Lun¨¢ticos y cenizos
Es sabido que la locura es uno de los males m¨¢s contagiosos que existen, y por eso el combate contra un demente es particularmente peligroso, porque en ¨¦l uno puede acabar tan grillado como su adversario. El anterior Gobierno, el de Aznar, enloqueci¨® poco despu¨¦s de ganar por mayor¨ªa absoluta, y desde entonces su partido no se ha apeado del disparate agresivo. El Gobierno actual, el de Zapatero, tiene ya toda la pinta de estarse chiflando, antes de tiempo. Comprendo que en su confrontaci¨®n permanente con el tronado PP (pasa de tres a?os) ha estado muy expuesto al contagio, pero ser¨ªa de desear que alguien se diera cuenta de la infecci¨®n galopante y procediera, al menos, a relevar a los lun¨¢ticos m¨¢s conspicuos, que dan muy mala imagen y asustan.
Cada vez que alguien me reprocha que fume, le pregunto si tiene coche, y si me dice que s¨ª (el 95% de las veces), le contesto que me deje en paz entonces, que ¨¦l atenta contra la salud mucho m¨¢s de lo que mi humo pueda hacerlo. Ni conduzco ni tengo autom¨®vil ni lo he tenido nunca, as¨ª que en principio cuanto afecta al tr¨¢fico me deber¨ªa traer sin cuidado, o importarme como peat¨®n tan s¨®lo. Sin embargo vengo observando, hace ya tiempo, que al frente de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico est¨¢ un verdadero fan¨¢tico, el se?or Pere Navarro, y me parece preocupante que un asunto de importancia est¨¦ en manos de un desaforado sacerdotal y falt¨®n, cuando no grosero. Sus campa?as publicitarias resultan intolerables incluso para quienes nunca nos ponemos al volante. ?Por qu¨¦ tengo que soportar que en mi televisi¨®n se aparezcan unos tipos bordes que me tutean y me llaman "t¨ªo"? "Te vas a matar, ?te enteras?", me espeta un chulo de dise?o (ni siquiera han imitado bien el modelo). "O peor a¨²n. Vas a matar a tus colegas, a tu novia, a los hijos que a¨²n no has tenido". (Dicho sea de paso, ?se puede imaginar mayor mentecatez, curil del todo, que esta ¨²ltima frase? ?C¨®mo va uno a matar a quien ni siquiera ha sido engendrado?) O bien aparece un cenizo y me suelta: "Te acaban pillando, t¨ªo. Y te van a quitar seis puntos, seiscientos euros, el carnet". El se?or Navarro quiz¨¢ crea que se puede permitir tantas confianzas porque sus cenizos y chulos se dirigen a los j¨®venes, y no a un caballero. Pero entonces cada anuncio deber¨ªa decir al principio: "Hablo s¨®lo a los menores de veinte a?os", o algo as¨ª. Porque lo cierto es que su pandilla de gafes me est¨¢ largando impertinencias y llam¨¢ndome de t¨² tambi¨¦n a m¨ª, sin venir a cuento y sin mi consentimiento.
Ahora bien, lo que ya es de completos trastornados es esa pen¨²ltima iniciativa, contra la que no veo que casi nadie proteste, consistente en que, en los controles de alcoholemia, los agentes vayan acompa?ados de un ciudadano en silla de ruedas por causa de lesiones medulares padecidas en accidentes de tr¨¢fico. Ojo, ni siquiera es que el respetable se?or parapl¨¦jico vaya a mostrarse y a darles la murga a quienes hayan infringido las normas y den positivo (que ya ser¨ªa bastante abusivo: p¨®nganme la multa y no me sermoneen), sino a cualquiera a quien vayan a hacer soplar por el tubo. El propio se?or Navarro es un cenizo de campeonato, y sus m¨¦todos, a mi juicio, de lo m¨¢s contraproducentes. Si yo tuviera coche, estar¨ªa tan profundamente irritado con ¨¦l que me dar¨ªan ganas de llevarle la contraria en todo, del mismo modo que los chicos del Retrato del artista adolescente, de Joyce (bueno, algunos, los menos pusil¨¢nimes), cuanto m¨¢s o¨ªan a sus profesores curas describir con regodeo los suplicios del infierno para alejarlos de ¨¦l, m¨¢s inclinados se sent¨ªan a jugar con fuego. Los m¨¦todos del se?or Navarro son id¨¦nticos a los de esos sacerdotes de anta?o (?de anta?o?): "?Mira lo que te va a pasar, si no me obedeces!", tronaban. Pues Navarro lo mismo, con esa cara tan simp¨¢tica que adem¨¢s tiene el jod¨ªo. ?Por qu¨¦ a un conductor cualquiera se le planta a un pobre se?or en silla de ruedas para amargarle el d¨ªa, cuando ese conductor podr¨ªa acabar de la misma manera pero lo m¨¢s probable es que no ocurra? ?Con qu¨¦ derecho Navarro impone su car¨¢cter agorero a la poblaci¨®n entera? Mala sombra, se llamaba eso siempre.
Es m¨¢s o menos como si a todo ba?ista se le ense?ara en la orilla el cad¨¢ver de un ahogado, por si acaso; a todo alpinista, a media escalada, los pies sin dedos de aquel famoso monta?ero al que se le helaron y hubo que amput¨¢rselos; a toda joven que salga de noche, fotos de las desdichadas ni?as de Alc¨¤sser o de tantas otras; a todo el que vaya a beberse una copa, a un alcoh¨®lico con delirium tremens para que aqu¨¦l vea lo mal que se pasa; a quien vaya a un restaurante, a un obeso de los que no pueden dar un paso; y a quien se disponga a echar un polvo, a un enfermo terminal de sida, para que aprenda y se entere de lo que puede pasarle. Pero, ?qu¨¦ es todo esto? ?Nos estamos contagiando todos de la locura primigenia, la de Aznar, Trillo, Rajoy, Ana Palacio y Acebes? ?A nadie le parece an¨®malo que se aterrorice a los ciudadanos con lo que podr¨ªa pasarles pero no tiene por qu¨¦ ocurrirles? ?Qu¨¦ mundo de idiotas groseros es este? O el Gobierno de Zapatero cae en la cuenta de las mamarrachadas abusivas de sus representantes m¨¢s obsesos y turbios, o acabar¨¢ tan chinado como el de sus predecesores. Francamente, no le arriendo la ganancia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.