes, un poeta que muri¨® cuando ten¨ªa veinte a?os, y su hijo Carlos Fuentes, otro poeta que tambi¨¦n se fue cuando ten¨ªa un inmenso futuro por delante. Hubo un momento, cuando trataba de sus m¨¢s pr¨®ximos, en que se le pudo partir la voz. Pero consigui¨® mantener la serenidad.

Y por eso pudo seguir para tratar las cuestiones de su oficio de escritor con el arte que despliega a la hora de juntar una palabra con otra. Cont¨® que la literatura es siempre un estorbo para el poder por contar el mundo como es, pero que tambi¨¦n es una esperanza en la medida en que crea lo que est¨¢ por venir. Dijo que la literatura nos ense?a a dudar para saber y a saber para seguir dudando, que se desarrolla contra cualquier dogma o ideolog¨ªa y que est¨¢ cargada de ambig¨¹edades: que la palabra no transmite un sentido ¨²nico, que est¨¢ llena de m¨²ltiples sentidos. Fuentes recorri¨® las horas del d¨ªa para manifestar su amor por los libros, explic¨® que el desaf¨ªo es el de recuperar la memoria a trav¨¦s de la imaginaci¨®n y que la verdadera literatura no s¨®lo ense?a el mundo, sino que crea realidad.

El mayor elogio y la mayor defensa de su trabajo la hizo Carlos Fuentes, sin embargo, m¨¢s tarde, durante el coloquio. Dijo de la novela que "era la ¨²nica manera en que determinadas cosas se pueden decir", y as¨ª afirmaba con rotundidad su vida larga, su muerte improbable, su voluntad de sobrevivir aunque fuera en las catacumbas.

Fue N¨¦lida Pi?on la que abri¨® el homenaje a Fuentes con una brillante aproximaci¨®n al hombre y a la obra. Habl¨® de mestizaje entre carne y verbo, del car¨¢cter proteico de su literatura y lo dibuj¨® como exegeta de las Am¨¦ricas. Cont¨® de su deambular por el mundo, de la arquitectura laber¨ªntica de sus novelas, de su capacidad aleg¨®rica, de su arte para reflejar "la grandeza venida de la fabulaci¨®n y de la voluptuosidad on¨ªrica", y se?al¨® que su desaf¨ªo ha sido que Am¨¦rica hable para evitar el fracaso del silencio. Afirm¨® que la imaginaci¨®n es su pasaporte y confes¨®: "Su lectura me traslada hasta donde no pensaba ir". Gracias a ello, explic¨®, "soy sor Juana y Machado de Ass¨ªs. Y aun, como afirma Carlos imperativo, hija de La Mancha". Como el propio Fuentes, hijo de La Mancha tambi¨¦n.