Juan con Tierra
Santos Sanz Villanueva, Carme Riera y otros profesores presentes en la sala le hab¨ªan dicho a Juan Goytisolo que seguramente esta misma ma?ana habr¨ªa cientos de alumnos en cualquier sitio de Espa?a estudiando o examin¨¢ndose de Se?as de identidad. Desde hace a?os, adem¨¢s, es, como dijo Riera, "autor inducido" en las lecturas del Bachillerato, y "frente a burros que le ningunearon" hay una legi¨®n que estimula su conocimiento.
No hay, pues, le dijeron, raz¨®n para que ¨¦l siga sinti¨¦ndose un Juan sin Tierra. Pas¨® el d¨ªa, y en el ¨²ltimo minuto de este encuentro en el que, como dijo Julio Ortega, "no se ha visto un Juan sino muchos juanes en Goytisolo", el autor de Don Juli¨¢n explic¨® con la emoci¨®n detenida a que lo ha acostumbrado su timidez esta conclusi¨®n suya: "No me siento rechazado en Espa?a, en modo alguno".
Ha procurado, dijo, convertir "cada libro en una aventura", convencido de que lo que le dijo un d¨ªa Jean Genet es la mayor verdad literaria: "Si se conoce el punto de partida y el punto de llegada ¨¦ste es un viaje en autob¨²s".
Cancelado el desencuentro espa?ol -al que ¨¦l le puso fecha, tras la dictadura-, a Goytisolo explic¨® lo que quiere: "Nunca dar gato muerto por liebre viva". Escuch¨® c¨®mo su traductora al franc¨¦s, Aline Schulman, le agradec¨ªa que le explicara "que la obra es ritmo, y libertad", y que el estilo "es la mentira del hombre"; Aline le dijo adem¨¢s que hab¨ªa m¨¢s poes¨ªa en ¨¦l que en Cervantes; se visti¨® de reportero de guerra en el relato de Sergio Vila Sanju¨¢n, culmin¨® una tradici¨®n espa?ola -hasta Blanco White y Aza?a, como m¨ªnimo- en el recuento de Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao, y se someti¨® a lo que le dijo el profesor Juan Francisco Ferr¨¦, que le ley¨® ya en COU: "?Sabes que te digo? Que la gente te quiere en Espa?a mucho m¨¢s de lo que t¨² te crees".
Sonri¨®, complacido, el autor de Makbara, pero hasta el instante final de su encuentro con quienes saben de ¨¦l tant¨ªsimo no lo dijo, y lo hizo con emoci¨®n, como si resumiera una historia: "No me siento rechazado en Espa?a. En modo alguno. Y asumo con placer el sitio que tengo". Fue el final, y le aplaudieron las 80 personas que asisten, desde todas partes, a este encuentro en Santillana, que hoy acaba teniendo a Jos¨¦ Saramago como el hombre del d¨ªa.
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