"El Bulli ser¨¢ un pabell¨®n de la Documenta"
Vestidos rigurosamente de negro, esa especie de uniforme t¨¢cito de muchos artistas contempor¨¢neos, Ferran Adri¨¤, y su gran amigo y colega Juan Mari Arzak, se esforzaron ayer en Kassel por dar las explicaciones pertinentes al secreto de la intervenci¨®n del cocinero catal¨¢n en la Documenta 12. Ya lo adelantaba Adri¨¤: ser¨ªa algo sorprendente de puro simple. Tan sencillo como que habr¨¢ una mesa en su famoso restaurante El Bulli, de Cala Montjoi (Girona), a la que cada uno de los cien d¨ªas que dura la feria alemana ir¨¢n como invitadas dos personas elegidas al azar por los organizadores. Puro arte conceptual. O, para los descre¨ªdos, nada particular.
Pregunta. No s¨¦ si ha quedado claro lo de su intervenci¨®n.
Respuesta. La obra en s¨ª es que El Bulli se convierte en el Pabell¨®n G de la Documenta 12. Con lo que habr¨¢ un men¨² de Documenta, las banderolas y carteles... Lo que hacemos es descontextualizar la experiencia. Sentar¨¢ un precedente por el que disciplinas no museables entrar¨¢n en el mundo de la exposici¨®n. Atreverse a deslocalizar un pabell¨®n como han hecho los organizadores, es abrir una ruta.
P. Es algo simple y complicado a la vez.
R. Pienso que cuando Roger [Buergel] nos invit¨® nos estaba haciendo una pregunta: ?C¨®mo contextualizar la gastronom¨ªa dentro del mundo del arte? Y nosotros le respondimos: con lo que hacemos cada d¨ªa. Todo lo dem¨¢s ser¨ªa una boutade. Si hay otros artistas que trabajan con la comida como materia est¨¢ perfecto. Lo que hacemos es consecuente con nuestra filosof¨ªa. Hace 20 a?os que no cocino fuera de El Bulli, porque hacerlo no tiene nada que ver con la experiencia total de hacerlo all¨ª.
P. Pero en Kassel no habr¨¢ nada de Ferran Adri¨¤.
R. ?Por qu¨¦ no hay nada en Kassel? Porque ¨ªbamos a confundir a la gente. La frustraci¨®n de no poder verme a m¨ª o algo m¨ªo es parte de la intervenci¨®n. La de los visitantes y la m¨ªa tambi¨¦n. Creo que lo que he hecho es honesto, respetuoso con las disciplinas art¨ªsticas. Y el p¨²blico que vaya a El Bulli decidir¨¢ si la experiencia ha valido la pena o no.
P. ?Qui¨¦nes ser¨¢n los primeros en ir a la mesa Documenta?
R. El s¨¢bado 16 El Bulli ha invitado a personas muy especiales de Barcelona, Madrid, Londres e Italia. S¨®lo les dijimos que ten¨ªan una mesa para ese d¨ªa. En la mesa de la Documenta estar¨¢ el artista chileno Juan D¨¢vila. Ser¨¢ la inauguraci¨®n de la Documenta en El Bulli.
P. En su restaurante s¨®lo hay sitio para 50 comensales y tiene mucha demanda. Se ha convertido en uno de los lugares m¨¢s exclusivos del planeta.
R. La limitada capacidad de El Bulli es una de sus caracter¨ªsticas. Si no, ser¨ªa un catering. ?Qu¨¦ parece inaccesible? De eso, nada. Esto tiene un techo democr¨¢tico. La cena cuesta 240 euros. Hay millones de personas que se pueden permitir vivir esa experiencia una vez en la vida.
P. ?Por qu¨¦ hay este fen¨®meno alrededor de El Bulli y otros restaurantes de vanguardia?
R. Porque ahora hay millones de personas que quieren conocerlos. Y eso nos desborda. ?Soluci¨®n? Ninguna. Porque poner decenas de restaurantes iguales ser¨ªa prostituirme. No puedo atender a tres mil personas diarias. Mi frustraci¨®n como creador es no poder ofrecer a m¨¢s personas lo que hacemos. Yo dar¨ªa mi sangre por poder ver a m¨¢s gente con la cara de sorpresa y satisfacci¨®n con la que salen del restaurante. ?sa es nuestra frustraci¨®n a diario. Y seguramente esa frustraci¨®n es la que me ha llevado a realizar esta intervenci¨®n.
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