El Getafe, entre bambalinas
Los responsables de cada parcela del cuadro de Schuster explican la filosof¨ªa familiar y espartana del finalista de Copa
El Getafe es un club de andar por casa. "Tanto que podr¨ªa venir en pantuflas", dice un asiduo al Coliseum Alfonso P¨¦rez. Tiene su tasca, donde G¨¹iza, cervecita y jam¨®n de la casa, protagoniza las tertulias dentro de la barra. Tiene su ciudad deportiva, donde la primera plantilla y 800 canteranos se afanan mientras a unos metros pacen un centenar de ovejas. "Es un milagro, antes, en estos terrenos, no hab¨ªa nada", reflexionan en la entidad. Las circunstancias obligan. La mentalidad es espartana. No se desperdicia ni un cent¨ªmetro de venda. "Y que no se quejen, que antes de subir a Primera los jugadores ten¨ªan que abonarlas de su propio bolsillo", recuerda el m¨¦dico, Cristopher Oyola. "A 100 pesetas", puntualiza. "Tenemos a¨²n la estructura de un club de Segunda B. Estamos en ello", resume el presidente de la entidad, ?ngel Torres, con un presupuesto que desde el debut en Primera hace tres a?os ha pasado de 2,5 a 22 millones de euros. A continuaci¨®n, los otros responsables del boom del Getafe desmenuzan su camino a la cumbre. Su transformaci¨®n de pato en cisne.
- El delegado.
"Las exigencias son mayores en el tema de los desplazamientos, los hoteles, los pisos para los futbolistas...", refiere Jes¨²s Mantilla. "Si antes los jugadores se conformaban con menos calidad, ahora exigen la m¨¢xima. ?Los hoteles? De cuatro a cinco estrellas. Y si antes se quedaban a vivir en Getafe o sus aleda?os, ahora todos se van a Majadahonda, Las Rozas, Boadilla... ?Zonas nobles!".
- El m¨¦dico. "Me encontr¨¦ una camilla bastante vieja, una l¨¢mpara de infrarrojos y una estanter¨ªa bastante oxidada", recuerda Olaya, que contaba con sus "manos y jeringazos". "Mi padre, m¨¦dico de la Seguridad Social, me facilitaba todas las muestras que le daban". "A partir de ah¨ª, contamos con otros dos m¨¦dicos, dos fisioterapeutas... Tambi¨¦n tenemos sauna, jacuzzi y duchas termales. Sin olvidar la filosof¨ªa ahorrativa: ning¨²n rollo de esparadrapo se tira hasta que se llega al cart¨®n, ninguna pomada va a la basura hasta la ¨²ltima gota. Si me piden un antiinflamatorio, les doy dos c¨¢psulas en vez de la caja entera".
- El entrenador de porteros. Juan Carlos Ar¨¦valo tiene un sue?o: "Un campo de f¨²tbol 7, espec¨ªfico para entrenar a mis hombres. Con porter¨ªas port¨¢tiles, y una jaula para que no haya que ir a buscar los balones altos. Como en el Madrid". Pero no se queja: "Hace tres a?os s¨®lo hab¨ªa un campo de arena en la ciudad deportiva; ahora hay dos de hierba artificial".
- El preparador f¨ªsico."Compramos m¨¢s material poco a poco, sin excesos. Pero nada de cosas que apenas se vayan a utilizar", dice ?scar Antonio Garc¨ªa. "Hemos mejorado a nivel de puls¨®metros, que son caros. ?Y ahora tenemos vallas de todo tipo, conos y otros accesorios! Con lo que hay es suficiente. No derrochamos".
- El utillero. "Tenemos unos 35 balones, y de cinco a seis pares de botas por jugador", echa c¨¢lculos Javier Cabeza, alias Pe?i, que desde esta campa?a cuenta con el apoyo de un ayudante. "Pero lo que de verdad es un l¨ªo son los jugadores. Hay que conocerles, y claro, te vuelves loco porque cada verano la plantilla cambia de arriba a abajo. Que si quieren los tacos m¨¢s peque?os, que si m¨¢s grandes... Son muy pijoteros. Bueno, si es para bien, vale".
- El alcalde. "Cuando demolimos el campo de Las Margaritas y nos propusimos un estadio con 17.000 asientos nos tacharon de locos, de una obra fara¨®nica producto de los delirios de grandeza", cuenta Pedro Castro. Al frente del consistorio desde 1983, "el club desapareci¨® durante 12 horas", en 2002, bajo su mandato. En dos ocasiones, a riesgo de acabar en los tribunales, el Ayuntamiento compr¨® las acciones del equipo. "Con tal de mantenerlo a flote nos gastamos 230 millones de pesetas. Y convenc¨ª a Torres".
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