La pesada carga del Tois¨®n de oro
La iron¨ªa es que se cre¨® para preservar y defender la pureza de la religi¨®n cat¨®lica. Busco datos. La distinci¨®n naci¨® en Brujas en 1429, y la instituy¨® el duque de Borgo?a y conde de Flandes, Felipe II de Borgo?a, cuando se cas¨® con la princesa portuguesa Isabel de Av¨ªs. Consta de un espectacular collar de oro compuesto de eslabones dobles, del que cuelga un carnero de oro, s¨ªmbolo del m¨ªtico vellocino griego. Tambi¨¦n representa al carnero que el sexto juez b¨ªblico, Gede¨®n, pidi¨® a Dios como prueba, en su lucha contra los madianitas. Se la considera la orden din¨¢stica m¨¢s prestigiosa del mundo, y desde que el rey Juan Carlos est¨¢ en el trono, s¨®lo ha sido concedida a 19 personas, todas ellas miembros de la realeza internacional, a excepci¨®n de Adolfo Su¨¢rez, que la recibi¨® a principios de junio, por sus muchos m¨¦ritos en la transici¨®n espa?ola. Juan Carlos la tiene desde 1977, y el pr¨ªncipe Felipe desde 19 81. El pasado 15 de junio, el Consejo de Ministros, por real decreto, concedi¨® esta alta distinci¨®n, la Orden del Tois¨®n de Oro, a Abdul¨¢ bin Abdelaziz, rey de Arabia Saud¨ª y, por ende, Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas. En el mismo mes, pues, la ha recibido el art¨ªfice de la democracia espa?ola, Adolfo Su¨¢rez, y el representante m¨¢ximo de una de las dictaduras m¨¢s feroces del planeta. Sin ninguna duda, es un carnero ¨¢ureo con un est¨®mago de acero. Joan Herrera, en nombre de IU, y Toni Poveda, en representaci¨®n de la Federaci¨®n Gay-Lesbiana, han sido la ¨²nicas voces pol¨ªticas que han expresado su indignaci¨®n por tama?a decisi¨®n, y en el campo medi¨¢tico, este humilde art¨ªculo debe de ser una de las pocas plumas que erigen el verbo cr¨ªtico, en medio de un g¨¦lido silencio. Que una democracia distinga solemnemente a un s¨¢trapa no parece ara?ar demasiadas conciencias.
Hablemos, pues, del premio y de su flamante receptor. Abdul¨¢ bin Abdelaziz rige, con manos de acero, una dictadura temible que, anualmente, seg¨²n datos de Amnist¨ªa, sube al podio de los pa¨ªses que m¨¢s derechos fundamentales destruyen. Campeona en ejecuciones, penas de muerte, persecuci¨®n de disidentes y sexismo violento, que condena a las mujeres a un r¨¦gimen esclavista y opresor, Arabia Saud¨ª es, adem¨¢s, uno de los pa¨ªses que m¨¢s severamente persigue el credo religioso, incluyendo un inflexible paquete de leyes contra la pr¨¢ctica del cristianismo. Por supuesto, del juda¨ªsmo ni hablamos. S¨®lo por recordar, existen fetuas que impiden entrar con la Biblia en Arabia Saud¨ª, proh¨ªben que los cristianos compren propiedades y se puede llegar a castigar con la muerte la pr¨¢ctica p¨²blica de esta fe religiosa. Desde cualquier perspectiva del derecho, tanto en el prisma de la libertad de acci¨®n, expresi¨®n, pensamiento, como de la libertad de credo u orientaci¨®n sexual, como el trato a los trabajadores inmigrantes, Arabia Saud¨ª vulnera principios fundamentales de la Carta de Derechos Humanos. Ya no se trata s¨®lo de la lapidaci¨®n, o de la pena de muerte a menores, o de la prohibici¨®n que tiene toda mujer a cualquier libertad de movimientos, o de la persecuci¨®n feroz contra los homosexuales, uno de los ocho pa¨ªses del mundo que los condena a muerte. Se trata de la fanatizaci¨®n hasta el delirio de su poblaci¨®n, de la promoci¨®n internacional de una mirada rigorista y extrema del islam y del uso de su enorme potencial econ¨®mico para enviar imanes wahab¨ªes por todo el mundo, imanes cuya misi¨®n pasa por inculcar una ideolog¨ªa abiertamente antidemocr¨¢tica. Arabia Saud¨ª puede ser una aliada estrat¨¦gica en la actual situaci¨®n en la regi¨®n, es clave en el equilibrio petrolero y, sin duda, no tiene ning¨²n inter¨¦s en que el potencial militar y nuclear iran¨ª aumente sensiblemente. Pero, hay una diferencia extrema entre considerar este Gobierno un antip¨¢tico compa?ero de viaje t¨¢ctico, y llev¨¢rselo alegremente a la cama. No se me ocurre ning¨²n motivo racional, y por supuesto, ning¨²n motivo democr¨¢tico que permita justificar esta alta distinci¨®n, a tal bajo r¨¦gimen. Desde luego, se me ocurren decenas de motivos para considerarlo una verg¨¹enza, una verg¨¹enza asentada sobre el dolor de miles de v¨ªctimas.
La pregunta es obligada. ?Qu¨¦ m¨¦ritos son necesarios para ganar el tan sinuoso y preciado Tois¨®n de oro? Habr¨¢ quien entender¨¢ que se trata de un galard¨®n aristocr¨¢tico, cuyo valor simb¨®lico arraiga en antiguas ¨¦pocas nobiliarias, y, por tanto m¨¢s cercano a las razones palaciegas, que a las razones de Estado. Sin embargo, quiero recordar que vivimos en una democracia representativa, que el Rey es el jefe de ese Estado democr¨¢tico y que los galardones que otorga son decididos en consejo de ministros. Por tanto, son nuestros representantes, quienes acaban de decidir otorgar una alt¨ªsima distinci¨®n al tirano de una dictadura f¨¦rrea que desprecia y pisotea los principios de la libertad. Cualquiera de nosotros, mujeres emancipadas, homosexuales que no se esconden en opacos armarios, disidentes pol¨ªticos, ciudadanos de diversos credos religiosos, ser¨ªamos pasto de persecuci¨®n, c¨¢rcel y quiz¨¢ muerte. De eso hablamos cuando hablamos del r¨¦gimen que gobierna Arabia Saud¨ª.
Como pasa a menudo, lo m¨¢s triste es el silencio de la masa cr¨ªtica. Si le hubieran otorgado el Tois¨®n de Oro a Bush, o a Blair, o al mism¨ªsimo Aznar, o, por supuesto, a cualquier pol¨ªtico israel¨ª, las calles se habr¨ªan inundado de manifestantes gritones y pancartas acusatorias. Y todos ellos, con sus errores e incluso sus irresponsabilidades, son pol¨ªticos democr¨¢ticos de pa¨ªses democr¨¢ticos. Pero cuando uno tiene una mentalidad represora, gobierna como un tirano, practica leyes medievales, condena masivamente a muerte a ciudadanos, maltrata a inmigrantes pobres, esclaviza a mujeres y persigue indiscriminadamente, ?a quien preocupa? El silencio malvado de los buenos... Personalmente, no me importa nada el Tois¨®n de Oro ni lo que haga el Rey con sus amigos. Pero me importa mucho que la democracia en la que vivo apruebe decretos ley distinguiendo con honores a los peores tiranos del planeta. Es una verg¨¹enza que nos ata?e a todos. Porque, ante la mirada pasiva y hueca de las v¨ªctimas, a todos nos convierte en culpables.
www.pilarrahola.com
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