Are you experienced?
En tiempos de fracaso escolar generalizado, de televisi¨®n de encefalograma plano o de super¨¢vit de ignorancia, lo m¨¢s c¨®modo es recurrir al mal de muchos como consuelo. El argumento para ello es que la sabidur¨ªa no es importante. Lo verdaderamente vital para el homo sapiens (?qu¨¦ contradicci¨®n!) es La Experiencia, que es el nombre que puso Jimi Hendrix a su grupo con muy buen criterio. Tal bander¨ªn de enganche tambi¨¦n cumple una funci¨®n estad¨ªstica: ?50.000.000 de fans de Elvis no pueden estar equivocados! En otras palabras: cuantos m¨¢s seamos, menos se notar¨¢ que somos unos burros. Y tan burros no seremos porque suplimos nuestras carencias con una experiencia que est¨¢ fuera de toda duda. El urbanita se agarra a la sabidur¨ªa del campesino basada en generaciones que han comprobado emp¨ªricamente que cuando el grajo vuela bajo hace un fr¨ªo del carajo. Es una actitud arriesgada porque nadie nos garantiza al 100% nuestra seguridad al cruzar un paso de cebra ni que el constructor del piso que hemos comprado tenga todas las licencias y que luego no nos derriben el edificio. As¨ª, tampoco podemos estar seguros de que el Celta juegue el a?o que viene en Primera s¨®lo porque el a?o pasado jug¨® la Copa de la UEFA. Es dif¨ªcil mantener la relaci¨®n causa-efecto sobre el asfalto.
El problema es que resulta cierto que somos unos adoquines con muy poca capacidad de aprender. Un amigo valenciano informaba a este humilde redactor de la proporci¨®n del asunto. Parece ser que todo lo que sabemos procede en un 95% de la experiencia y en un 5% de lo que estudiamos y de la informaci¨®n que recibimos y que procesamos. Los ordenadores son, pues, rematadamente tontos porque carecen de experiencia y todo hay que ense?¨¢rselo. Y resulta frustrante saber esto para todo aquel que se proponga estudiar filosof¨ªa o aprender a tocar la trompeta. Un esfuerzo descomunal que ocupa casi el 100% de nuestro tiempo para rellenar s¨®lo el 5% de nuestro cerebro. De aqu¨ª viene la justificaci¨®n de tanto fracaso en colegios, institutos y universidades. Total, ?para qu¨¦ vamos a estudiar si ya sabemos respirar, andar, masticar, echar agua en un vaso o espantar una mosca instintivamente? Al final, va a resultar cierto que m¨¢s sabe el diablo por viejo que por diablo y los avances de la humanidad son s¨®lo producto del ensayo-error y no del esfuerzo, la investigaci¨®n y el estudio.
Adem¨¢s, nuestras neuronas no deben distinguir muy bien entre driblar al contrario, leer a Nietzsche en alem¨¢n, inflar un globo, ponerse colorado delante de Vicky o formular una Teor¨ªa del Todo. Para algunas cosas que no son imprescindibles para la vida (una oposici¨®n a notar¨ªas, por ejemplo) nos pasamos a?os estudiando; pero para saber que de un cuarto piso no se sale por la ventana ?informaci¨®n muy importante para sobrevivir? no hace falta ning¨²n esfuerzo especial.
El cableado de los cerebros es un misterio tan grande como la capacidad de Eduard Punset para decir "oye" diez veces en cada frase. Pero tanto nuestro cerebro como el de Punset parte de la experiencia. Lo de que siempre tropezamos dos veces en la misma piedra no vale como argumento en contra: se trata de una met¨¢fora porque, si te rompes la mand¨ªbula de un traspi¨¦s, no vuelves a pisar en el mismo sitio ni de co?a. Lo que pasa es que somos tan vagos que recurrimos a los manuales de autoayuda para saber qu¨¦ es lo que hicieron los dem¨¢s.
De ah¨ª el ¨¦xito del g¨¦nero porque nuestra sabidur¨ªa va mal pero nuestra experiencia no va mejor aunque no lo admitamos nunca. Por eso tenemos que tomar como norma la declaraci¨®n del acusado de matar a tiros al celador andaluz que hab¨ªa atropellado sin consecuencias a su hija: "?Me agarro a la 5? Enmienda!". O sea, no digamos nunca nada que nos perjudique. Lo que no sab¨ªa el buen (??) se?or es que aqu¨ª no hay 5? Enmienda, pero eso poco importa porque lo que s¨ª hay es ese 5% de aprendizaje. Si lo aprovechamos bien, quiz¨¢ pueda entrar a formar gobierno en nuestro c¨®rtex cerebral como cualquier partido bisagra que aspire a su pedazo de tarta en la formaci¨®n de nuestros concellos. julian@discosdefreno.com
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