"Soy Kobe Bryant, ?puedo pasar?"
La estrella de los Lakers, seguidor del Bar?a y del Milan por Rijkaard, confiesa sentirse un "privilegiado" por asistir al entrenamiento azulgrana
Un coche negro se acerc¨® ayer por la ma?ana a la puerta de acceso del Camp Nou. Cinco minutos despu¨¦s, en el departamento de prensa del Barcelona, son¨® un tel¨¦fono. Respondi¨® Oriol Bonsoms, responsable de comunicaci¨®n del primer equipo de baloncesto. "Aqu¨ª hay uno que dice que es Kobe Bryant y quiere entrar", le dijeron. Cinco minutos despu¨¦s, el empleado comprob¨® que s¨ª, que el tipo fornido, de cabeza rapada, que se proteg¨ªa del sol con unas enormes gafas oscuras, que vest¨ªa una camiseta blanca y que le saludaba sonriente era el n¨²mero 24 de los Lakers de Los ?ngeles. "Hola, soy Kobe Bryant y ser¨ªa un privilegio para m¨ª ver el entrenamiento del Bar?a", le salud¨® en perfecto castellano. L¨®gico: su esposa, Vanesa, es de origen mexicano.
"Dejadle pasar", pidi¨® Bonsoms a los responsables de seguridad del club, aturdido por lo que le estaba pasando. El 24 de los Lakers le agradeci¨® la deferencia y se explic¨®: "Estoy de vacaciones en Barcelona. Me lo aconsej¨® Shammond Williams", el primo de Kevin Garnett, base del Bar?a la pasada temporada, que esta campa?a ha jugado con los Lakers y est¨¢ en tratos con el Pamesa; "aprovechando la ocasi¨®n, me he decidido a acercarme a ver al equipo".
"Es un tipo extremadamente amable y cordial", coment¨® Bonsoms, que recibi¨® toda clase de explicaciones del alero estadounidense: "Viv¨ª en Mil¨¢n los a?os de Sacchi. Mi padre [Joe, ex baloncestista de varios clubes italianos] se hizo amigo de Lotthar Matth?us, que jugaba en el Inter, pero yo me hice tifoso de aquel Milan de Gullit, Van Basten y Rijkaard". Bryant, que habla tambi¨¦n italiano, sigue enamorado del calcio. "Veo todos los partidos que puedo en la parab¨®lica, especialmente los del Milan y los del Bar?a", coment¨®. Y se rinde a la grandeza de Maldini. "Es fant¨¢stico. Ya jugaba cuando yo viv¨ªa en Mil¨¢n y levant¨® la ¨²ltima Copa de Europa. Incre¨ªble", exclam¨® en la banda del terreno de juego del Miniestadi mientras el primer equipo del Barcelona se ejercitaba bajo el sol.
En un alto del entrenamiento, se le acercaron Ronaldinho y Frank Rijkaard, a los que conoci¨® el pasado verano en Los ?ngeles, durante la gira azulgrana por Estados Unidos. Hubo abrazos cordiales con los astros y tantas fotos como le pidieron los aficionados. Y, como lleg¨®, se fue. Subi¨® a un espectacular Mercedes negro y el ch¨®fer le sac¨® del estadio feliz y contento de haberse pasado por el Mini.
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