La UE potencia su pol¨ªtica exterior pese a las limitaciones impuestas por Londres
El alto representante de la Uni¨®n presidir¨¢ los consejos de Exteriores, como exige Espa?a
La UE no lleg¨® anoche a alumbrar al ministro de Asuntos Exteriores que cre¨® la fallida Constituci¨®n europea, pero s¨ª se dispuso a potenciar su pol¨ªtica exterior, dotando al alto representante de m¨¢s medios y competencias. Al titular del cargo que desempe?a Javier Solana le corresponder¨¢, en efecto, presidir los consejos de ministros sobre la materia y quiz¨¢s tambi¨¦n un servicio internacional que le ayudar¨¢ a realizar su tarea. Todo esto, seg¨²n el ¨²ltimo proyecto de mandato distribuido, pese a la oposici¨®n que el Reino Unido ha planteado en este tema.
El acuerdo, pendiente anoche y revisable, como todo lo abordado en la cumbre, hasta que se cerrara un compromiso global sobre el Tratado llamado a sustituir a la Constituci¨®n, recoge finalmente, tras sucesivos retoques realizados incluso a lo largo de la jornada de ayer, el mismo proyecto de instituci¨®n perfilado en 2004, salvo por el cambio de nombre de ministro a alto representante.
El Gobierno espa?ol, gran defensor del proyecto, ve en ello una mera cuesti¨®n formal por la que no ha dado batalla en Bruselas. S¨ª ha considerado irrenunciable que el responsable de las relaciones comunitarias disponga de un servicio internacional de personal y oficinas que le ayuden en su tarea, y el borrador no enmienda los textos de la Constituci¨®n relativos a esa misma idea, aunque los brit¨¢nicos no daban anoche de madrugada el tema por cerrado.
Como compensaci¨®n a Gran Breta?a, la ¨²ltima versi¨®n del borrador segu¨ªa incluyendo una nota a pie de p¨¢gina en la que se afirma expresamente que cada pa¨ªs miembro de la UE tendr¨¢ su propia pol¨ªtica exterior. Hay tambi¨¦n otra referencia, a¨²n m¨¢s redundante, a la preocupaci¨®n expresada el jueves por el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, de que el alto representante pudiera llegar a sustituir a los ministros europeos en el Consejo de Seguridad de la ONU. Fue una salida que caus¨® sorpresa, porque los brit¨¢nicos hab¨ªan insistido hasta entonces en su oposici¨®n a la presidencia del consejo y al servicio exterior, pero no hab¨ªan hablado nunca de Naciones Unidas. Nadie hab¨ªa considerado tampoco como una posibilidad seria que el alto representante desembarcara en el Consejo de Seguridad.
El desarrollo de la negociaci¨®n refleja a trav¨¦s de estos detalles una estrategia, especialmente evidente en esta cumbre, de ir cambiando objetivos sobre la marcha para adaptarlos a los resultados posibles y camuflar otros fracasos parciales a las respectivas opiniones p¨²blicas. El resultado es que nadie obtiene lo que quiere. Unos pueden decir que ha cambiado casi todo y los otros que no ha cambiado casi nada. Los portavoces espa?oles presentaron el borrador como una victoria.
T¨¦cnicamente, el principio de acuerdo implica que el alto representante ser¨¢ vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, adem¨¢s de miembro del Consejo, que presidir¨¢ permanentemente cuando trate Exteriores. Esa doble gorra le dar¨¢ la plena representaci¨®n de la Uni¨®n y acceso a las oficinas tanto de la Comisi¨®n como del Consejo en el mundo, es decir, a las bases materiales de su futuro servicio exterior, cuando se defina.
Su pol¨ªtica seguir¨¢ siendo intergubernamental, de modo que ¨²nicamente podr¨¢ tener posici¨®n cuando haya unanimidad entre los Veintisiete. En el resto de los casos, tendr¨¢ que ser suficiente vago para contentar a todos, como hasta ahora. El alto representante definido en el Tratado lo ser¨¢ tanto para la pol¨ªtica exterior (PESC) como para la de defensa (PESD).
El presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se reuni¨® con Tony Blair por la ma?ana, pero fue un encuentro breve, de menos de media hora, en el que, seg¨²n fuentes espa?olas, s¨®lo se habl¨® del Tratado en t¨¦rminos muy generales. Seg¨²n las mismas fuentes, las diferencias sobre la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n no fueron abordadas. Parece, por tanto, que la habilidad para convencer a los brit¨¢nicos fue de la presidencia alemana. Blair se hab¨ªa entrevistado con Merkel antes de ver a Zapatero, y tambi¨¦n hab¨ªa despachado por tel¨¦fono con Gordon Brown, su sucesor al frente del Gobierno.
El presidente espa?ol mantuvo otro encuentro de menos de media hora con el l¨ªder franc¨¦s, Nicolas Sarkozy. Tambi¨¦n estuvo Zapatero con el primer ministro griego, Costas Karamanlis, y por la tarde se vio con el primer ministro de Italia, Romano Prodi. Anoche, cuando la cumbre parec¨ªa acercarse al acuerdo final, Zapatero estaba reunido con Sarkozy y Blair.
Diplomacia de terraza
Las cumbres conflictivas imponen a los l¨ªderes largas esperas, mientras la presidencia despacha las consultas bilaterales y las negociaciones se pierden por los pasillos. Los jefes de Estado o de Gobierno aguardan a ser llamados en sus respectivas delegaciones nacionales, que se abren a la gran terraza que corona el edificio bautizado con el nombre de un humanista holand¨¦s del siglo XVI. La terraza rodea un gran patio cubierto con un techo transparente, donde trabaja la prensa. Los l¨ªderes suelen salir a pasear, buscando el aire libre, y si se asoman hacia el patio, los periodistas ven sus cabezas. Ayer el tiempo fue muy variable, pero un sol c¨¢lido domin¨® la ma?ana. No es extra?o que las reuniones de Zapatero con sus pares se celebraran en la terraza. Coincidi¨® primero con Sarkozy, ambos con gafas de sol, y se saludaron entre risas. Luego, Blair le sugiri¨® que conversaran fuera. El espa?ol s¨®lo se desaboton¨® la chaqueta. Sus interlocutores iban en mangas de camisa.
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